lunes, 12 de octubre de 2015

Japón III parte: Tokyo, Cinco Lagos, Kamakura y Nikko.

Tercera y última parte de la narración de nuestro viaje por Japón.
 

Lunes 12 de octubre: Hoy tocaba nuestra primera excursión desde Tokyo y sería a la zona de los Cinco Lagos. Es recomendable ir en un día despejado, porque el Fuji no es siempre fácil de ver. Nosotros tuvimos mucha suerte y nos salió un día muy claro y pudimos disfrutar del Fuji.
 
Para ir allí, con la JR tenemos cubierto el tramo hasta Otsuki. Luego hay que ir a la estación de Kawaguchiko con la Fujikyu Railway y este tramo no lo cubre el JR. 

Recomendamos llegar pronto para sacar el máximo partido a todo lo que ofrece la zona. La forma de moverse por los dos lagos principales (Kawaguchi y Saiko) es con los retrobuses.

En la estación de Kawaguchiko se puede obtener información de la zona y conseguir un mapa con los horarios de los retrobuses (son 2 líneas). Existen pases de día para los autobuses, pero nosotros nos decantamos por la opción que incluye autobuses, subida al funicular Kachi-kachi y vuelta en barco por el lago Kawaguchi.

Nos dirigimos a la parada de autobús que se encuentra nada más salir de la estación y cogemos la línea 1 hasta la parada del Funicular Kachi-kachi. Recomendamos que esto sea lo primero a hacer en la zona (si se quiere hacer) porque a primera hora no hay colas.

Una vez arriba las vistas del lago son impresionantes y también se puede contemplar el Monte Fuji en todo su esplendor. 
Monte Fuji desde el mirador

Lago Kawaguchiko desde arriba del funicular
Existe un pequeño sendero cuesta arriba, que conduce desde el punto de observación a un pequeño santuario en la cumbre del monte Tenjo. Está muy cerca, son unos 10 minutos y merece la pena acercarse.

Tras las pertinentes fotos al Monte Fuji desde el observatorio, volvemos a bajar con el funicular hasta el lago Kawaguchiko. Nos acercamos a ver los horarios del barco y con suerte, en 15 minutos salía un barco, así que nos quedamos en la cola dando buena cuenta de un tentempié. El paseo en barco es una media hora y ofrece vistas, como no del Monte Fuji, pero también de todo el lago.

Con esto, tenemos suerte y dando una carrerita llegamos al retrobús para ir a la última parada del autobús de la línea 1. El destino sería el Kawaguchiko Shizen Seikatsukan. Se trata de un centro dedicado a la naturaleza, en el extremo norte del lago y es uno de los mejores sitios para disfrutar de preciosas vistas del lago y el monte Fuji. 
Fuji visto desde Shizen Seikatsukan
Y, tras el bonito paseo a través de las flores esperamos de nuevo al retrobús comiendo un bocata. Ahora nuestra idea era cambiar de lago y visitar las atracciones turísticas alrededor del Lago Saiko. Para ello, hay que coger las dos líneas de autobuses por lo que se pierde un poco de tiempo por los horarios poco frecuentes. Pero bueno, nos había cundido mucho la mañana y tampoco nos retrasó mucho nuestros planes.

En la zona del Lago Saiko se pueden encontrar varias cuevas formadas durante las erupciones anteriores del Monte Fuji. Se encuentran al alrededor de Aokigahara Jukai. Tres de ellas, la Cueva del Hielo (Ice Cave), la Cueva del Viento (Wind Cave) y la Cueva de los Murciélagos (Bat Cave), se han adaptado para que sea accesible a los turistas. En las dos primeras, se tiene un pequeño descuento con el pase de los autobuses. Son interesantes de visitar.
Cueva del Hielo
Y, la última atracción que visitamos es Iyashi no-Sato. Es una mezcla entre el museo al aire libre y pueblo artesanal, construido en el estilo de un pueblo tradicional con casas de techo de paja. 
Iyashi no-Sato
Con esto, ya tocaba pensar en volver así que nos dirigimos a la parada del retrobús. En las cercanías de la parada existe una serie de puestecillos y, en uno de ellos, nos compramos un pescado hecho a la brasa que estaba muy bueno.

Tras el retrobús y las dos líneas de tren, llegábamos otra vez a Tokyo y nos dispusimos a cenar algo y descansar.

Martes 13 de octubre: Nuestro primer día dedicado a Tokyo. Con las líneas JR de Tokyo, cubiertas con la JR, iríamos hasta el barrio de Shibuya. Lo primero que llama la atención de este barrio es el enorme paso de peatones para cruzar las distintas calles, como pasa de estar lleno de coches a estar lleno de peatones. En este barrio también encontramos la famosa Estatua de Hachiko, punto de encuentro para muchos. Es interesante hacer un recorrido por las distintas calles: Bunkamura, Koen Dori, Center Gai, etc...

Shibuya
Tras un paseo por sus calles, nos adentramos en el barrio de Harajuku. Damos un paseo por el parque Yoyogi y visitamos el Meiji Jingu - Santuario Meiji (viniendo de Kyoto no llama mucho la atención). Enfrente de la estación Harajuku se encuentra la famosa Takeshita Dori, donde se pueden observas las curiosas tiendas de ropa y las más curiosas vestimentas de muchos jóvenes (y alguno ya no tan joven). Muy cerca se encuentra otro santuario, el Togo Shrine.
Takeshita Dori
Desde Takeshita nos dirigimos a la avenida Omotesando, donde destancan varias tiendas/centros comerciales. Nuestra primera parada fue en Kiddy Land, donde cada planta tiene una temática: star wars, snoopy, etc. Recomendable. Otra tienda que nos gustó fue el Oriental Bazaar, buen lugar para comprar regalos y souvenirs. Existen otros centros comerciales, como Omotesando Hills, con un ambiente elegante.

Y ya se nos estaba despertando el apetito, por lo que decidimos volver a un buffet que habíamos visto en Takeshita Dori donde por un buen precio (más barato si eres mujer) podías comer y beber durante una hora.

Con las fuerzas bien repuestas, nos encaminamos al siguiente barrio, que es el barrio de Shinjuku. Este barrio tiene dos zonas diferenciadas: el distrito de los rascacielos y la zona de Kabukicho. 

En el distrito de los rascacielos destaca el Ayuntamiento. Es un edificio con dos torres gemelas de 243 metros. Existe un observatorio en la planta 45 de ambas torres. La vista desde la torre sur está considerada como ligeramente más interesante y se puede visitar gratis. Puede existir algo de cola, pero avanza rápidamente, lo mejor es asegurarse llegar de día para poder observar el atardecer/anochecer sobre Tokyo. 
Vistas desde el Ayuntamiento
Tras el ayuntamiento, nos encaminamos dando un paseo hacia el otro lado del barrio, Kabukicho. Se llama así por un teatro de kabuki, cuya construcción nunca se llevó a cabo. Es el mayor distrito rojo de Japón y cuenta con innumerables restaurantes, bares, locales de pachinko (juego de azar), hoteles del amor y una amplia variedad de locales 'rojos' para ambos sexos y toda orientación sexual. Dentro de este barrio está un pequeño Koreatown y, también destaca, el Golden Gai. Golden Gai es un distrito pequeño de vida nocturna en Kabukicho con más de 200 pequeños bares y restaurantes.
Kabukicho
Ya el cansancio empezaba a aparecer, por lo que decidimos volver al hotel para descansar ya que mañana tocaba excursión.

Miércoles 14 de octubre: Excursión a Kamakura. Si queremos exprimir a máximo este día también recomendamos madrugar para estar a la hora de apertura en Hase. Para llegar allí, hay que coger el tren hasta Kamakura (cubierto con la JR Pass). Y a la salida de la estación, comprar en las máquinas el billete para el tranvía de la compañía Enoshima. 

Desde la parada de Hase, hay un corto paseo hasta encontrarnos con el Templo Hasedera. Entrando a primera hora, se puede respirar la quietud del lugar, muy agradable. Muy interesante también es el pasaje que existe nada más entrar al templo a mano derecha. Es uno de los templos que más nos gustó.
Hasedera
Desde Hasedera, seguimos andando durante pocos minutos hasta llegar al Daibutsu (Gran Buda). Este templo prácticamente no tiene nada, salvo la enorme estatua del Buda. Pero ya sólo por eso merece la pena. Por 20 yenes, se puede entrar al interior de la estatua. 
Gran Buda
Con estas dos visitas terminamos la vista a la zona de Hase, por lo que volvemos a la parada del tranvía rumbo a Kamakura. Desde allí, volvemos a coger la línea de JR para ir a la estación de Kita-Kamakura.

En esta zona son varios los templos a visitar. Empezaríamos por el Templo Engakuji. Allí tuvimos la suerte de presenciar a tiradores de arco practicando.
Templo Engakuji
Desde allí iríamos al Templo Tokeiji, que está situado en el otro lado de las vías del tren.

El siguiente punto sería el Templo Jochiji

Continuarímos por el Templo Kenchoji. En este templo destaca la estatua del botsatsu. Y muy bonita la puerta china que conduce al Hojo (Karamon). La campana del templo (Bonsho) ha sido designada tesoro nacional.
Botsatsu en el Templo Kenchoji

Puerta china en Templo Kenchoji
Detrás del salón principal (Hojo) se encuentra un bonito jardín zen que no se debe perder diseñado por el maestro Muso Kokushi. 

Desde aquí visitaríamos el punto más alejado, que era el Tsurugaoka Hachimangu.  
Hachimangu
Desde aquí podríamos haber ido andando a la estación de Kamakura, pero no miramos bien el mapa y nos quedaba un templo por ver más atrás, así que nos tocó andar bastante hasta el Templo Meigetsuin.

Y de ahí, fuimos a la estación de Kita-kamakura rumbo a Kamakura. Allí íbamos en busca de Gionyama Haiking Trail. Nos costó un poco dar con él, pero en el camino visitamos varios templos que valieron la pena, como el Templo Myohonji o el Templo Joeiji. Una vez en el sendero, el camino discurre entre enormes árboles y existe una pequeña plataforma de observación. El sendero no es muy largo, en una media hora se puede completar. Hacia el final se encuentra un pequeño punto conocido como Harakiri Yagura, donde se cree que el último regente Hojo Takatoki y 870 miembros de su clan se suicidaron cuando Kamakura fue atacada. Y de ahí llegaríamos al Templo Hokaiji.

Y ya, nos dispusimos a ir a la estación de Kamakura nuevamente con destino a Tokyo.
 
Como llegamos a una buena hora, decidimos hacer un poco de turismo por la capital. Iríamos al barrio de Akihabara, conocido como barrio de la electrónica, pero realmente se podría considerar el barrio de los frikis, por la cantidad de artículos frikis que se ven en sus escaparates. Además, muy curioso ver las ropas que se ponen las chicas que anuncian los distintos establecimientos.
Akihabara
Y ya sí, con esto terminábamos el día.

Jueves 15 de octubre: Excursión a NikkoDebido a que es un destino muy popular, es recomendable no ir en fin de semana. Además este fin de semana de octubre eran fiestas allí.

Una vez en la estación de Nikko, para ir a la zona de los templos se puede ir en autobús o dar un paseo de unos 20/30 minutos. Nosotros optamos por esa segunda opción. Lo primero que se ve es el Shinkyo Bridge. Si se quiere cruzar hay que pagar, pero se puede ver perfectamente desde el puente gratuito que está a pocos metros de él.
Shinkyo Bridge
Empezaríamos la visita yendo directamente a Toshogu. Antes de llegar y suponemos que debido a las fiestas, nos encontramos con un campeonato de tiro con arco a caballo. 
Competidores
Tras disfrutar de la fase de entrenamiento de algunos jinetes, ya sí nos dirigimos a visitar el templo. Es realmente impresionante y enorme. Algunas partes estaban en proceso de rehabilitación pero afortunadamente no desmerecían la visita. Absolutamente precioso.
Templo Toshogu

Templo Toshogu
Nuestra siguente parada sería el mausóleo Taiyuin byo. Mucho más tranquilo que el templo de Toshogu, pero igualmente recomendable e impresionante.
Taiyuin Byo

Taiyuin Byo
Nuestra tercera parada sería el Santuario de Futarasan. Un santuario rápido de ver.

Dado que el templo Rinnoji estaba en obras nos recomendaron dejarlo para el final y eso hicimos. Así que nos dirigimos dando un paseo hacia el Abismo de Kanmangafuchi. Nosotros preguntamos en la oficina de turismo la mejor forma de llegar a él. Al principio atraviesas parte del pueblo y de repente ya te sumerges en plena naturaleza. Fue un paseo precioso, donde por una parte tienes el río con sus bonitos tonos turquesas y por otro parte una fila de 70 estatutas de piedra de Jizo. El camino termina en un bonito puente y desde ahí se puede volver andando a la zona de los templos (unos 20 minutos) o coger un autobús.
Abismo de Kanmangafuchi

Abismo de Kanmangafuchi
Como seguía siendo pronto, decidimos acercarnos al templo de Rinnoji. Es verdad que estaba cubierto por una plataforma y no se podía ver la estructura original, pero el interior merece la pena. La ventaja es que las estatutas de su interior se pudieron observar desde más cerca que habitualmente.

Y, con esto, nos volvimos dando un agradable paseo por la avenida principal hasta llegar a la estación de tren. 

Una vez en Tokyo, estábamos animados a hacer alguna cosa más, así que nos fuimos hasta el Parque Ueno. Ahí nos iríamos a ver la enorme ballena (a tamaño natural) en las afueras del Museo Nacional de Ciencia. Y nos fuimos a cenar a un restaurante que venía en la guía. Se llama Hantei y se encuentra en un antiguo edificio de madera de tres plantas, se come bien, pero no es barato.

Tras la cena, volvimos al parque a hacer un pequeño recorrido por las principales atracciones, aunque no pudiéramos entrar ya que era de noche. Primero llegamos a una pequeña isla, donde se encuentra la Sala Benten. Y de ahí, entrando ya en el parque, fuimos a ver el Santuario Gojo, el Santuario Tosho-gu y la gran pagoda budista. 

Y, ya con eso, sí cogimos el tren para regresar al hotel. 

Viernes 16 de octubre: Hoy nos quedábamos en Tokyo y empezaríamos nuestro día yendo al barrio de Asakusa, para lo cuál habría que tomar el metro de la línea Ginza (no cubierto por la JR Pass). Desde allí, nos encaminaríamos a Kaminarimon (Puerta Kaminari)Desde allí, sale la calle Nakamise Dori, llena de tiendas de comida y souvenirs. La calle desemboca en el Templo Sensoji, el cual siempre está abarrotado de gente. En uno de los extremos se encuentra el Santuario Asakusa. Ambos se pueden visitar gratuitamente. 
Templo Sensoji

Nakamise Dori
Las calles aledañas están llenas de restaurantes y como todavía nos faltaba un rato para el crucero por el río Sumida decidimos darnos un homenaje y desayunar contundentemente. 
 
Luegnos encaminamos hacia el río Sumida para comprar los billetes de los barcos hacia Odaiba. Como nos quedaba todavía tiempo, decidimos dar un paseo por el Parque Sumida y de ahí otra vez a la zona del templo. Con esto, ya era una hora prudente para encaminarse nuevamente hacia el embarcadero

En frente del embarcadero, al otro lado del río Sumida hay un edificio singular. Este edificio es el edificio Kirin, que es una marca de cerveza muy conocida en Japón. Lo que se ve en su azotea se supone que emula la espuma de una cerveza.
Edificio Kirin
El bus acuático es muy modernista, pero las vistas tampoco son especialmente interesantes. 
Bus acuático
Desde la isla de Odaiba se puede disfrutar de una gran vista de la ciudad. Lo primero que fuimos a ver fue la pequeña Estatua de la Libertad, por curiosidad porque tampoco es que merezca mucho la pena.

Y el resto de la isla destaca fundamentalmente por sus centros comerciales. De todos el que más destaca es el Palette Town. 

Este centro comercial llama la ateneción por su enorme noria, llamada Ferris Wheel. En el interior del centro comercial, podemos ver el Venus Fort. Son galerías comerciales pero que evocan edificios europeos, con el cielo pintando. Muy chulo. Además, también existe una exposición de coches de época. 

Venus Fort
Existen otros centros comerciales, como el DiverCity Tokyo Plaza. Nosotros fuimos únicamente a comer porque habíamos leído que existe un restaurante de sushi donde los pedidos los vas haciendo por una tablet y te llegan a tu mesa en un pequeño Shinkansen. Original, barato y muy rico.
 

Con esto dábamos por terminada nuestra visita a la Isla de Odaiba. Para volver tomaríamos el monorail Yurikamome hasta Shiodome. Allí tomaríamos la línea Toei Subway Oedo (línea Magenta) hasta Akabanebashi Station. Muy cerca de la estación, a unos 5 miniutos ya se llega a la Tokyo Tower, que merece la pena ver iluminada.
Tokyo Tower
Tras unas fotillos, nos iríamos dando un paseo hasta el barrio de Roppongi. Nuestra idea era primero visitar el mirador que se encuentra en Roppongi Hills (Tokyo City View), pero la chica que vendía las entradas nos recomendó que fuéramos otro día porque hoy estaba nublado y las vistas no eran muy buenas.

Así que nos dirigimos al restaurante Gonpachi, famoso porque fue en el que Tarantino se inspiró para la película Kill Bill. Tuvimos que esperar un poco para que nos dieran sitio, pero tampoco demasiado. El sitio no es barato pero tampoco es extremadamente caro, nosotros tampoco teníamos mucho hambre y fue interesante la experiencia (sobre todo si te sientan frente a los cocineros y puedes ver cómo trabajan).

Y, tras cenar, ya nos dirigimos nuevamente a nuestro hotel a descansar.

Sábado 17 de octubre: Último día en Tokyo. Hoy nos dirigiríamos al famoso mercado de pescado Tsukiji. Para ir allí con JR Yamamote, la estación más cercana es Shimbashi Station. Desde la estación son unos 20 minutos andando, pero por el camino nos encontramos con esta joyita, de los Studio Ghibli.


Llegamos pasada la hora en la que se pone en funcionamiento la maquinaria, pero apuntamos los horarios para volver más tarde.

El mercado de pescado es famoso por su subasta de atún a primerísima hora de la mañana, pero sólo muy pocos turistas pueden entrar. Así que nosotros fuimos cuando ya está abierto para todo el público (a partir de las 9 de la mañana). Eso sí, has de tener cuidado para no entorpecer el trabajo.
Mercado de Tsukiji
Tras curiosear por los distintos puestos, nos dirigimos al Outer Market, que está repleto de tiendas que venden todo tipo de comida, pero lo ideal es desayunar sushi con pescado recién traído del mercado o algo así: 
Outer Market
Tras reponer las fuerzas, nos fuimos dando un paseo hacia el barrio de Ginza. En este barrio destaca el teatro Kabuki-Za. Se puede comprar entradas para una representación o un sólo acto de una obra de teatro Kabuki. Nosotros preferimos ir al pequeño museo donde te explican cómo es por dentro un teatro de este tipo. Puedes ver decorados, vestuarios, instrumentos musicales, trucos y vídeos con pequeños fragmentos de obras. Muy interesante.
Teatro Kabuki-za
Tras el teatro, fuimos a callejear el barrio. Es un barrio muy comercial, y en fines de semana, por las tardes, algunas calles son peatonales. Ya estábamos muy próximos a la hora donde iba a ponerse en funcionamiento la maquinaria del reloj, así que decidimos ir para allá. Es recomendable llegar unos minutos antes, pues se pone en marcha 2-3 minutos antes de la hora en punto.

Llegado este punto decidimos ir a ver la estación de Tokyo por fuera y dar un paseo por la zona del Parque Imperial. Tras esto, nos quedaba mucha tarde por delante, así que decidimos dar un gran paseo para llegar nuevamente a Roppongi Hills e intentar el mirador de Tokyo City View. La entrada es bastante cara. Las vistas están bien, sobre todo porque es el único mirador donde se puede ver la Tokyo Tower de cerca, pero se puede prescindir si tu presupuesto es más ajustado.
Vistas desde Tokyo City View
Y, ya sí que habíamos exprimido Tokyo todo lo que habíamos tenido tiempo. Decidimos ir a cenar a la estación de Kanda y ya sólo quedaba regresar al hotel a preparar las maletas y acostarse pronto que mañana tocaba madrugón. 

Domingo 18 de octubre: Y el viaje de Japón llegaba a su fin. Ya no teníamos la JR, así que tuvimos que comprar un billete de tren hasta Hamamatsucho. Tened en cuenta que los billetes sencillos que compras en las máquinas sólo sirven para el día de la compra. Así que no sirve ser previsor y comprarlo el día antes. En Hamamatsucho compramos el billete para el monorrail que lleva hasta la terminal internacional de Haneda. 
El Fuji se pudo ver desde el avión, todo un regalo de despedida.
Monte Fuji desde el avión
Escala corta en París y llegábamos puntualmente el domingo 18 por la tarde a Madrid. 

El resumen es que Japón es un gran país, nos ha encantado y que no nos importaría nada volver porque nos han quedado muchas cosas pendientes.