martes, 16 de abril de 2019

Francia - Midi Pyrenees, Languedoc, Provenza, Ródano, Costa Azul y Mónaco

Ruta de casi 3 semanas por el sur y el este francés, donde principalmente visitamos las regiones de Midi Pyrenees, Languedoc-Rosellón, Provenza, Ródano y Costa Azul. Además del pequeño pero interesante país del Principado de Mónaco. Partimos desde la provincia de Madrid en nuestro vehículo propio.

Martes 16 de abril: 

Partiríamos por la tarde, después de nuestro horario laboral por lo que la intención de este día era únicamente acercarnos a la frontera lo máximo posible. Conduciríamos unas 4 horas hasta la provincia de Huesca, donde pasaríamos la noche en un sencillo bed and breakfast.

Miércoles 17 abril: 

Tras desayunar y cargar nuevamente el coche con el equipaje hoy empezaría realmente nuestro viaje por Francia. Nuestro primer destino se encuentra a unas 3 horas y se trataría de Saint-Bertrand-de-Comminges.

Es un pequeño pueblo medieval. No se puede entrar al mismo pueblo con el coche pero hay varios parkings gratuitos justo en las afueras, a pocos metros del pueblo.

Una vez aparcados, se llega al pueblo tras una cuestecita, ya que el pueblo se encuentra en lo alto de una colina. Lo primero que hicimos fue buscar donde comer, no hay muchos sitios pero uno de ellos servían platos combinados aceptables a un precio razonable, así que allí comimos.

Tras la comida, ya sí que nos dispusimos a hacer un poco de turismo. Lo más destacado del pueblo es la Catedral de Notre-Dame. La iglesia se puede visitar gratuitamente (salvo el tesoro y el coro). Junto a la catedral se encuentra el bonito claustro, que ya es de pago y te da acceso también a las partes no gratuitas de la catedral. Existe una tarifa combinada para el claustro y la iglesia de St.Just, en Valcabrère (pequeño pueblo a 2km), con lo que se puede ahorrar un euro. Nosotros no teníamos claro si iríamos así que nos arriesgamos y compramos la entrada por separado.

Saint-Bertrand-de-Comminges
Tras la visita completa, nos dimos un pequeño paseo por el pueblo. Destacan algunas casas de entramado de madera y merece la pena salir de la muralla, se pueden apreciar los restos romanos que se encuentran por la colina, aunque no se han conservado mucho y en parte la explicación la tuvimos cuando visitamos la Iglesia de St. Just. 
Saint-Bertrand-de-Comminges
Tras este pequeño paseo, pues el pueblo es realmente pequeño, nos decidimos a hacer una parada para un café y una crêpe en un local con vistas a la catedral aprovechando el buen día para estar en una terraza.

Como ya el pueblo no daba más de sí y era bastante pronto para ir al alojamiento, nos decidimos a visitar la Iglesia de St. Just. Con la entrada te dan una audioguía en tu idioma y resulta bastante interesante. Con ella pudimos apreciar cómo parte de la iglesia se había construído aprovechando restos romanos, así se pueden apreciar columnas, lápidas, etc por toda la iglesia.
St. Just
Tras esta visita, ya nos dirigimos a nuestro alojamiento que se encontraba a pocos minutos de allí, Chambres d'Hôtes L'Ardiegeoise, una casa espectacular para pasar una noche o varios días. También se puede solicitar cenar con los anfitriones y es toda una experiencia que recomendamos. Eso sí, no saben inglés :-).

Jueves 18 abril: 


Tras el desayuno en el hotel nos pusimos rumbo a una serie de pequeñas visitas antes del plato fuerte del día, que sería Albi.

Hicimos una primera parada en St.Lizier, que es un pequeño pueblo amurallado donde destaca su iglesia. 
St. Lizier
Nuestra siguiente parada estaría muy cerca y es una pequeñisima aldea llamada Montjoie-en-Couserans, con una iglesia-fortaleza que estaba cerrada pero es curiosa de ver aunque sea por fuera.
Montjoie-en-Couserans
Tras estas rapidísimas visitas fuimos a Foix. En Foix destaca sobre todo su castillo pero no pudimos visitarlo pues se encontraba cerrado por reforma. Por lo que callejeamos por sus calles, visitamos su iglesia principal y aprovechamos para comer.
Castillo de Foix
Tras la comida, ya sí tomamos rumbo a Albi donde llegaríamos a primera hora de la tarde. Aparcamos bastante fácil muy cerca del centro en zona de pago, pero bastante barato, y dejamos ya pagado para toda la tarde.

Albi es una ciudad que nos encantó, empezaríamos la visita por el Palacio de la Berbie, donde se encuentra el Museo Toulousse-Lautrec, dado que es el que tenía el horario más ajustado. Es un bonito edificio con un bonito jardín y preciosas vistas al río Tarn y al puente.
Vistas desde el jardín del Palacio de la Berbie
Cuenta con una exposición permamente centrada en el pintor nacido en esta localidad, Toulousse-Lautrec y exposiciones temporales. En este caso, la exposición temporal era sobre Giacometti, que no conocíamos y no nos disgustó. Además pudimos ver obras suyas durante este viaje en otras localizaciones.

Tras visitar el museo fuimos a ver la otra gran atracción de la ciudad, que es la Catedral de Ste Cécile. Es una impresionante catedral de ladrillo rojo y un bonito color azul en sus techos y bóvedas. Se puede visitar gratuitamente menos el tesoro y el coro. Merece la pena pagar por ver el coro. Destaca también por tener un rudimentario mapa mundi del siglo VIII.
Catedral de Albi
Catedral de Albi
Tras visitar lo más importante de la ciudad, dedicamos el resto de la tarde a recorrer sus calles sin olvidar bajar al puente para tener una vista del palacio y la catedral desde el río Tarn.
Vistas de Albi desde el puente
Vistas de Albi desde el puente
Antes de ir a nuestro hotel, decidimos buscar un sitio donde probar el típico plato, el Cassoulet, un guiso de judías blancas, cerdo y pato, muy rico.
Cassoulet
Tras la cena dormiríamos en Chambres d'Hôtes Villa Bellevue, donde el anfitrión habla español y es bastante peculiar, interesante conocerle.

Viernes 19 abril: 

Hoy partiríamos un poco más tarde de lo que suele ser habitual en nosotros, pues nos entretuvimos hablando con el anfitrión durante y después del desayuno, pero aún así salimos a buena hora. Hoy tocaba un poco de carretera hasta llegar a Le Puy-en-Velay.

Hicimos sólo una parada en un área de descanso para comer algo y seguir nuestro camino. Llegaríamos a primera hora de la tarde. Habíamos reservado parking con el hotel pero tuvimos mucha suerte y al llegar había un sitio gratuito justo enfrente del hotel por lo que no necesitamos el parking. Hicimos el check-in en nuestro Ibis Budget, y tras acomodarnos nos pusimos a visitar la ciudad.

Lo primero que visitamos fue St-Michel d’Aiguilhe. Fuimos andando, pero se puede acercar el coche y te ahorras parte de la fuerte subida. Cerca de ella ya se puede apreciar lo curiosa que es, encima del cono volcánico. Al llegar a la base una serie de escalones (afortunadamente a la sombra con este solazo) te llevan a la pequeña capilla. El interior es pequeñito pero nos gustó bastante. Desde lo alto se tiene una bonita panorámica y se puede apreciar el otro cono volcánico de la ciudad, donde se encuentra una colosal estatua de la Virgen del siglo XIX. También se puede subir a esta virgen, pero a nosotros nos conformamos con verla desde lo alto y desde la ciudad.
St-Michel d’Aiguilhe
Vistas desde St-Michel d’Aiguilhe
Al bajar del monte, nos fuimos a visitar el centro de la ciudad. En ella destaca su catedral, patrimonio de la UNESCO. Antes de la catedral y dado que tiene un horario más restrictivo, nos fuimos a visitar su claustro. Junto con el claustro se visita el tesoro y la cripta. Todo junto se puede ver en poco tiempo pues no es muy grande.
Claustro de la Catedral
Finalmente, entramos en la catedral. Las esculturas estaban tapadas, dado que nos encontrábamos en semana santa. Entramos por una puerta no principal y salimos por la principal. Ésta destaca sobremanera debido a su gran escalinata, desde la cual se puede apreciar parte de la ciudad a sus pies.
Vistas de la ciudad desde la puerta de la Catedral
Catedral
Con esta última visita ya sólo nos quedaba empaparnos más de la ciudad, así que decidimos deambular por sus calles y a última hora de la tarde nos paramos a tomar un par de cervezas artesanas y finalmente a buscar un sitio donde cenar (no sin antes toparnos con una tienda de cerveza y comprar alguna). Finalmente cenamos una ensalada y una crepe.

Sábado 20 abril:

El día de hoy fue uno de los que más nos gustó y eso es difícil pues el viaje nos ha encantado. Al final, la naturaleza nos atrae con fuerza.

Hoy visitaríamos la zona de L’Ardeche. Nuestra primera parada sería en el pequeño pueblo de Balazuc. El coche se ha de dejar en uno de los parkings de pago que hay y que tienen un precio fijo de 2 euros al día. El pueblo tiene callecitas muy chulas, y una iglesia romana con una torre a la que se puede subir. Las vistas desde el otro lado del río merecen la pena.
Balazuc
De ahí, partiríamos hacia lo más turístico de la zona, el Pont d'Arc. Había bastante gente pero si no hay sitio en el pequeño parking que hay justo enfrente del arco, se puede aparcar en un enorme parking gratuito a unos 200 metros, allí fue donde aparcamos nosotros.
Pont d'Arc
El puente se ve desde una pequeña playa fluvial donde mucha gente aprovecha para pasar el día. A nosotros con tanta gente no nos apetecía estar, así que hicimos las fotos del bonito arco natural sobre el río y volvimos a nuestro coche para recorrer el curso del río. Existen varios miradores durante el recorrido, y si se va con tiempo es aconsejable en parar en todos, pues cada uno te da un punto de vista distinto sobre las gargantas del río.

Camino del primer mirador se puede ver el Pont d'Arc con un poco de altitud, merce la pena una foto pero si no hay tráfico pues no se puede dejar el coche sin molestar.
Pont d'Arc
El primer mirador es quizá el más impotente pues se pueden ver los meandros que forma el río con una frondosa vegetación y, con suerte, se pueden ver a varias cabras. Aquí apretaba el sol bastante por lo que sólo estuvimos unos minutos haciendo fotos y contemplando las bonitas vistas.
Vistas desde el primer mirador
El siguiente mirador es uno al que no va mucha gente pero está bien si lo que se prentende es hacer un alto para un picnic, pues hay escalones de piedra y sombra natural. Además no recibe mucho turismo aunque las vistas son bastante bonitas también.
Vistas desde el segundo mirador
Así que aprovechando la nevera eléctrica que habíamos comprado para este viaje y una compra grande que hicimos durante el viaje, nos preparamos nuestro picnic a base de empanada, queso, salchichón, pan y vino. Disfrutamos mucho de este momento de paz.

Tras reposar la comida y alguna fotillo, recogimos los bártulos y seguimos haciendo paradas durante el recorrido. Muy recomendable, algún día volveremos a hacer el recorrido el piragua.

Al final de los miradores ya se llega otra vez a la orilla del río, donde merece la pena asomarse y ver el pequeño pueblo medieval que se ve en lo alto del acantilado.
Desde la orilla del río
El día no terminaba con las gargantas del río Ardeche, esta zona tiene otra pequeña joya que es el Aven d’Orgnac. La visita incluye la cueva y el museo. La cueva se tarda alrededor de una hora y es con guía (francés). Aunque no se entienda francés la visita merece la pena pues la cueva es espectacular. El museo no merece mucho la pena. Además no tiene casi información en inglés.
Aven d'Orgnac
Aven d'Orgnac
Esto ya sí sería nuestra última visita del día, y nos dirigimos a nuestro alojamiento, muy cerca de la cueva. Chambre d'hôte La Sauvasse, en Vagnas. El alojamiento es muy bonito, pena no disponer de más días para disfrutarlo. La anfitriona nos recomendó un sitio para cenar muy cerca, así que allí nos dirigimos. En esta zona de Francia es común que los restaurantes tengan fórmulas de noche, que incluyen entrante+principal+postre a un precio razonable, o inclusive sólo 2 platos si no se tiene mucha hambre.

Domingo 21 abril:

Hoy pondríamos el rumbo principalemente a dos ciudades, aunque antes hicimos un pequeño alto en Pont Saint Esprit. Aunque finalmente sólo hicimos un pequeño alto para ver la ciudad desde el otro lado del río. Nos pareció prescindible.
Point Saint Esprit
Con esto, nos pusimos en dirección a la primera de las ciudades que teníamos previstas. Se trata de Vienne, ciudad con un marcado pasado romano. Llegaríamos a la misma cerca de la hora de la comida, así que tras aparcar el coche (los domingos se puede aparcar gratuitamente en la calle), nos acercamos al centro con intención de buscar dónde comer. Aparcamos muy cerca de las ruinas llamadas Jardin de Cybèle, por lo que aprovechamos e hicimos fotos de las mismas. En ellas destaca las dos majestuosas arcadas haciendo esquina.
Vienne - Jardín de Cybèle
En nuestro camino al centro buscando qué comer, nos encontramos con una de las joyas de la ciudad, el Templo de Augusto y Livia, uno de los templos romanos mejor conservados en Francia. No se puede visitar por dentro por lo que tras tomar alguna foto seguimos nuestro camino.
Templo de Augusto y Livia
Nos topamos con una furgoneta donde el olor de las pizzas recién hechas nos abrió el apetito, así que nos pillamos una pizza grande y nos la comimos tan ricamente.

Con las fuerzas renovadas continuaríamos con la ciudad. En nuestro paseo visitaríamos las Iglesias de St. Pierre y St. Maurice.

Antes de irnos de la ciudad, nos quedaba por ver el Teatro Romano. La mejor forma de verlo fue tomar el coche hacia el Monte Pipet, donde se tiene una bonita vista de la ciudad y del teatro. En la cima hay una pequeña capilla dedicada a Notre-dame-de-la-Salette.
Teatro romano desde el Monte Pipet
Y, con esto, nos podríamos rumbo a la siguiente ciudad de este día, donde haríamos dos noches, Chambéry. Tras hacer el check-in en el hotel, nos dispusimos a pasar la tarde-noche recorriendo la ciudad. En ella, destaca el Chateau des ducs de Savoie. Nosotros no pudimos verlo porque en estas fechas tenía un horario más reducido y aún así si se quiere visitar en profundidad es aconsejable reservar con tiempo su visita. Por lo que nos conformarmos con verlo desde fuera. Enfrente del Chateau destaca el hotel Montfalcon. 
Chateau des ducs de Savoie
Nosotros usamos el mapa de la oficina de turismo (obtenido en nuestro Ibis) para recorrer los principales puntos de la ciudad. Es interesante perderse en laberínticos callejones de la ciudad, donde se puede apreciar la arquitectura propia de la zona, así como pinturas en fachadas simulando ventanas con vecinos asomados. También destaca la rue de la Croix d'Or con el teatro al final de la misma. 

Muy cerca se encuentra la famosa Fuente de los Elefantes, o también conocida popularmente como los cuatro sin culo. Es una fuente original. 
Fuente de los Elefantes
Tras una hora larga recorriendo la ciudad, nos paramos a tomar un par de cervezas artesanas en una terraza de la calle peatonal principal, Place Saint-Léger, una de las calles que más nos gustó. Si os gusta la cerveza artesana, en Francia, hay una cadena llamada Beer O'clock que está bastante bien de variedad y de precios.
Place Saint-Lèger
Tras la cerveza, acabamos cenando en un restaurante tipo franquicia asiático, que estaba bastante bueno y bien de precio. Y, con esto, ya nos volvimos a nuestro hotel a descansar.

Lunes 22 abril:

Hoy sería otro de los días que recordaré con bastante cariño. Nuestro día empezaría en Annecy, muy cerca de Chambèry por autopista. Hoy, lunes santo, es festivo en Francia por lo que no hay que pagar por aparcar en la zona ora. Y, por desgracia, también estaría cerrado el Chateau, así que también nos tuvimos que conformar con tomar fotos del exterior (ya tenemos excusa para volver por esta zona).

Annecy nos sorprendió bastante, pues a pesar de lo bulliciosa que es, tiene mucho encanto. En el centro destaca especialmente el Palais de l'Isle, conjunto de edificios de los siglos XII a XVI con forma de proa de nave. El Palais está rodeado de canales, decorados con jardineras con flores. Siguiendo el canal principal se llega al lago de Annecy, un amplio espacio donde disfrutar al aire libre de una bonita mañana primaveral.
Palais de l'Isle
Canal en Annecy
En el resto de la ciudad se pueden visitar varias iglesias, como St. Maurice o la catedral gótica de St.Pierre, pero sobre todo merece la pena callejar por sus calles y canales. A media mañana, compraríamos un poco de pan y de dulce y regresaríamos al coche.

Nuestra intención era subir al mirador sobre el Dent du Chat, una curiosa montaña en forma de diente que asoma sobre el Lac du Bourget. Lo primero que hicimos al llegar a lo más elevado donde se puede dejar el coche, fue sacar nuestro kit de picnic y disfrutar de una buena comida a la sombrita.

Con las energías a tope, nos dispusimos a recorrer el camino que lleva al mirador sobre el monte. Es un trayecto bastante fácil y no muy largo. Las vistas merecen muchísimo la pena. Tras tomar alguna foto y disfrutar del paisaje, nos aninamos a seguir con la segunda parte del recorrido que te lleva a la cima del monte.
Dent du Chat visto desde el primer mirador
Esta parte del camino ya es más exigente, pues es bastante empinado en tramos y en parte se hace como vía ferrata (no es apta para gente con vértigo). A nosotros nos sorprendió pues no teníamos ni idea de cómo sería el camino, pero lo disfrutamos muchísimo. La recompensa está al llegar a la cima, donde las vistas son aún si cabe más bonitas que las que se apreciaban desde el anterior mirador.
Vistas desde el Dent du Chat
Muy contentos por haber hecho todo el recorrido, ya nos tocaba desandarlo hasta llegar al coche y llegar nuevamente a Chambèry, donde nos dimos una merecida ducha antes de salir a cenar (nos fuimos a un McDonalds pues nos pedía el cuerpo una ensalada y en un día festivo decidimos ir a lo seguro) y a tomar una cervecita en otro local de cerveza artesana muy recomendable, pues la dueña es súper amable y además se puede comer salado y dulce (muy rico el dulce). El sitio se llama Arbre À Bières.

Martes 23 abril:

Hoy el día se presentaba bastante tranquilo y agradable. Nuestro único destino del día era la cercana ciudad de Grenoble. Lo primero que haríamos sería subir con el coche hasta el Fort de la Bastille. A parte de visitar el fuerte (entrada gratuita), las vistas de la ciudad y del enclave que la rodea son espectaculares. En el fuerte resulta interesante visitar el túnel y las cuevas realizadas en la montaña en el siglo XIX.
Vistas de Grenoble desde el Fort
Vistas de Grenoble desde el Fort
Cuevas en el Fort
Al terminar la visita era una buena hora para pensar ya en comer, así que aprovechando que el sitio no podía ser más espectacular, nos plantamos con una toalla a difrutar de un picnic con vistas a la montaña.
Vistas durante la comida picnic
Y, con esto, nos dirigíamos a nuestro hotel para soltar el equipaje y poder visitar la ciudad propiamente dicha. Empezaríamos el recorrido por la Plaza de Victor Hugo y de ahí a la Universidad. 
Plaza de Victor Hugo
Seguiríamos hacia la Catedral de Notre-Dame y luego recorreríamos las distintas calles peatonales que existen en el centro de Grenoble. Una de los lugares que más nos gustó fue la plaza donde se encuentra el Palacio de Justicia y la Iglesia de St.André
Palacio de Justicia
Por detrás de esta plaza, se encuentran el Jardín de Ville. Aquí aprovecharíamos para tomar un poco de fruta disfrutando de este bonito jardín. 
Jardín de Ville
Otra zona que nos gustó bastante fue recorrer el río, pues las vistas son bastante bonitas.

Grenoble desde el río

El centro de Grenoble es bastante rápido de visitar, así que como todavía nos quedaba tarde decidimos visitar el Museo del Ancien Évêché, museo gratuito donde lo más destacado es el baptisterio que podemos ver en la planta baja. En el resto de plantas se pueden apreciar restos de distintas épocas.

Con esta última visita, daríamos por terminado el turismo propiamente dicho de la ciudad y nos fuimos a tomar una cerveza artesana. Para hacer hambre y tiempo hasta la hora de la cena nos fuimos a dar un pequeño paseo por el Parque Paul Mistral, y de ahí nos fuimos a cenar un pescado, que ya iba apeteciendo.
Parque Paul Mistral
Miércoles 24 abril:

Hoy el día consistiría principalmente en visitas arqueológicas, así nuestro primer destino sería Vaison-la-Romaine. Hay dos sitios arqueológicos (las Excavaciones de Puymin y las Excavaciones de la Villase) y la entrada se puede comprar conjunta para ambos. Nosotros empezaríamos la visita por Puymin, donde se puede visitar los restos de la Casa de Apolo y el Pórtico de Pompeyo, entre otros.

Casa de Apolo
En estas excavaciones también se puede visitar el museo Theo Desplans, con materiales procedentes de las excavaciones. Por un sendero desde el museo se llega al Teatro.
Teatro
La segunda excavación, se encuentra a pocos minutos a pie de la primera, y ella lo que más llama la atención es la vía central, empedrada y flanqueada por la rue des Boutiques, donde se encontraban los establecimientos comerciales de la época.
Excavaciones de la Villase
Excavaciones de la Villase
En cuanto a excavaciones arqueológicas la visita a la ciudad habría terminado, pero aun nos quedaba por visitar la Catedral y su claustro.
Claustro
Al terminar todas las visitas, era hora de comer, por lo que nos sentamos en las inmediaciones de la catedral a tomar un tentempié antes de partir hacia nuestro siguiente destino, que sería Orange
Teatro de Orange
Teatro de Orange
En Orange seguiríamos visitando restos romanos, en concreto y en primer lugar el impresionante Teatro Romano. Si se va a visitar en un mes Nimes, es recomendable comprar un ticket combinado (Roman Pass) que incluye este teatro y las principales ruinas romanas de Nimes.

La visita se hace con audioguía, y a pesar, de tener el muro de escena en restauración, nos gustó bastante recorrer sus galerías y escuchar su historia.

Justo enfrente del teatro se encuentra el Museo de Orange, incluido con la entrada combinada. En este museo la pieza de más valor es un catastro romano, pero tiene otras piezas arqueológicas y etnográficas interesantes.

Al salir del museo, iríamos a nuestro coche para acercarnos al majestuoso Arco del Triunfo, en el norte de la ciudad. 
Arco del Triunfo
Antes de dejar la ciudad, subiríamos a la colina de St. Eutrope desde donde se tiene una vista interesante (no impresionante) del teatro y de la ciudad.
Teatro y Orange desde St. Eutrope
Finalmente, partiríamos hacia nuestro último destino por hoy, Avignon. Llegaríamos a una hora en la que no tendríamos tiempo de hacer turismo así que lo dejaríamos para el día siguiente y nos fuimos a cenar.

A la salida de la cena, pudimos disfrutar de un paseo por la ciudad y así nos topamos con la Iglesia de St.Pierre, donde unas impresionantes puertas talladas custodian la entrada. 
St. Pierre
Seguiríamos paseando buscando un local de cervezas artesanas, donde nos tomamos una cervecita tras un bonito día. 

Jueves 25 abril:

Hoy dedicaríamos casi toda la mañana a visitar Avignon, donde lo más destacado es sin duda el Palacio de los Papas. El castillo tiene varias salas visitables y en cada una de ellas existe información muy interesante sobre su historia. Junto al Palacio se encuentra la Catedral de Notre-Dame-des-Domes. 
Palacio de los Papas
Notre dame des Domes desde el Palacio
Se puede elegir la entrada al palacio únicamente o añadir la visita al Puente de St.Bénézet o Puente de Avignon. Nosotros optamos por incluir las dos visitas, así que tras salir del palacio nos dirigimos a visitar el puente. El puente no está completo pues en el siglo XVII ya quedó en sólo cuatro arcadas debido a la inestabilidad del resto del puente. Es curioso y desde el mismo se tiene una bonita vista de la muralla y del palacio. En mitad del puente existe una pequeña capilla.
Puente de St. Bénézet
Dedicaríamos el resto de la mañana a comprar algunos souvenirs y a pasar por la ciudad. Merece la pena visitar la Plaza de l'Horloge, donde se encuentra el ayuntamiento. Paseando decidimos entrar en un supermercado y comprar un par de ensaladas que nos comimos en una plaza.

Seguiríamos paseando y aprovechamos para recorrer la muralla por fuera para ver algunas de las puertas. Entramos de nuevo a la ciudad y nos decidimos a visitar el Musée Lapidaire. Este museo (y todos los municipales) son gratuitos y éste nos gustó especialmente pues se pueden apreciar joyas arqueológicas muy interesantes.
Muralla de Avignon
Musée Lapidaire
Antes de volvernos al coche, decidimos parar a tomar un cafecito. Junto al palacio y la catedral existe unos pequeños jardínes donde se puede apreciar el puente desde lo alto, así como la Torre de Felipe el Hermoso, al otro lado del Ródano. Como íbamos bien de hora decidimos cruzar al otro lado del río para subir a la torre. Lo más destacado de la misma es que se puede ver Avignon y el Ródano, así como el fuerte que se alza junto a la torre. Al bajar de la torre y aprovechando que estábamos en ese lado del río, daríamos un pequeño paseo por esta zona.
Vistas desde la Torre
Tras estas visitas nos pusimos rumbo a nuestro hotel, cerca de Aix-en-Provence, Les Terrasses D'Aix. Como este alojamiento disponía de cocina, decidimos acercarnos a un carrefour cercano y hacer una compra para la cena y para el resto de días. Así dimos cuenta de un buen vino y una buena carne para cenar. 

Viernes 26 abril:

Lo primero que visitaríamos en el día de hoy sería Aix-en-Provence. Aparcamos el coche cerca de Pavillon Vedome (en zona ora) y empezaríamos nuestro visita dirigiéndonos hacia la Catedral de St.Sauveur, iglesia con piezas de arte en su interior como el tríptico del Buisson Ardent. También destaca su fachada gótica.
St. Sauveur
En el camino de la catedral nos toparíamos con la Tourreluque, del siglo XIV y también hay unas termas.
Tourreluque
Tras la catedral, nos dirigiríamos a la plaza del Ayuntamiento y de ahí, a la Iglesia de St.Jean de Malte. Junto a la Iglesia se encuentra el Museo Granet, museo dedicado a la arqueología, pintura y escultura. El museo tiene dos edificios, ambos incluídos con la entrada. En el segundo de ellos, se pueden apreciar varias obras de Picasso.
St. Jean de Malte
Museo Granet
Si hay una calle que hay que visitar en Aix es la Cours Mirabeau, una amplia avenida con fachadas de palacios y varias fuentes. Destaca sobre todo la Fuente de la Rotonda, en la Plaza del General De Gaulle.
Plaza del General de Gaulle
Cours Mirabeu
Y callejando un poco más llegaríamos al Pavillon Vendome, un pequeño palacete que alberga en su interior exposiciones. El palacio se encuentra en un bonito jardín.
Pavillon Vendome
Y ya volveríamos a nuestro coche, donde comeríamos un poco de ensalada antes de partir hacia nuestro próximo destino, Cannes. Esta ciudad no nos gustó especialmente, pero bueno aún así le sacamos jugo. Tras aparcar, lo primero que hicimos fue comprarnos un helado en un mcdonalds y pasear el Bulevard de la Croisette, son 2.5 kms de paseo marítimo pero con mucha gente y la playa llena de negocios de restauración y tumbonas. 
Bulevard de la Croisette
La palma de oro de Cannes
Vimos un poco el ambiente y como no nos parecía muy agradable, decidimos visitar la ciudad vieja. Esta parte nos gustó bastante más, eso sí, la subida es empinada. Desde la iglesia gótica de Notre Dame de l'Esperance las vistas son bastante bonitas.
Notre dame de l'Esperance
Vistas desde Notre Dame
Y con esto, tendríamos suficiente de Cannes, por lo que volveríamos al coche con destino a Antibes (a las afueras). Aquí pasaríamos dos noches en Chambres d'hôtes "Bastide De La Brague.

Tras hacer el check-in, donde la dueña (que habla español) nos dio mucha información útil, nos dirigimos al pueblo a cenar en un restaurante recomendado por la anfitriona. 

Cenamos de lujo con la fórmula de noche, que por 35 euros te incluía los 3 platos y el vino. El restaurante se llama Albert 1er. 

Sábado 27 abril:

Tras un desayuno muy variado nos pusimos rumbo al Principado de Mónaco. Es un pequeño país del que no esperábamos mucho pero que nos sorprendió gratamente. Es una ciudad muy bien pensada pues dispone de tramos de ascensores para salvar el gran desnivel entre la zona de mar y la parte alta. 

Al entrar en la ciudad de Mónaco, había bastante tráfico por lo que decidimos (y recomendamos) aparcar en la parte alta. La zona de pago es bastante barata y como he comentado, con los ascensores se llega enseguida a la parte baja de la ciudad.
Mónaco desde la parte alta
Nuestra intención era visitar en primer lugar la Plaza du Palais con el Palais Princier, y hacia allá nos dirigimos. Aprovechamos a comprar algún souvenir en la tienda donde se venden las entradas para el palacio. Se pueden comprar las entradas para visitar el palacio únicamente o añadir alguna atracción más. Nosotros añadimos la Colección de coches antiguos.
Palais Princier
Palais Princier
La visita al palacio es con audioguía y no se pueden hacer fotos en su interior. Es un palacio pequeño pero todas las salas que se visitan son espectaculares.

Al salir del palacio, fuimos paseando hacia la Catedral, austera pero lo suple el saber que allí se encuentra Grace Kelly enterrada. Enfrente de la catedral, se encuentran unos bonitos y cuidados jardines, con distintas fuentes y esculturas, además de bonitas vistas al mar.
Catedral
Estos jardines conectan con el Museo Oceanográfico, que nosotros no visitamos pero es bastante famoso. Muy cerca del museo, dimos con un banco a la sombra con vistas al puerto y allí tomamos un pequeño tentempié.
Museo Oceanográfico desde los jardínes frente a la Catedral
Seguiríamos descendiendo hasta llegar a ver el circuito de Montecarlo, que ya estaba preparándose pues en unos días sería el evento. Recorreríamos parte del circuito y del puerto hasta llegar al famosímo Casino. Es bonito el paseo a través del puerto deportivo, donde se pueden ver varios veleros.
Casino
Puerto deportivo
Recorreríamos el paseo que hay enfrente del mismo y que discurre entre cactus y daríamos otro paseo hasta llegar a la Colección de Coches Antiguos. Es una impresionante colección de coches de todas las épocas, utilitarios y de competición, pertenecientes al príncipe.
Colección de Coches Antiguos
Colección de Coches Antiguos
Y con esta última visita, optaríamos por regresar al coche y dirigirnos a Niza
Aparcamos el coche en la ciudad moderna y nos fuimos caminando hasta llegar a Place Masséna. Allí se pueden contemplar distintos palacios y una curiosa fuente.
Plaza Maséna
Atravesaríamos la plaza buscando llegar a la zona de playa, donde se encuentra la Promenade des Anglais, un hermoso paseo marítimo que nos quitó la espina del paseo por Cannes. Tras pasear un poco, decidimos recorrer un poco la parte vieja de la ciudad, sin un plan preestablecido, simplemente recorriendo sus calles y visitando alguna de las muchas iglesias bonitas que tiene en su interior.
Promenade
Promenade
Cansados ya un poco del día decidimos volver al coche a echar algo más de dinero a la zona ora y comer en algún restaurante cercano. Buscamos por Internet y fuimos a La Planxa Nice. Salimos encantados con la cantidad y calidad de la comida, así como la atención recibida. Un restaurante muy recomendable.

Tras cenar, regresaríamos a descansar a nuestro alojamiento.

Domingo 28 abril:

Tras otro gran desayuno nos dirigimos al cercano pueblo de St Paul de Vence. En un día festivo, hay bastante turista pero son varias las opciones de parking. En el pueblo hay un parking, pero estaba lleno cuando llegamos, por lo que optamos por ir primero a la Fundación Maeght. En el camino hay también aparcamiento, de zona ora y un poco caro, nosotros dejamos el coche allí pero si más arriba existe otra zona de aparcamiento gratuita e incluso en la Fundación es posible dejar el coche.

La Fundación Maeght nos gustó mucho (la entrada es cara, son 16 euros en el 2019) pero si te gusta Miró no debes dejar de visitarlo. La fundación dispone de varias obras del artista: esculturas, pinturas y una vidriera. También hay esculturas de Giacometti y pinturas de otros artistas, que también disfrutamos bastante.
Fundación Maeght
Fundación Maeght
Tras la visita a la fundación, nos dirigimos al pueblo. Es un bonito y pequeño pueblo de calles empedradas y bonitas vistas. Lo recomendable es recorrerlo tranquilamente, es bastante pequeño por lo que en poco tiempo lo podrás recorrer entero.
St. Paul de Vence
Cuando ya tuvimos suficiente, volveríamos al coche a visitar propiamente dicho la ciudad de Antibes. El paseo marítimo es bastante agradable de recorrer, y en él se encuentra el Castillo Grimaldi que aloja en su interior el Museo Picasso. El museo recoge las obras que el artista pintó en el castillo en el verano que estuvo en Antibes, así como alguna obra regalada posteriormente por el artista a la ciudad.
Paseo en Antibes
Palacio Grimaldi
El museo no es muy grande, pero es una visita indispensable para los amantes de la pintura de Picasso. A la salida del museo, decidimos recorrer un poco Antibes pero tampoco nos llamó mucho la atención. La zona del puerto y la pequeña playa son agradables pero no parece tener mucho más.
Antibes
Por lo que ya nos pondríamos rumbo a nuestro alojamiento por esta noche, Villa Pomponette, entre Brignoles y Marsella. El alojamiento es todo un lujo y una pena no haber estado más noches ni haber llevado bañador pues dispone de piscina interior y jacuzzi. Habrá que volver.

Esta noche cenaríamos con nuestros anfitriones, que hablaban suficiente inglés como para poder tener una agradable conversación.

Lunes 29 abril:

Hoy visitaríamos una de las ciudades más famosas de la costa azul, Marsella. Aparcar es bastante complicado, así que tras intentarlo sin éxito decidimos dejar el coche en uno de los varios parkings públicos disponibles. 

La zona más conocida es, sin duda, el puerto viejo. Es una de las partes más bonitas de la ciudad. Tras tomar alguna fotografía nos sumergimos un poco en sus calles, pero la verdad es que esta parte no nos llamó mucho la atención. 
Puerto Viejo
Llegaríamos a la Catedral en torno a la hora de la comida europea, así que antes de visitarla por dentro buscamos donde ir al baño y de paso comer algo. Dimos con un sitio de cervezas y comida barata (de sabor aceptable) donde lo más curioso es que pagas una cierta cantidad de dinero para cerveza y te vas sirviendo tú de los distintos grifos. El sitio se llama Droit Au Fut.
Catedral
Una vez saciados, sí visitamos la Catedral, bastante moderna (siglo XIX) pero muy bonita. Cerca de la catedral, se tiene una bonita vista de la entrada al puerto y del fuerte que domina uno de los lados del mismo. Recorreríamos todo el paseo del puerto hasta llegar al otro extremo, donde nos adentraríamos hasta la Abadía de Notre Dame de la Sagesse. De esta iglesia lo que más interés despierta son sus catacumbas, que se pueden visitar por 2 euros. También son bonitas las vistas a la zona del puerto.

Y, con esto, regresaríamos a nuestro coche y subiríamos hasta la Basílica de Notre Dame de la Garde. La Iglesia, en su interior, es majestuosa y en el exterior se tienen unas vistas panorámicas de Marsella que no hay que perderse.
Vistas desde la Basílica
Basílica
Tras varias fotos, nos pondríamos rumbo a Arles, nuestro último destino del día. Dado que los lugares turísticos cerraban a las 18 de la tarde, hoy prácticamente no podríamos dedicarle mucho tiempo a ver la ciudad, pero sí una buena impresión de la misma.

Existe un ticket combinado para dos días que incluye la visita a varios monumentos (a elegir entre todos los disponibles) y algunos museos. Aunque no se tenga intención de visitar los museos (como era nuestro caso) sí compensa comprar este tipo de entrada.

Hoy visitaríamos la gran joya de Arlés, que son Les Arenes. Este magnífico anfiteatro lo visitamos con tranquilidad pues tampoco teníamos planeado hacer más turismo por este día.
Les Arenes
Nuestra intención sería terminar de ver la ciudad al día siguiente, por lo que hoy sólamente aprovecharíamos para dar un paseo de reconocimiento. Así, llegamos a Les Alyscamps, que se encuentra a pocos metros de las arenas. Es uno de los monumentos incluidos en el ticket de dos días, pero realmente pensamos que no merece la pena ser uno de los elegidos, pues se puede ver en su totalidad desde el exterior.
Les Alyscamps
Así que tras dar una vuelta por Arles y sus calles, volvimos al coche para ir al hotel, que se encuentra fuera del centro propiamente dicho. Se trata de Off Arles, un curioso alojamiento donde la anfitriona, una chica joven con abuela española, hará todo lo que esté en su mano para que te sientas en tu casa.

Aprovechamos que llevábamos comida y que teníamos comodidades para comer en el alojamiento, y decidimos no salir más y quedarnos descansando. 

Martes 30 abril: 

Otro día más para recordar. Nuestra anfitriona nos preparó un desayuno y como tenía bicis para prestar, nos las dejó sin ningún problema, aunque sería pasada la hora del checkout cuando se las devolviéramos. El día anterior nos proporcionó muchísima información interesante, así que estábamos dispuestos a sacarle partido a la misma.

Con las bicis nos fuimos a visitar el Puente de Arles, conocido por haber sido pintado por Van Gogh. El camino es muy agradable por el borde del río.
Puente de Arles
Y decidimos seguir visitando el resto de la ciudad en bici, muy cómoda ya que dispone de mucho carril bicil y facilidades para dejar la misma y visitarla (la anfitriona también da candados para las bicis).

Del resto de monumentos a elegir, el siguiente que elegimos fueron las Termas Romanas, una visita breve y que no está mal.
Termas
Y con las bicis seguiríamos para visitar uno de los monumentos sobre el que no teníamos ninguna duda a la hora de elegir, que es el Claustro de St. Trophime, la catedral. Es un magnífico claustro, muy bien conservado. Sin duda, uno de los monumentos a elegir.
Claustro St. Trophime
Muy cerca del claustro, en la plaza donde se encuentra el Ayuntamiento está el acceso al último monumento que visitaríamos, los Criptopórticos. Optamos por este monumento pues nunca se nos había presentado la oportunidad de visitar uno y no nos defraudó. Son inmesos pórticos subterráneos que servían un doble propósito: son cimentación para el peso de los edificios que tienen encima, en el antíguo forum y además sirvieron para almacenaje de grano. Hoy en día se exponen allí colecciones temporales de arte.
Criptopórticos
Con este último monumento, iríamos a devolver las bicis y recoger nuestro coche. Al principio, no teníamos pensado visitar el Pont du Gard y dejarlo para alguna ocasión futura, pero decidimos que sí sería buena ocasión pasar por ahí en este viaje. Para visitar este acueducto romano tienes dos parkings, ambos de pago e incluye la entrada al monumento. Es caro, pues son 9 euros por persona (parking y entrada) pero si se quiere visitar es la única opción (salvo ir con piragua).
Pont du Gard
Así que decidimos amortizar el tiempo allí, y nos preparamos un picnic que nos tomamos en una roca en la explanada donde se puede ver el acueducto. Tras la comida, pasearíamos hasta acercarnos al acueducto y tomar varias fotos en el camino. Tras atravesarlo, nos gustó más el acueducto desde ese ángulo, así que nos acercamos al río y nos preparamos dos cafés que disfrutamos contemplándolo.
Pont du Gard
La última vista que nos quedaba del acueducto, es la vista desde lo alto, así que subimos al mirador (es empinado pero breve) y con esto, nos dirigiríamos hacia Nimes, donde pasaríamos la noche. Lo primero que hicimos fue hacer el check-in en Ibis Styles Nimes Gare Centre y aparcar el coche en parking con el que tienen un acuerdo.

Sin subir a la habitación nos fuimos a visitar las Arenes, pues iba a estar cerrado al día siguiente y no queríamos quedarnos sin poder verlo. Tuvimos la suerte de venir cuando se iban a celebrar los Juegos Romanos en los siguientes días, por lo que la arena estaba ya decorada con barcos. En la visita, te proporcionan una audioguía, y como siempre, muy interesante la información que aporta.
Arenes
Y, con esto ya sería suficiente, el resto lo recorreríamos al día siguiente. Ahora iríamos a cenar. El sitio que elegimos estaba como a 15 minutos andando de las arenas, por lo que ya nos íbamos empanando un poco de la ciudad y viendo cómo estaban preparando los juegos romanos que empezarían a la mañana siguiente.

Tras la cena, buscaríamos un local de cerveza artesana, pero no nos gustó mucho pues no disponían de cervezas artesanas francesas. Mi marido se tomó una y ya volvimos al hotel, a recoger el equipaje del coche y subir a la habitación.

Miércoles 1 mayo:

Hoy teníamos el desayuno incluido, y he de decir que fue de los mejores del viaje. Mucha variedad de comida buffet, con opciones de dulce y salado, zumo natural y varias frutas.

Con este gran desayuno en el cuerpo, nos dispusismos a seguir conociendo Nimes. Lo primero que visitaríamos sería la Maison Carrée. Se trata de un templo romano de finales del siglo I AC. La visita consiste en una proyección donde se explica el origen de la ciudad y del templo. Es en francés subtitulada al inglés, y nos pareció muy instructiva. Entrada incluida en el ticket combinado con Orange.
Maison Carrée
Tras la proyección, nos dirigimos al cercano Jardín de la Fontaine. Un parque muy agradable de recorrer. En la parte baja, se pueden ver varias fuentes con bonitas esculturas y los restos romanos del Templo de Diana. 
Jardín de la Fontaine
En la parte más alta del parque destaca la Tour Magne, cuya entrada también está incluida en el ticket combinado. A la entrada se pueden leer varios paneles informativos y la subida a la cima brinda unas espectaculares vistas de la ciudad. 
Vistas desde la Tour Magne
Tour Magne
Con esta visita se podría decir que ya habíamos visitado los monumentos más destacados de Nimes, por lo que decidimos recorrer un poco la parte más antigua de la ciudad.

En poco rato ya habríamos callejeado gran parte de la ciudad vieja, pues no es muy grande y ya volveríamos al coche para poner rumbo al siguiente destino que fue uno que nos encantó. Se trata del Le Parc Ornithologique de Pont de Gau. Es uno de los mayores humedales de Europa y en esta época del año se puede disfrutar de numerosas especies de aves, sobre todo del flamenco rosa. Existe un recorrido por el humedal de casi 3 kilómetros, circular donde se pueden apreciar en todo su esplendor. Ver las aves en su hábitat natural no tiene precio, así puedes ver cómo se relacionan entre ellas, cómo se alimentan, verlas volar. Si te gusta la naturaleza, no se debe dejar de visitar este parque.
Parc
Parc
Parc
En el parque hay sitios habilitados para hacer picnic, así que decidimos hacer un alto antes de continuar viendo las aves, para almorzar.

Pasaríamos gran parte de la tarde disfrutando de estas aves. También tuvimos la suerte de ver un ragondin entrando en el agua y nadando. El ragondin es un mamífero parecido a una nutria. Y, aunque, en esta époco del año, los flamencos son los auténticos protagonistas del humedal, hay muchas especies distintas de aves, dignas de dedicarles algunos minutos.

A media tarde, ya decidimos partir hacia Aigues-Mortes porque seríamos capaces de tirarnos horas observando el mundo animal de este humedal.

Se trata de una pequeña ciudad medieval amurallada. Al llegar a media tarde, nos resultó muy fácil aparcar en la circunvalación de la muralla. Pagamos una hora y media de zona ora y nos pusimos a visitar esta ciudad.

Lo que más llama la atención es indudablemente su muralla exterior, con sus 10 torres. La más sobresaliente es la Torre de la Constancia. La ciudad en sí no tiene grandes monumentos, lo recomendable es recorrerla un poco y salir y entrar por varias puertas de la muralla. En el camino aprovechamos para comprar unos churros para merendar.
Aigues Mortes
Como ya se ha comentado, es una ciudad pequeña, por lo que si no se tiene interés en comer o cenar en ella, hora y media es tiempo más que suficiente para visitarla.

Ya sólo nos quedaba volver al coche rumbo a nuestro alojamiento, Anges Gardiens en Villeneuve-lès-Béziers. Elegimos este sitio simplemente por acercarnos a nuestro destino del siguiente día. Cenamos en una pizzería (donde tienen otras comidas disponibles), el sitio nos lo recomendó nuestra anfitriona y la verdad es que no defraudó ni la comida, ni el vino ni el precio ni la atención recibida.

Tras la cena, dimos un pequeño paseo por la ciudad pero tampoco había mucha vida por lo que volvimos a nuestro alojamiento a descansar.

Jueves 2 mayo:

Hoy sería otro día que recordaremos muy gratamente. Empezaríamos con un correcto desayuno y tras dejar el alojamiento fuimos a un supermercado cercano a hacer acopio de vinos y quesos para llevarnos de vuelta a Madrid. Tras esto nos pondríamos rumbo a la Abbaye de Fontfroide. Se trata de un bello complejo cisterciense, donde se pueden visitar varias partes: la iglesia, el claustro, los jardínes... Allí mismo también se puede comprar vinos, y hacer alguna pequeña degustación de los mismos. Nosotros compramos un vino rosado.
Abadía
En la zona del parking de la abadía, existen mesas de madera a la sombra de árboles, así que decidimos que sería un gran sitio para comer. Tras comer nos dirigimos al plato fuerte del día: Carcassone.

Existe parking de pago a los pies de la Cité y para lo turístico que es, no es especialmente caro. Nosotros llegamos a una buena hora por lo que pudimos dejar el coche muy cerca de la entrada a la Cité.
Entrada a la Cité de Carcassone
La verdad es que nos quedamos boquiabiertos con la ciudad amurallada, pues pensábamos que no sería tan grande ni tan majestuosa, pero es realmente impresionante. Lo primero que hicimos una vez dentro de las murallas fue encaminarnos al Castillo. La visita se compone de varias partes. Lo primero es una proyección de la historia de Carcassone muy interesante, subtitulada en español. Luego se continúa con el recorrido por una de las rondas, que ofrece vistas espectaculares del resto de la ciudad y del castillo. 
Entrada al Casillo
Vistas desde la Ronda

Con la entrada se puede entrar y salir tantas veces como se quiera, cosa que es necesaria pues las rutas de la ronda te sacan nuevamente a la ciudad y no queda otra que volver a entrar para hacer el resto. Una de las rondas termina muy cerca del Catedral, por lo que antes de regresar al Castillo, aprovechamos y ya la visitamos.
Catedral
Con el Castillo visitado, ya nos dedicamos a recorrer el resto de la ciudad. Lo más interesante es la doble muralla, un pequeño recorrido entre las dos murallas (llamado Lices). 
Lices
Lices

Dentro de la cité uno puede encontrar de todo: tiendas de souvenirs (donde aprovechamos a comprar alguna cosilla), restaurantes, etc. Así que aprovechamos para hacer una cena temprana a las 19 de la tarde y volver a probar el cassoulet. Cuando terminamos de cenar, y nos dirigimos al coche aprovechamos para hacer unas últimas fotos pues la luz a esta hora era realmente bonita.

Ya sólo nos quedaba subir al coche y conducir hacia Perpignan, nuestro destino final del día. Fuimos directos a nuestro Ibis a descansar pues mañana tendríamos tiempo de visitar la ciudad.

Viernes 3 mayo:

La mañana la dedicaríamos a visitar Perpignan. No fue una de las ciudades que más nos llamara la atención, aun así toda ciudad tiene pequeñas joyas. Entraríamos a la parte vieja por la Place de la Victoire, donde se alza el Castillet, fortaleza almenada del siglo XIV, actualmente sede de la Casa Pairal. 

Castillet
De ahí, caminaríamos hacia la Place de la Loge, donde se alza un bello palacio gótico (Loge). Pegado al mismo se encuentra el Ayuntamiento.
Loge
Tras estas dos plazas nos fuimos paseando hasta el Palacio de los Reyes de Mallorca, ubicado al sur de la ciudad. No es un palacio muy impresionante pero resulta interesante de visitar. Desde una de las torres se tiene una bonita estampa de Perpignan.
Palacio de los Reyes de Mallorca
He de reconocer que después de tantos días de viaje, ya no teníamos muchas fuerzas para seguir visitando ciudades, por lo que ya optamos por ir hacia el centro y buscar donde comer. Tras comer, decidimos hacer alguna pequeña visita más destacando la Catedral de St. Jean. Junto a la misma se encuentra su claustro.

Finalmente, ya decidiríamos volvernos al coche y conducir hacia Lleida, donde haríamos noche en el Hotel Real Lleida, un hotel muy agradable, bien situado y con facilidades para aparcar en un establecimiento asociado.

Sábado 4 mayo:

Nuestras vacaciones ya tocaban a su fin, pero no queríamos regresar a Madrid sin antes visitar lo más famoso de Lleida, Seu Vella. Aquí podremos visitar el Castillo y la Catedral, o sólo uno de ellos. La Catedral es curiosa e interesante, se encuentra medio derruida pero el claustro es muy bonito y la Iglesia merece la pena. La subida a la torre de la campana nos brinda la oportunidad de una vista muy bonita de la ciudad. Eso sí, son unos cuantos escalones.
Seu Vella - Claustro
Vistas desde la Torre de la Campana
En el Castillo podemos aprender un poco más de su historia, pero no se conserva mucho del mismo. Aún así, por poco más es recomendable incluirlo en la visita.
Vistas desde el Castillo
Ya un poco cansados después de tantos días de turismo, decidimos volver al parking a recoger nuestro coche para ponernos rumbo a casa pues nos quedaban unas cuatro horas de conducción. Sólo hicimos un alto en el camino para comer por lo que a media tarde ya estábamos en nuestro hogar.