viernes, 22 de noviembre de 2019

Florencia


Viernes 22 de noviembre:

Llegaríamos a Florencia a última hora de la tarde. Llegar a la ciudad desde el aeropuerto es muy sencillo, basta tomar el tranvía que sale del aeropuerto y nos deja la parada Unitá, a pocos metros del Hotel Joli, donde pasaríamos nuestra estancia en Florencia.


Así que sobre las 20.30 ya estábamos haciendo el check-in en el hotel, y tras dejar las maletas y adecentarnos nos fuimos a dar un paseo por la ciudad en busca de dónde cenar. Habíamos buscado y leído buenas opiniones de Fermento Food and Beer, así que allí fuimos. La comida no está mal, y tienen variedad de cervezas, pero no es un sitio que recomendaría.

Tras la cena, fuimos dando un paseo hasta la Catedral, donde a pesar de haber visto fotos,  te das cuenta de que no le hacen justicia. Es una auténtica maravilla de la arquitectura, así que nos hicimos varias fotos aprovechando que a estas horas estaban los alrededores tranquilos. Antes de regresar al hotel, nos sentamos en una coqueta cafetería con vistas al lateral de la catedral, a tomar un postre (un rico cannolo) y un dulce de pistacho con un café.
Catedral de noche
Catedral de noche
Nuestro postre
Y tras esto, ya nos recogeríamos pronto para descansar y empezar el turismo al día siguiente con ganas.

Sábado 23 de noviembre: 

Tras un buen y completo desayuno en el hotel, nos encaminamos a nuestra primera parada del día, la Galería de la Academia. Teníamos la mayor parte de las entradas para todos los sitios ya reservadas desde Madrid. Se pueden adquirir online por un pequeño suplemento, pero preferíamos ir tranquilos y tener ya todo asegurado.

Teníamos la reserva a las 10:30, pudiendo entrar un cuarto de hora antes, y no es posible hacerlo en otra hora. Fuimos dando un bonito paseo por los aledaños del mercado, pues teníamos tiempo suficiente para llegar.

Pocos minutos antes de la hora fuimos a la entrada (si se va con hora no es necesario guardar la fila). Es recomendable no ir muy tarde si se quiere disfrutar más tranquilamente de su obra maestra, el David de Miguel Ángel. A la entrada se canjea la reserva por las entradas físicas de este museo y de la Galería de los Uffizi. También es posible adquirir una audioguía.

Lo primero que se puede ver al entrar al museo es una pequeña sala,con cuadros y la escultura del Rapto de la Sabina. 

A continuación de esta sala se pasa, a la más concurrida de todas las salas del museo, donde se encuentra el famoso David. Merece la pena dedicarle unos minutos, sobre todo, si no se está muy concurrido para apreciar los pequeños detalles de la escultura.
David de Miguel Ángel
En esta sala también se pueden apreciar otras esculturas del autor y de sus discípulos, algunas sin terminar.

Otra de las esculturas expuestas en la misma sala
El museo alberga otras interesantes salas con pinturas de distintos siglos y una interesante colección de instrumentos musicales.
Instrumentos musicales expuestos en el museo
La visita al museo puede llevar entre una o dos horas, según lo que uno se entretenga, pero no es un museo muy grande.

Tras recorrer el museo, nos fuimos a almorzar a un sitio que nos recomendaron, donde es raro encontrarse con turistas y donde se puede ver a muchos italianos comiendo. El sitio es barato y se come abundantemente de menú del día. Se trata de la Osteria dei Centopoveri.
 
Una vez almorzados seguiríamos nuestro día de turismo visitando la bonita Basilica di San Lorenzo, donde destacan las Cappelle Medicee. Interesante ver la sacristía antigua y la nueva.
Basilica di San Lorenzo
Capelle Medicee
Una vez visitada esta basílica, nuestra siguiente parada sería otra iglesia, la impresionante Iglesia de Santa María Novella. En esta iglesia se echa fácilmente una hora para recorrerla, pues además del gran número de estancias que se visitan, ya sólo con disfrutar los enormes frescos de las paredes se pasan los minutos volando. Es una de las iglesias que más nos sorprendió.
Santa Maria Novella
Interior de Santa Maria Novella
Interior de Santa Maria Novella
Claustro de Santa Maria Novella
Tras esta iglesia, partiríamos hacia la Catedral. La visita a la misma se compone de varias partes, hoy visitaríamos alguna y el resto en los sucesivos días. Existe un ticket combinado para ver todas las zonas, y la única que requiere de hora es la Cúpula de Brunelleschi, una verdadera obra de arte. Yo, personalmente, la disfruté muchísimo pues me encantan las representaciones de ángeles y demonios típicas del Juicio Final. A la hora de nuestra visita, se abre la puerta lateral que da acceso a la cúpula y se va ascendiendo para poder contemplarla de cerca. No es apto para gente que tenga claustrofobia, pues se sube y se baja por las mismas estrechas escaleras y a veces hay que esperar hasta que se pueda avanzar. 
Cúpula
Detalle de la Cúpula
Tras disfrutar de esta gran joya del arte, visitaríamos el Baptisterio. Se ve bastante rápido pues además estaba de reforma. Con unos minutos sentados para disfrutarlo se tiene bastante.
Interior del Baptisterio
Como todavía quedaba bastante día por delante, seguiríamos haciendo turismo aunque ya más callejero. Así nos dirigiríamos hacia el Palazzo Vecchio, donde se puede disfrutar de una gran sala de esculturas al aire libre, la Loggia dei Lanzi.
Loggia dei Lanzi
Loggia dei Lanzi
Siguiendo con nuestro paseo, aprovechamos para hacer algunas fotos de noche del Ponte Vecchio. También visitaríamos la conocida Fontana del Porcellino. Según la leyenda si al colocar una moneda en la boca y, al dejarla caer, esta desaparece entre las rejillas, tendrás suerte. 
Fontana del Porcellino
Y de ahí a recobrar fuerzas con un Vin Santo más un Cantucci, muy típicos de Florencia.

Vin santo + Cantucci
Tras descansar un rato, seguiríamos aprovechando la tarde-noche para recorrer las calles, ya decoradas con luces navideñas hasta que nos entró el hambre. El sitio donde cenamos sí lo recomendamos, unas pizzas espectaculares con una rica cerveza en Mostodolce, que además nos pillaba muy cerca de nuestro hotel.

Y tras este estupendo día tocaba regresar para descansar ya.

Domingo 24 de noviembre: 

Tras cargar las pilas con el estupendo desayuno del hotel, hoy podríamos rumbo a nuestro primer destino programado del día, la Galería de los Uffizi, la cual también teníamos reservada a las 10.30. Hoy tenía lugar la maratón de Florencia, y fue un plus en el día pues tampoco nos afectó al turismo pero sí dio un toque de color al día.
Galería Uffizi con Palazzo Vecchio y Catedral al fondo
El museo es bastante amplio pero es fácil recorrerlo. Son varias las salas visitables a los largo de los pasillos principales, cada una dedicada a una época. En estas salas los cuadros son la estrella pero en los pasillos es posible disfrutar de bonitas esculturas y techos. 
Galería Uffizi
Galería Uffizi
Galería Uffizi
Desde las ventanas del museo también se puede apreciar una bonita vista del Ponte Vecchio y el Corredor Vasariano, el pasillo elevado que lleva desde el Palazzo Vecchio al Palazzo Piti.
Ponte Vecchio desde Uffizi
A la salida del museo, a la que se dedica fácilmente una mañana nos fuimos a disfrutar de uno de los ricos y famosos bocadillos de All'Antico Vinaio. Aunque haya cola es rápida pues trabajan muy eficientemente. Los bocadillos están buenísimos y son bastante abudantes (no pudimos con ellos de una sola vez). 

Y tras el almuerzo nos fuimos a visitar el Palazzo Piti. En el camino, nos paramos a echar a alguna foto más al Ponte Vecchio.
 
Ponte Vecchio
Antes de visitar las salas del palacio, daríamos un paseo por los jardínes de Boboli para aprovechar la luz solar. Estos jardínes son bastantes grandes y es fácil dedicarles más de una hora. De hecho hicimos un par de descansos para comer algo sentados en algún banco (ya conseguimos terminar los bocatas).
Palazzo Piti desde los Jardínes Boboli
Boboli
A la salida de los jardínes, ya sí nos dispusimos a visitar el Palazzo Piti. Este palacio también es bastante grande, con muchas salas visitables, donde se pueden aprender más sobre la familia Medicci.
Palazzo Piti
Palazzo Piti
Palazzo Piti
A la salida, ya era de noche pero era un poco pronto para cenar, así que decidimos dar un paseo por los alrededores, que es el barrio bohemio de la ciudad y disfrutar de un rico helado artesano sentados en una pequeña placita. Una vez acabado decidimos buscar un local con cerveza artesana (en Florencia hay muchos) donde compartimos una pinta.

Y ya empezábamos a tener hambre, así que decidimos probar una de las fórmulas más famosas de Florencia, el "Aperitivo". Hay locales que lo ofrecen para comer pero también para cenar. Fuimos a uno que nos habían recomendado, el Kitsch 2. Con esta fórmula pagas una bebida (obviamente a un precio superior para ser bebida) y con ello puedes disfrutar de un buffet para comer. Se come bastante bien, y tienen bastante variedad de platos. Estábamos tan a gusto que también nos pedimos unos batidos a modo de postre.  
Lunes 25 de noviembre: 

Empezaríamos el día con el acostumbrado desayuno de nuestro hotel y hoy nos dirigiríamos hacia la Catedral, donde nos quedaban varias partes por visitar. Empezaríamos por el Museo de la Catedral.

Son varias salas donde se aprende más sobre el arte y la arquitectura de la catedral. Destaca sin duda La Puerta del Paraíso, las esculturas de la puerta principal y del baptisterio.
Fachada de la Catedral
También se pueden contemplar varias esculturas interesantes, como la Piedad Florentina de Miguel Ángel o la María Magdalena de Donatello.
María Magdalena
Desde la terraza del museo se tienen unas bonitas vistas de la Catedral, aunque no son las mejores.
 

Tras el museo visitaríamos la Catedral propiamente dicha. Ésta es gratuita pero suele tener cola para entrar. Así que aprovechamos para comer algo y tras unos 15-20 minutos podíamos entrara a visitarla.
 

Dentro de la Catedral, se encuentra la Cripta. Ésta sí es de pago e incluida en el ticket conjunto. Aquí se puede aprender sobre las antiguas iglesias edificadas anteriormente en el lugar de la actual catedral.
Restos romanos en la Cripta
Cripta

Una vez en la Catedral, sin duda sigue llamando la atención la magnífica cúpula. El resto de la catedral no es especialmente ornamentada, por lo que la mayor parte del tiempo estuvimos admirando nuevamente esta obra maestra cuyos frescos del Juicio Final, fueron realizados por Giorgio Vasari y finalizado en su mayor parte por Federico Zuccari.

Catedral
Catedral
Cúpula de la Catedral
Y ya sólo nos quedaba el majestuoso Campanario para completar la visita de la Catedral. Las vistas desde el mismo son impresionantes, así que la subida merece la pena, que no es poca precisamente.

Vistas desde el Camapanario
Campanario
Habíamos dedicado toda la mañana para terminar la Catedral pero era pronto para comer, así que decidimos acercarnos para visitar la Iglesia de Santa Croce. Se trata de la iglesia franciscana más grande del mundo y en su interior alberga tumbas de personajes tan ilustres como Miguel Ángel o Galileo. Son varias las partes que se visitan pero sin duda la de mayor interés es la iglesia en sí.
Santa Croce
Tumba de Miguel Ángel. Santa Croce
Una vez terminada la visita ya sí que empezaba a acuciar el hambre puesto que era más de las 3 de la tarde, y tocaba probar otro de los platos típicos, ¡la carne! o Bistecca. Por lo que casi era ya de noche cuando terminamos de comer.
Bistecca
Sin mucho más que hacer a estas horas, decidimos pasear tranquilamente la ciudad. Así visitaríamos la parte gratuita del Palazzo Vecchio, la entrada por el Patio de Michelozzo 
Patio Michelozzo

A continuación nos tomaríamos una cervecita artesana en otro bar y finalmente pasaríamos el resto de la tarde-noche disfrutando de los puestos navideños situados enfrente de la Iglesia de Santa Croce. Allí mismo cenaríamos picoteando de varios puestos.
 
Mercado navideño frente a Santa Croce

Y con esto nos volveríamos paseando al hotel disfrutando de la noche florentina. 

Martes 26 de noviembre: 

Ya partiríamos de regreso a Madrid, pero como el vuelo salía por la tarde disponíamos de bastante tiempo para hacer turismo. Así que tras desayunar y dejar las maletas en recepción, hoy nos tocaba el último plato fuerte de la ciudad, el Palazzo Vecchio. La subida a la Torre de Arnolfo empieza una hora más tarde que la visita al palacio, y no es posible comprar la entrada combinada hasta que esté abierta la torre, por lo que tuvimos que hacer tiempo paseando por la ciudad para poder comprar la entrada.
Palazzo Vecchio con la Fuente Neptuno
Una vez ya adquiridas, subimos primeramente a la torre para aprovechar que no había mucha gente e hicimos bien, pues el mejor sitio para contemplar las vistas de la ciudad y, en concreto, de la catedral, están muy demandados.
Catedral vista desde la Torre del Palazzo Vecchio
Vistas desde el Palazzo Vecchio
Tras la torre ya sí visitamos el resto del palacio. En él destaca la Sala del Cinquecento, pero en general el palacio nos gustó bastante. Esta sala, inicialmente encargada a Miguel Ángel y Da Vinci, aunque no se conserva nada. Aún así no tiene desperdicio ningún rincón, destacando los lienzos de batallas navales y las esculturas a ambos lados de las paredes.
Sala Cinquecento
Sala Cinquecento
Son varias salas las que se pueden recorrer, cada una centrada en alguna escena mitológica, muy interesante son los paneles informativos de cada una.
Interior Palazzo Vecchio
Interior Palazzo Vecchio
Tras recorrer las distintas estancias del palacio, visitaríamos el sitio arqueológico. Si no se tiene mucho tiempo para visitar, esto nos pareció prescindible. Lo más interesante es el vídeo explicativo que emiten en inglés y en italiano.
Sitio Arqueológico
A la salida ya sería la hora de comer y antes de irnos nos apetecía probar un buen sitio de pasta casera, así que optamos por el restaurante Tamero.
Pasta en Tamero
Y como última joya antes de despedirnos de esta bonita e histórica ciudad, fuimos a lo que se consideran las mejores vistas de la ciudad y la verdad es que no defraudan. Se trata del
Mirador de la Piazzale Michelangelo. Además de las vistas a las que merece la pena dedicarles un buen rato, también se puede ver una réplica del David en bronce.
Vistas desde el Mirador
A la caída ya de la tarde volveríamos al centro de la ciudad para degustar de nuestro último helado artesano y como no, de un par de cervezas italianas. Y con eso, volveríamos al hotel a recoger las maletas y nos pondríamos rumbo al aeropuerto con tiempo de sobra para ir tranquilos.