viernes, 6 de diciembre de 2019

Panamá

Viernes 6 diciembre: 

Nuestro vuelo salía a las 11:50 de la T4-Satélite, así que dado que había que facturar nos fuimos con bastante margen hacia el aeropuerto.

El vuelo con Iberia bastante puntual y entretenido, con el entretenimiento a bordo, que aprovechamos para ver varias películas y series. A eso de las 16:45 aterrizaríamos en el Aeropuerto internacional PTY.

Tras los trámites legales y recogida de equipajes, nos fuimos hacia el hotel Hotel Magnolia Inn. Habíamos contratado con ellos el traslado al mismo por 35 dólares los dos, por lo que todo el proceso fue bastante rápido. 

Tras el atasco de la ciudad, llegaríamos sobre las 17:45 al hotel, haríamos el check-in y nos fuimos a hacer algunos recados, como la compra de algo para desayunar pues al día siguiente nos íbamos pronto hacia Bocas del Toro y la compra de tarjetas SIM para disfrutar de Internet en el viaje. Muy cerca del hotel, había un mimimercado donde pudimos hacer ambos recados, así que tras activar las SIM y dotarlas de saldo ya nos pusimos a hacer turismo. 

Lo primero fue ir a Fonda Lo que hay, un restaurante recomendado por el hotel, a probar la gastronomía panameña con unas cervezas artesanas, todo muy rico.
Cena panameña
Tras la cena, daríamos un pequeño paseo por el Casco Viejo para estirar un poco las piernas, pero ya lo veríamos mejor más adelante en nuestro viaje. Ahora tocaba descansar tras un largo día, pues mañana tocaba madrugar.
Caso Viejo
Sábado 7 diciembre: 

Como comentaba hoy tocaba madrugar pues había que estar un poco antes de las 8 en el Aropuerto de Albrook. Habíamos acordado un taxi con el hotel el día anterior y puntualmente nos esperaba en la puerta. Tras la facturación fuimos a tomar algo más de desayuno por el aeropuerto (muy muy pequeño). Hasta media hora antes del despegue no dejan pasar la seguridad. Luego todo es muy rápido, pues es un avión con poca capacidad. 

Así a las 9 salía puntualmente y llegaba puntualmente a las 10 a Bocas del Toro. En el aeropuerto contratamos un taxi para llevarnos a nuestro hotel, pues optamos por alojarnos por Bluff Beach. Aunque dependas de un transporte para acercarte al pueblo lo recomendamos pues es un entorno precioso y no es muy caro el desplazamiento. Existen dos opciones, taxi por unos 15 dólares o minibus (peculiar) por 3 dólares por persona.

Aunque llegamos antes de la hora de checkin, nos dejaron entrar pues la habitación estaba lista. El hotel Oasis Bluff Beach es un lujazo, la habitación con vistas al mar una delicia, con su hamaca. Es muy recomendable.
Vistas desde la habitación
Una vez instalados en la habitación y, como para la hora a la que queríamos comer no quedaba mucho, decidimos ir a explorar la playa enfrente del hotel. Y aquí tuvimos un pequeño percance. Luego nos percatamos de que durante toda la playa hay carteles explicando el peligro de las resacas y cómo salir de ellas, pues en esta playa es muy frecuente. Mi marido tuvo un susto, que afortunadamente sólo quedó en eso.
Bluff Beach
Quitando este mal trago, la playa está genial para desconectar un rato y remojarse en la orilla (¡¡¡no bañarse!!!!), por la tarde ya nos explicaron donde hacerlo sin riesgos.

Durante la comida ya se nos pasó el susto con un buen pescado local y una cerveza artesana. Con el estómago satisfecho nos fuimos a dar un paseo. En el hotel te explican los trails que hay por la zona. Es un recorrido que te llevará unas 2-3 horas depende de lo que te encuentres por el camino y lo que te pares con fotos y/o baños. El sendero empieza siguiendo el camino de arena pegado a la playa y transcurre a ratos por la playa. Durante el mismo es fácil observar distintos tipos de aves, nosotros nos topamos con un ave carroñera dándose un festín con lo que luego descubrimos que era un ¡oso hormiguero!. Más adelante (al menos te lleva hora y algo llegar) se alcanzan los dos puntos donde es seguro bañarse. 
En el sendero
El primero se llama La Piscina y no hay dudas cuando lo veas pues un cartel lo avisa. Allí nos dimos un bañito. 
La Piscina
Un poco más adelante está la Blue Lagoon (también señalizada). Es el otro punto donde te puedes bañar pero es más roca y menos playa, así que optamos por seguir el camino de regreso. 
Blue Lagoon
Para la vuelta hicimos mezcla de senderos, adentrándonos en ocasiones en el sendero que llaman Monkey Trail. Nosotros vimos bastantes monos aulladores, cruzando por los árboles, una madre y su cría, adultos sólos... nos sorprendió que fuera tan fácil su avistamiento.

Monos aulladores
Mono aullador
Ya llegando el atardecer llegamos al hotel, donde estuvimos un rato en la playa comiendo un poco de picoteo y disfrutando del ocaso.

Finalmente, iríamos a darnos una ducha y arreglarnos. Hoy también cenaríamos en el hotel pues estábamos cansados para bajar al pueblo.

Y, así, disfrutando de la naturaleza en estado puro terminamos el día y nos fuimos a descansar. Mañana haríamos la primera visita turística.

Domingo 8 diciembre: 

Tras un estupendo y copioso desayuno, hoy queríamos visitar la Isla de Playa Estrella. Para llegar allí hay que tomar un autobús que sale de Bocas Town. Hoy esperaríamos al autobús que llega al pueblo y que para enfrente del hotel, si no vas a tomar el que está pensado para las excursiones con las empresas del pueblo, has de tomártelo con calma pues los horarios allí son orientantivos, así que tras un buen rato esperando, llegó el bus que nos dejaría en el pueblo.

Una vez allí, y como habíamos preguntado al conductor por el bus que salía para Playa Estrella enseguida nos contactó otro relaciones para llevarnos en un bus no-oficial al mismo precio. Es bastante habitual e incluso hay varios conductores que hacen la ruta fuera de la oficial. Como el oficial no había llegado y no sabíamos cuántos nos iba a tocar esperar, hicimos una pequeña compra en un super y nos fuimos con este conductor.

En el camino, nos hizo una breve parada para fotos en el cartel de Bocas de Toro y tras una hora más o menos llegaríamos a destino. Allí, hay dos opciones o caminar 15-20 minutos para llegar a la playa o tomar un bote por 1'5 dólares. Nosotros optamos por esto para aprovechar al máximo el tiempo en la isla. Tanto con el conductor del bus como con el del bote acordamos una hora para la recogida por lo que ya teníamos solucionada la vuelta también y sólo nos quedaba disfrutar de un maravilloso día en una playa paradisíaca.
Vistas desde la pequeña lancha llegando a Playa Estrella
En la playa se pueden ver varias estrellas de mar a simple vista, aunque nosotros estrenamos nuestro equipo de snorkel. Aquí no es muy necesario pero para otros sitios fue todo un acierto.
Estrella de mar
Dos estrellas de mar
Lo más destacado de este día fue, sin duda alguna, el ver venir a un perezoso nadando hasta llegar a la orilla. Una vez allí, uno de los trabajadores de los locales de la playa le ayudó a llevarlo de vuelta a un árbol. Sencillamente impresionante.
 
Perezoso saliendo del mar

Perezoso fuera del agua
En la isla hay varias opciones para comer, nosotros optamos por un sitio que olía estupendamente y comimos super bien y muy barato. Con un sólo plato de pescado y su guarnición, por 12 dólares, comimos los dos de lo grande que era.
Nuestra deliciosa comida
En la playa nos fuimos moviendo de localización, y yo recomiendo irse lo más alejado para disfrutar de mayor tranquilidad. Después de comer ya nos quedamos donde había más gente (pero he de decir que es un sitio turístico nada masificado) y nos agenciamos un par de tumbonas y dos batidos de frutas para disfrutar del paisaje, intercalando algún que otro bañito en esas aguas turquesas.

Llegada nuestra hora, nos subimos al bote que nos acercaba al bus y allí estaba ya nuestro conductor. El viaje de vuelta se hizo algo más corto que a la ida, pero el cansancio ya hacía mella. Al llegar al pueblo de Bocas, aprovechamos para recorrer los puestos de la plaza principal y comprar algún souvenir. Y como hoy no nos apetecía cenar en el hotel, seguimos dando un paseo por el pueblo hasta llegar a una cervecería artesana, donde nos dejaron traer comida del local de al lado (puesto que ese día ellos no tenían cocina, pero no es lo habitual). 
Bocas Brewery, junto al restaurante donde comimos Barco Hundido
Y ya bastante cansados buscamos un taxi para que nos llevara de vuelta al hotel. Es importante acordar el precio antes de montarse y es habitual que el conductor aproveche para hacer subida/bajada de otros pasajeros.

Y tras este fantástico día, llegamos a nuestro hotel, cansados pero contentos. Esa noche ya hablamos con los dueños del hotel para que nos arreglaran una excursión para el día entero de mañana, muy completa y que explico en el siguiente día. Ahora ya sólo quedaba descansar.

Lunes 9 diciembre: 

Tras nuestro estupendo desayuno, tomaríamos el bus al pueblo para empezar la excursión de día completo que habíamos reservado con ayuda del hotel. El tour empieza llevándote a ver delfines a la Bahía de los Delfines. Vimos varios aunque no muy cerca pues no se acercan mucho las lanchas. 
Delfín
De ahí, fuimos a ver unos bonitos manglares y desde la embarcación se puede ver en el fondo marino muchas estrellas marinas, en mayor densidad de las que pudimos ver en el día anterior. Por razón, a esto le llaman Hollywood.
Manglares
Estrellas
Haríamos un pequeño alto en el camino llegados a este punto para encargar la comida que tomaríamos a la vuelta, tras estar un buen rato disfrutando de la playa en Isla Zapatilla. Llegando a la isla nos empezó a llover bastante pero como buen clima tropical, fue poner el pie en tierra en la isla y poco a poco empezar a lucir un sol estupendo, por lo que finalmente disfrutamos mucho de esta isla paradisíaca paseando por la playa y sus cocoteros y dándonos varios baños.
Isla Zapatilla
Isla Zapatilla
Isla Zapatilla
En la isla hay un sendero para ver la naturaleza pero al poco de empezarlo está derruido un puente por lo que sólo hicimos un pequeño trozo del camino.

El tiempo en la isla es más que suficiente para disfrutarla al máximo, y de ahí fuimos a hacer un pequeño snorkel antes de la comida. Se hace cerca de donde se encuentra el restaurante y al ser el primero del viaje nos gustó bastante (luego haríamos otros mejores). Muchos pececitos y corales. La zona se llama Cayo Coral. 
Snorkel en Cayo Coral
 Con toda esta actividad ya apretaba el hambre, y al poco de estar sentados en la mesa nos trajeron nuestros platos. Ricos y abudantes, aunque algo más caros que el día anterior, nos hicieron recuperar fuerzas.
Aves camino de Cayo Coral

Tras comer todavía quedaba excursión por delante, y la siguiente parada sería para buscar osos perezosos. Desde el barco no es tan fácil el avistamiento pues no es que sean animales muy activos y muchas veces están enroscados en los árboles y es fácil confudirlos con madera. Pudimos ver con mucho esfuerzo alguno de este tipo y, con un poco más de suerte, vimos a uno desplazándose por la rama de un árbol. De todas formas con el recuerdo del perezoso del día anterior, esto supo a poco.
Osos perezosos
Ésta ya sería nuestra última visita del día y pondríamos rumbo a Bocas del Toro. Hoy estábamos algo cansados por lo que optamos por regresar al hotel a disfrutar de una cerveza en nuestra estupenda terraza y cenaríamos en el hotel una estupenda carne.

Ya sólo tocaba descansar... o eso pensábamos, pues por suerte, en un momento de la noche, salimos de la habitación y el dueño nos avisó pues en la playa se podía observar planctón irisdiscente. ¿Qué más podíamos pedir a este día?
Planctón iridiscente en Playa Bluff
Tras alguna foto y algunos minutos disfrutando de la soledad y tranquilidad de la playa, regresaríamos a la habitación a descansar.

Martes 10 diciembre:

Hoy diríamos adiós a nuestro pequeño paraíso en Bocas del Toro. Nos levantamos más tarde y disfrutamos de nuestro desayuno y de un buen rato de tranqulidad en nuestra hamaca leyendo hasta que llegara la hora. Habíamos reservado un taxi para que nos llevara a la agencia de Hello Travel Panama y, al final algo apurados puesto que los anfitriones no conseguían hacer el cargo en la tarjeta, finalmente llegamos bien a nuestro destino.

Con Hello Travel habíamos contratado el viaje hasta Boquete. Primeramente en lancha hasta Almirante y de ahí un autobús hasta destino final.

El viaje dura algo más de 4 horas y se hace una parada a la hora y algo de estar en el autobús para hacer uso de los servicios y comer algo (de forma rápida).

El camino es interesante pues se consigue ver cómo es el interior de país y cómo viven, aunque es algo cansado. Afortunadamente íbamos en la última fila que dispone de 4 asientos y sólo estábamos nosotros 2 por lo que aprovechamos para descansar.

A media tarde llegaríamos a Boquete, y nos dejaron en el mismo hotel. Nuestra elección fue Casa Azul Bed and Breakfast.

Tras hacer el checkin en la habitación, la chica nos ofreció las opciones de trekkings que se podían hacer y de otras actividades como un tour de café. Tras estudiar las opciones decidimos contratar para el día siguiente el sendero Quetzal con guía y para pasado mañana el tour de café. El resto de trails los haríamos por nuestra cuenta.

También arreglamos el desayuno de mañana, puesto que el guía vendría a buscarnos antes de la hora oficial del inicio del desayuno.

Así que con esto y una ducha, nos fuimos a dar un paseo por el pueblo para comprar alguna cosilla en el super y fuimos a cenar a un restaurante recomendado por el hotel. El sitio estaba bien y se pueden probar varias cosas típicas del país y de la zona en concreto. Se llama Donde Gisele.
Carimañolas - Plato típico
Sancocho - Plato típico
Y con eso, volveríamos al hotel para dejar preparado las cosas necesarias para el día siguiente y a descansar pues mañana madrugaríamos.

Miércoles 11 diciembre:

Tras un desayuno correcto, a las 7.30 estábamos listos para empezar nuestro día de rutas por Boquete. Nuestro guía estaba puntual esperándonos y al final la hicimos nosotros solos con el guía, sin ningún turista más.

Al principio es un traslado en coche hasta Cerro Punta, a donde se tarda cerca de una hora. Ahí nuestro conductor nos dejó al guía y a nosotros dos para comenzar el Sendero Quetzal

Tras una fuerte subida, se da comienzo realmente al sendero desde la garita del guardabosques, en donde hay que firmar. Tras usar el baño, nos pusimos en marcha para recorrer este bonito sendero de 7 kilométros. En este sentido el sendero no es muy exigente, pues hay pocas subidas y bastantes bajadas, únicamente en tramos hay que tener cuidado para no resbalar. El sendero discurre entre mucha vegetación y, con suerte, se pueden ver quetzales. Pero nosotros no vimos ningún animal, así que nos tuvimos que conformar con el aire puro y la vegetación desbordante.
Camino de la caseta del guardia

Ruta Quetzal
Ruta Quetzal
A mitad de camino se hace una pequeña parada para comer algo en el Mirador La Roca. El sendero nos gustó aunque defraudó el no poder ver a ningún quetzal (tampoco íbamos en la mejor época).
Vistas desde el Mirador La Roca
Tras esta parada, todavía quedaba un buen rato de caminata, sin éxito en cuanto a los animales se refiere, pero agradable en cuanto a la naturaleza.
Ruta Quetzal
Ruta Quetzal
Ruta Quetzal
Tras terminar el sendero y esperar al conductor que nos traía la comida (se demoró más de lo esperado, eso sí), finalmente recuperamos las fuerzas de la caminata. El rato con el guía fue interesante, pues siempre se aprende mucho de un país hablando con la gente local.

Dado que el sendero lo hicimos bastante rápidos aprovechamos y pedimos que, en lugar de devolvernos al hotel, nos dejaran en el inicio del Sendero Pipeline. Esta ruta es muy sencilla y bastante corta, así que nos pareció una buena forma de echar la tarde.

Así que sobre las 3 empezaríamos esta ruta, tras pagar eso sí, pues se pasa por tierras privadas. En esta ruta se puede ver también algún quetzal e incluso monos, pero este día estaba claro que no sería el nuestro. Vimos algunos tipos de aves, eso sí.
Ruta Pipeline
Ruta Pipeline
Ruta Pipeline
En el camino se pasan varios puentes y se puede contemplar a Cenizo, un enorme árbol milenario. 
Cenizo milenario
Tras unos 2 kilométros se llega al final del sendero y allí se puede ver una cascada. Aprovechamos para sentarnos en unas rocas y disfrutar de la tranquilidad y de un poco de picoteo.
Fin del recorrido de la Ruta Pipeline
A la vuelta, yo tuve la suerte de que se me cruzara en mi camino un armadillo. Mi marido no llegó a tiempo a verlo ni a mí a poder sacarle una foto, pero bueno ahí me queda en el recuerdo.

Sobre las 5 de la tarde ya estábamos esperando al autobús que nos llevaría de vuelta al pueblo por 5 dólares.

Ya sólo quedaba pasar por la agencia del guía pues todavía no habíamos abonado la excursión. No es una excursión barata pero se supone que esta ruta ya no se puede hacer por cuenta propia (aunque sí vimos a 2 o 3 turistas haciendo algún pequeño trozo). Nos demoramos un poco viendo alguna tienda de souvenirs y ya llegaríamos a nuestro hotel a darnos una merecida ducha y poder ir a tomar una cerveza y a cenar.

Tras una rica cerveza artesana en Boquete Brewing Company, cenamos en Bamboo Restaurant & Bar y nos pareció que está bastante bien calidad/cantidad/precio. Con los estomágos satisfechos, nos fuimos a descansar, aunque ya el día de mañana sería algo más relajado.

Jueves 12 diciembre:

Hoy sí podríamos disfrutar de un desayuno completo y abundante, pues el tour de Café no empezaba tan pronto. Nuestro conductor nos esperaba a la hora acordada y el tour lo haríamos un grupo de unas 12 personas. El tour que elegimos fue en Don Pepe. El guía súper ameno y didáctico, va explicando todo el proceso desde cómo son los granos de café en su interior y cómo se hace la germinación hasta el último paso del café.

Primero la visita trascurre en el exterior donde se pueden apreciar las distintas variedades de plantas de café y observar los granos en distintos puntos de maduración.
Plantación café
Granos café
De ahí se pasa al interior donde se ve la maquinaria utilizada y se aprende a distinguir los granos buenos de los malos. 

El último paso a explicar son las camas africanas donde podemos ver los granos de café tendidos secando al sol.

Camas africanas
Camas africanas
Una vez familiarizados con el proceso de obtención del grano de café, pasamos a la sala de cata donde una mesa está preparada para poder probar distintas variedades de café utilizando primeramente el olfato y posteriormente el gusto.
Mesa de cata
Es muy interesante apreciar lo diferentes que son unas variedades de otras e incluso pudimos probar la carísima variedad Geisha y una infusión hecha con las cáscaras de su grano.

Antes de irnos compramos alguna variedad de café y ya regresaríamos al pueblo. El tour dura aproximadamente 2-3 horas, por lo que es la hora perfecta para ir a comer.

El guía nos recomendó un sitio super barato donde comimos abundantemente por 8 dólares los 2. Las opciones son limitadas, te dan a elegir entre 2 platos y luego viene con abundante guarnición, además el servicio es súper rápido, lo cual nos venía muy bien para poder aprovechar luego la tarde.
Nuestra comida
El plan de la tarde era recorrer el Sendero de las Tres Cascadas. Intentamos conseguir un taxi para que nos llevara al inicio de la ruta pero económicamente no nos compensaba, así que tomamos un autobús que en unos 20 minutos nos dejaba a la puerta.

Para hacer este sendero también se pasa por terrenos privados por lo que también hay que pagar a la entrada.
Antes de llegar al recorrido
El recorrido es bonito y durante el mismo se van a ver 3 cascadas. Los más valientes se pueden bañar en dos de ellas, pero yo probé el agua y para mí significaría muerte por congelación, por lo que desistí. La tercera cascada se ve un poco alejado.
Primera de las cascadas que se ven de cerca
Segunda cascada que se ve de cerca
A la vuelta, paramos en unas rocas sobre el río para merendar y mi marido sí aprovechó para darse un pequeño baño y corroborar que el agua estaba gélida.
Vistas desde nuestro picnic
Al volver regresaríamos con el mismo conductor y nos llevó por un camino más recto que el día anterior, por lo que llegamos a una buenísima hora al pueblo. Le pedimos que nos dejara en la cervecería, donde nos tomamos otra riquísima cerveza.

De ahí, volveríamos al hotel para adecentarnos e irnos a cenar a un sitio muy bonito aunque más caro. Cenamos en la terraza de Colibrí Restaurante.

A la vuelta de cenar aprovechamos para dejar las maletas preparadas ya separando el contenido de lo que íbamos a dejar en el hotel de Panamá y lo que íbamos a llevarnos a San Blas. Y ya bastantes cansados, decidimos ir a descansar. Hasta aquí dio de sí Boquete.

Viernes 13 diciembre:

Hoy sería un día bastante relajado. Empezaríamos con un rico desayuno en la terraza del hotel disfrutando del buen día que hacía. Luego hasta la hora del checkout estaríamos en la misma terraza leyendo. A la hora de abandonar el hotel, nos fuimos con nuestras maletas a la Plaza de Boquete, desde donde salen los autobuses hacia David.La frecuencia de autobuses es cada 20-25 minutos y el recorrido es de aproximadamente una hora, en función de las paradas que haga (son a demanda, sin paradas oficialmente establecidas).

Tras esa hora se llega a la Terminal de Transportes de David, desde donde pensábamos tomar un taxi al aeropuerto (recordando acordar el precio antes de subir). Al llegar al aeropuerto (a unos 10 minutos de la terminal), soltamos las maletas en facturación. Nuestra intención era la de poder comer algo en el aeropuerto, pero es extremadamente pequeño y sólo hay un par de puestos. Quisimos probar con algún restaurante cercano, pero el que según google estaba abierto no fue así, así que volvimos al aeropuerto donde compramos alguna empanada y fruta para comer.

Nuestro vuelo salía a las 15.30, así que sobre las 15 nos dejaron pasar la seguridad y, puntualmente, nuestro vuelo llegaría a Aalbrok una hora después.

Aquí también habíamos acordado el transporte al hotel (Magnolia Inn), así que tras la recogida de maletas (impresiona ver a los perros policía recorrer todas las maletas en busca de drogas), llegaríamos a muy buena hora al hotel.

Tras prepararnos para salir nuevamente, pasaríamos la tarde recorriendo la cinta costera de Panamá. Fue un paseo super agradable, con el ambiente navideño y sus varios puestos de comida. Probamos varias cosas como plátano frito, chicharrón, unos pinchos de carne y zumos. También pudimos ver a una familia de mapaches que andaba por las rocas del paseo.
Casco Viejo desde el Paseo
Cinta Costera
Cinta costera con plátano frito y chicharrones
Mapaches
Tras el paseo por la cinta costera nos fuimos a cenar al Mercado del Marisco. Es un sitio imprescindible de conocer, muchos restaurantes compiten por la clientela y te hacen ofertas para que elijas su establecimiento. Tras dar una vuelta, optamos por uno que nos ofreció un par de cervezas y ceviche de aperitivo y pedimos un par de pescados para cenar. 
Iluminación navideña cerca del Mercado
Nuestra cen
Finalmente, regresaríamos al hotel pues al día siguiente el madrugón era interesante. Teníamos la reserva para San Blas y había que estar listos a las 5.30 de la mañana.

Sábado 14 diciembre:

Hoy empezaba nuestra aventura en San Blas. Habíamos reservado la Aventura Cayos Holandeses con San Blas Dreams y, todo fue bastante bien.

Poco después de las 5.30 dejábamos las maletas que no nos llevaríamos a las islas en el hotel y nos montábamos en un 4x4 para ir a San Blas junto con otras 4 personas.

A la hora de camino se hace una parada para usar el baño y comprar en un supermercado aquellas cosas que no están incluidas en el paquete: agua, fruta, snacks, etc.

Tras unas 2 horas más llegaríamos a donde se toman las lanchas hacia las islas. Tras organizar quién iba con quién, nuestra lancha pondría rumbo a Isla Yanis, donde pasaríamos 2 noches.

Tras un poco de desorientación, pues el encargado de dar las explicaciones no estaba en ese momento, ya dejamos las cosas en nuestra habitación, pagamos la estancia y nos explicaron que teníamos tiempo libre hasta la comida y posterior excursión por la tarde.

Nuestro alojamiento para las próximas 2 noches
Así que nos preparamos las cosas para la excursión y nos pusimos a explorar la mini isla, dándonos algún baño. En alguna zona hay que tener cuidado con el coral.
Bañito en la isla
Al poco ya estaba lista la comida, un rico pescado con arroz y un poco de ensalada.
 
Almuerzo en San Blas

La excursión de esta tarde sería a Cayos Holandeses. Estas islas no están cerca, por eso son poco turísticas, a la hora o así de lancha llegaríamos a una isla, donde nos recibiría un guna yala para explicarnos su forma de vida y su isla. 
Durante la explicación en la isla
Posteriormente nos indicó el mejor sitio para hacer snorkel y nos dejaron tiempo libre para disfrutar de este pequeño paraíso por nuestra cuenta.

Nosotros estuvimos un buen rato haciendo snorkel, viendo multitid de peces en esas aguas cristalinas. Una pareja de holandeses nos comentó que ellos se cruzaron con una manta raya pero nosotros no tuvimos esa suerte.
Snorkel
Snorkel
También disfrutamos un rato de pura playa de aguas turquesas y arena fina y blanca.
Cayos holandeses
Cayos holandeses
Tras el tiempo estipulado en la isla, volveríamos hacia Isla Yanis, pero antes haríamos alguna parada en el camino. La primera fue para darnos un baño y poder contemplar estrellas de mar.
Estrellas de mar
Estrellas de mar

Y la siguiente y última parada en una mini isla rodeada de aguas transparentes, una auténtica delicia, donde estuvimos un rato más que suficiente para seguir disfrutando de este paraíso.
Mini playa
Vistas desde la mini playa
Y ya sí, regresaríamos a nuestra isla, donde tendríamos tiempo de darnos una ducha y disfrutar de la puesta de sol con una cerveza. 
Atardecer en San Blas
Con eso, llegaría la hora de la cena donde daríamos cuenta de un jugoso pollo con guarnición.

Llegada esta hora nosotros decidimos retirarnos a descansar y ver alguna serie en la tablet, pero al rato nos avisaron de que había una enorme y bonita luna llena anaranjada, así que disfrutamos un rato más de esta idílica estampa.
Increíble luna en San Blas
Aunque la isla dispone de generador para iluminar la zona del bar y los exteriores de las habitaciones es recomendable llevar linterna y/o frontal para poder moverse al baño o poder ver en el interior de las habitaciones.

Domingo 15 diciembre:

Hoy sería nuestro primer día completo en San Blas. Tras un fuerte desayuno empezaríamos la excursión más conocida que es Isla Perro, donde se puede hacer snorkel para ver un barco hundido.

Nosotros nos olvidamos nuestras máscaras en la isla, pero en nuestro barco nos proporcionan otras gratuitamente y, aunque echamos de menos las nuestras, nos hicieron el apaño.

El snorkel es impresionante, es donde más peces de distinta clase pudimos ver y el barco es perfectamente visible pues está muy cerca de la orilla. Hicimos varias incursiones para hacer snorkel, pero también nos dimos algún baño relajado.
Snorkel en Isla Perro
Snorkel en Isla Perro
Snorkel en Isla Perro
Snorkel en Isla Perro
La isla también es bastante pequeña y es la más preparada para el turismo, hay varias duchas, un bar... Pero, a pesar de ser domingo y haber bastante gente, la zona del snorkel nunca está saturada.

Estuvimos un buen rato charlando con el guna yala que se encarga de organizar a los turistas y aprovechamos para hacer varias preguntas sobre su cultura. Aprendimos mucho.

En esta isla pasaríamos toda la mañana hasta que ya regresaríamos a Isla Yanis para el almuerzo. Hoy también había pescado con guarnición de arroz y yuca.

Para la excursión de la tarde no nos olvidaríamos nuestras máscaras de snorkel. La primera parada sería para darnos un baño en una zona donde no cubre y es de arena blanca, así que uno puede disfrutar de un agradable baño. Además en la zona se puede hacer snorkel para ver estrellas de mar.

Baño en piscina natural
Estrellas
De ahí, iríamos a la siguiente parada de la tarde, Isla Chichime. Fue la que menos gracia tuvo pero mi marido se lo pasó en grande jugando al baloncesto con los habitantes de la isla mientras yo charlaba un rato con los otros turistas y me daba algún bañito.
Isla Chichime
Isla Chichime
Hoy llegaríamos más pronto de regreso por lo que, antes de ducharnos pudimos disfrutar de un tiempo en las hamacas sobre al agua de nuestra isla. 
Hamacas en Isla Yanis
Tras, una ducha y dejar encarrilada la maleta mientras aún hay luz (mi marido aprovechó para hacer un poco de snorkel por la isla), nos sentamos al final del embarcadero a disfrutar de nuestra última cerveza y nuestra última puesta de sol.
Última puesta de sol en San Blas
La cena hoy nos gustaría bastante pues era distintos tipos de mariscos en una rica salsa. Tras la cena, charlar un rato con una chica alemana y disfrutar unos minutos del columpio en la playa, regresaríamos a nuestra habitación para ver alguna serie y descansar.

Lunes 16 diciembre:

Hoy partiríamos de San Blas a Ciudad de Panamá, se acabó el paraíso pero con dos noches es suficiente para aprender sobre los guna yala, desconectar y disfrutar de estas bonitas islas.

Tras un desayuno parecido al día anterior, aunque hoy hubo suerte e incluyeron piña, partiríamos en nuestra lancha sobre las 8.30 rumbo al desembarcadero del continente.

Tras otro reparto de quien va con quien en los 4x4, iríamos tres parejas rumbo a la ciudad. Se hace otra pequeña parada para estirar piernas, comer algo y usar los baños. El camino son unas 3-4 horas hasta llegar a tu hotel. Nosotros fuimos los segundos, nos dejaron en el Magnolia Inn, donde teníamos que recoger nuestras maletas.

Una vez con las maletas, y habiendo preguntando en el hotel cuando nos podrían cobrar por ir al Albrook Mall, buscamos taxi. El segundo al que paramos nos dio un precio razonable y tras unos pocos minutos llegamos al hotel Wyndham Panama Albrook Mall. El hotel fue todo un acierto.

Tras el checkin, donde también nos dejaron entrar antes de la hora oficial, nos cambiaríamos de ropa y prepararíamos una mochila para visitar por la tarde el Metropolitan Parque Nacional. Pero antes pasaríamos por el centro comercial para comer algo. En el interior hay muchas opciones de restauración, y muchas mesas en el medio compartidas por todos los restaurantes, por lo que cada uno puede pedir donde quiera y comer juntos.

Ya comidos y con la mochila lista, tomamos un taxi a la salida del centro comercial para ir al parque. Allí se paga la entrada y te explican los distintos senderos. No son muchos senderos y no son muy largos, y cuando fuimos nosotros uno estaba cerrado por obras por lo que a pesar de no haber llegado muy pronto nos dio tiempo a recorrerlos todos tranquilamente.
Metropolitan
Si se puede es mejor ir a primera hora de la mañana porque las posibilidades de ver animales es mayor. Nosotros vimos varios ñeques, que son pequeños mamíferos tipo roedor y un perozoso bajando de un árbol, suponemos que a hacer sus necesidades pues bajo hasta el suelo sin soltarse del árbol, estuvo un par de minutos y luego volvió a subir. 
 
Ñeque
Perezoso

También es fácil avistar distintos tipos de aves y en la pequeña laguna que se encuentra en el Sendero El Roble, varias tortugas.

Además de los senderos se tienen unas bonitas vistas de la ciudad desde el mirador que se encuentra entre los senderos de La Cienaguita y el Camino del Mono Titi (este se encontraba en restauración).
Vistas de la Ciudad desde el Metropolitan
Para volver al centro comercial se puede tomar el autobús (aunque se tiene que haber comprado previamente una tarjeta) o parar algún taxi (pasan con bastante frecuencia). Esto último hicimos nosotros, y además compartimos el precio del viaje con un par de chicos que salían de trabajar del parque.

Una vez de regreso al hotel, una ducha rápida y nos fuimos a disfrutar de la estupenda piscina que hay en la azotea, aprovechando que todavía quedaba un poco de luz. Y allí nos dio la noche, con un relajado bañito en la piscina disfrutando de las bonitas vistas.
Piscina del Hotel
Cuando ya tuvimos suficiente piscina, nos fuimos a la habitación a ducharnos en condiciones. Y, antes de ir a cenar, dejamos contratado un taxi para que nos llevara a primera hora a ver las esclusas del Canal de Panamá en el centro de visitantes de Miraflores. Por 40 dólares, te llevan, te esperan 2 horas y te traen de vuelta. En dos horas da tiempo suficiente a ver pasar los barcos y a ver el pequeño pero interesante museo.

Tras contratar la excursión, nos fuimos a cenar al centro comercial. Y con esto daríamos por terminado este día.

Martes 17 diciembre:

Sobre las 7.40 de la mañana llegaría nuestro taxi y a las 8 en punto estábamos entrando en el Centro de Visitantes Miraflores. Es importante llegar pronto porque es cuando el tráfico de barcos es mayor. 

Nada más comprar la entrada fuimos rápidamente a la última planta donde había un barco que acababa de pasar, otro que estaba terminando y uno que iba a empezar el cruce. Es bastante curioso ver el proceso de llenado de las esclusas y como avanzan los barcos ayudados con las pequeñas locomotoras guías terrestres. Durante el tiempo que estuvimos, la megafonía daba alguna explicación del proceso y hay personas a las que se les puede preguntar por si tienes alguna duda.
Miraflores. Entre dos esclusas
Miraflores
Cuando ya vimos pasar en directo un par de esclusas consideramos que ya era buena hora para empezar la visita del museo. Se empieza en la planta baja y se va subiendo hasta llegar a la cuarta. Son salas pequeñas pero se aprende mucho sobre la historia del canal, sobre el primer intento fallido de los franceses, sobre los problemas que se encontraron en el exitoso segundo y sobre la maquinaria que se usaba y se usa actualmente.

Con esto, saldríamos del centro y allí estaba nuestro conductor esperándonos. Nos ofreció llevarnos a un centro de artesanía y accedimos, así provechamos para comprar algún recuerdo.

Comentamos con el conductor que queríamos visitar la Calzada Amador y nos ofreció por 15 dólares más por persona llevarnos, haciendo alguna parada interesante y traernos luego de regreso. Nos pareció bien la idea, así que nos llevó directamente a la Calzada Amador, con varias paradas para ver las vistas y hacernos fotos. En el camino también nos explicó alguna cosa interesante sobre la calzada y sobre Panamá. Al final de la calzada hay un duty free (pero no es especialmente barato) y allí también está un bonito cartel turístico con las letras PANAMA, para hacerse una foto de recuerdo. 
Vistas desde la Calzada Amador
Nos ofreció llevarnos a comer pero nos pareció demasiado orientado al turista extranjero, así que le preguntamos por algún sitio bonito para tomar una cerveza tranquila. Nos llevó a un lugar que nos encantó, pues las vistas del mar con la marea baja son espectaculares. Si eres amante de las aves es un lugar imprescindible pues ahí se juntan distintas especies a comer en la marisma y de los restos de los barcos de pesca que se encuentran encallados en el fango hasta que suba la marea. El sitio se encuentra en la zona llamada Sabores del Chorrillo.
Vistas desde la terraza del bar
Vistas desde la terraza del bar
Y tras una cerveza fresquita (aunque industrial) nos dejó de vuelta en el hotel, pero antes apalabramos con él que nos llevara al aeropuerto al día siguiente.

Una vez en el hotel fuimos directos al centro comercial a comer. Tras comer volveríamos al hotel y pasaríamos la primera parte de la tarde relajándonos en la piscina. Una vez pasadas las horas de calor nos arreglamos para ir a la parte vieja de la ciudad a hacer un poco de turismo.

Tomaríamos nuevamente un taxi por 5 dólares y nos dejó en la plaza de la Catedral. Fuimos recorriendo los principales puntos turísticos de la ciudad hasta que cayó la noche. 
Catedral
Plaza de Francia
Paseo Esteban Huertas
Vistas desde Paseo Esteban Huertas
Vistas desde los baluartes defensivos
Monumento a Simón Bolivar
Uno de los planes con más éxito de Ciudad de Panamá es visitar alguno de los rooftop bar que se encuentran en el Casco Viejo. Nosotros optamos por subir a Tántalo y allí nos pedimos un par de cócteles y algo para comer. Se come rico y no es especialmente caro. Además al ir relativamente pronto pillamos la bebida en happy hour.
Cócteles en Tantalo
Tras la cena, daríamos un poco más de paseo por el Casco hasta que ya buscamos un taxi de vuelta al hotel y a descansar.

Miércoles 18 diciembre:

Hoy nos tomaríamos el día relajado, así que tras levantarnos a la hora que nos apeteció y desayunar tranquilamente en el hotel, nos fuimos a dar un paseo por el centro comercial para comprar algún regalo de última hora. A la hora del checkout, dejamos las maletas en recepción y nos fuimos a comer.

Y a eso de las 14 de la tarde ya teníamos al conductor esperándonos para llegar al aeropuerto. Todo fue bastante rápido, tanto el tráfico como la facturación como la seguridad. Así que tuvimos bastante tiempo libre en el aeropuerto. El avión salió con algo de retraso pero luego lo recuperó en el vuelo. El viaje fue un tanto agotador pues hubo turbulencias que no dejaron descansar muy bien, así que a primera hora del 19 estábamos por Barajas bastante cansados pero contentos porque el viaje nos había gustado mucho.