lunes, 29 de diciembre de 2014

Nueva York

29 diciembre: Otro año que me iba a pasar mi cumpleaños volando y esta vez con escala :-). Dada la enorme diferencia de precio entre el vuelo directo y con escala en Londres, nos decantamos por esta opción. Las escalas eran cortas, unas 2 horas, por lo que fueron llevaderas. Llegábamos al aeropuerto internacional JFK sobre las 20:00 de la tarde. Para llegar a Manhattan cogimos el AirTrain hasta enlazar con la línea A de metro. El AirTrain se paga al salir y son 5 dólares. Una vez que se pasan los tornos del AirTrain existen otras máquinas donde se puede adquirir el bono de transportes para 7 días (es el mismo vestíbulo, pero en las máquinas que hay en el lado del AirTrain no se pueden adquirir). El precio de este abono son 30 dólares más 1 dólar por la tarjeta MetroCard que luego se puede cargar con dinero si, como fue nuestro caso, nos quedábamos más de 7 días.
El hotel elegido fue el Herald Square Hotel, un hotel bastante correcto, bien de precio (para los precios de los hoteles en Nueva York) y muy bien situado. Al llegar, decidimos descansar y ya empezar al día siguiente.

30 diciembre: Hoy empezaríamos el día visitando el Empire State. Habíamos comprado desde Madrid la New York City Pass, y con el localizador que te dan se va a cualquiera de las atracciones incluídas para que te den el libreto con los bonos para canjear en las mismas. Tras una hora de cola (muy bien organizada) ya estábamos en todo lo alto del Empire alucinando con las vistas de rascacielos de Nueva York. Nosotros nos quedamos en la planta 86, aunque también se puede subir hasta 102 por algo más, pero consideramos que no iba a aportar mucho más.

Vistas desde el Empire State

Vistas desde el Empire State

Vistas desde el Empire State


Tras el Empire nos compramos nuestros primeros perritos en la calle y subiendo por la Quinta Avenida nos pillamos también unas porciones de pizza. En el camino nos cruzamos con la Biblioteca Pública de Nueva York, a la que merece la pena echar un ojo.

Nuestra siguiente parada del día sería St.Patrick's Cathedral. Es una iglesia que está bien, pero sin especial encanto (y encima estaba casi entera de obras).

St. Patrick's Cathedral

De ahí, nos encaminamos a Rockeffer Plaza para ver el ambiente navideño con la famosa pista de patinaje y su más famoso árbol. No cabía un alfiler, aunque he de decir que me desencantó un poco el tamaño del árbol.

Rockefeller Plaza


Y regresando por nuestros pasos, nos paramos a ver el Bryant Park, que también tiene pista de patinaje y muchos puestos, en uno de los cuales nos compramos una sidra caliente, muy dulce.

Bryant Park


Y ya caído el sol nos fuimos a ver la Grand Central Station en la que destaca el vestíbulo principal. Y muy cerca de la misma se encuentra el Edificio Chrysler, muy bonito arquitectónicamente hablando. Se puede visitar el vestíbulo y merece la pena entrar.

Grand Central con el Chrysler
A continuación, decidimos dar una vuelta por Times Square y el ambientazo era increíble. Es curiosa la enorme tienda de juguetes que hay en la plaza, recomiendo entrar y dar una vuelta.

Times Square

Con la New York City Pass se tiene derecho a un segundo pase nocturno en el mismo día para subir al Empire State, así que allá que nos fuimos. Esta vez también había cola, aunque un poco menos y las vistas siguen siendo alucinantes por la noche.

Vistas por la noche desde el Empire State

Vistas por la noche desde el Empire State
Y ya con esto, dábamos por concluído nuestro primer día completo en la gran ciudad.

31 diciembre: Día de Nochevieja, y decidimos vivirlo de un modo especial, así que nos abrigamos bien, nos pusimos nuestra ropa de running y pusimos rumbo a Central Park a un trote relajado. Es una forma muy auténtica de vivir el parque, además que puedes visitarlo entero de forma más rápida. En el parque destaca el gran lago central y la estatua de Alicia en el País de las Maravillas.

Lago de Central Park

Alicia en el País de las Maravillas

Al terminar nuestro recorrido (unos 15 kms) nos compramos un perrito para reponer fuerzas y cogimos el metro rumbo al hotel.

Tras una ducha y tras comer en un japonés cerca del hotel, decidimos dar un paseo por la zona de nuestro hotel y luego ir a descansar un poco pues la tarde-noche iba a ser larga.

A última hora de la tarde, nos pusimos rumbo a Central Park para disfrutar del ambiente de la carrera que hacen por la noche y ver los fuegos artificiales de año nuevo. Tuvimos que acceder al parque por la Novena Avenida debido a los cortes de calles por el acceso a Times Square. En esta calle, entramos en un mexicano a cenar y de ahí a Central Park. Primero dimos un pequeño paseo haciendo alguna foto, y nuestro destino final era la Fuente de Bethesda, donde nos tomamos las uvas de nochevieja (a nuestro ritmo, pues aquí no hay campanadas) y disfrutamos de los fuegos de año nuevo.

Nos volvimos en metro al hotel, puesto que éste funciona las 24 horas y es muy eficiente.

1 enero: Hoy cogeríamos el metro hasta las proximidades de la Catedral de San Juan el Divino. Para poder visitarla por dentro se ha de pagar una entrada de 5 dólares, pero merece la pena. Se puede entrar gratis y echar un ojo, pero no se puede recorrer la Iglesia, por lo que no se aprecia bien. Da la sensación de ser una catedral antigua, pero no deja de ser del siglo XX. Dentro hay un montaje muy curioso con dos grandes esculturas que representan un Fénix.

Catedral de San Juan el Divino

Catedral de San Juan el Divino

Nuestra siguiente parada sería el Museo Americano de Historia Natural, y decidimos ir hasta él por Central Park. Antes de entrar al museo paramos a comer algo y ya nos pusimos en la cola para poder entrar (hay que canjear el boleto del libreto por entradas). El museo es enorme con información de animales de todos los continentes, así como información etnográfica muy interesante. Aunque el museo es famoso, sobre todo, por la colección de esqueletos de dinosaurios. Un museo muy interesante, al que hubiéramos dedicado más tiempo pero se nos echó encima la hora de cierre.

Museo Americano de Historia Natural

Museo Americano de Historia Natural
Antes de irnos a cenar fuimos a echar un vistazo a la zona de Lincoln Center y, con eso, a cenar y a descansar.
 
2 enero: Con la New York City Pass se da la opción de hacer un crucero por la isla, pero no entera. Se puede ampliar por 5 dólares más para hacer el crucero que llaman The best of New York, cosa que nosotros hicimos. Tampoco creo que merezca especialmente la pena, porque es un crucero muy largo (más de dos horas) y hay zonas que no aportan nada.

Lo primero que hicimos en el día fue ir a las taquillas para obtener los tickets, y como hasta las 14:30 no salía el crucero (aunque te dicen de estar sobre las 13:30) nos fuimos en transporte público a visitar el centro propiamente dicho de Manhattan y corazón financiero. Empezamos la visita por el City Hall. Enfrente se puede apreciar uno de los edificios más famosos, el Woolworth Building. Es un bonito edificio por fuera con un espectacular vestíbulo. No se puede visitar, pero con un poco de disimulo se puede echar un vistazo por la puerta. 


Siguiendo por Broadway nos encontramos con la St.Paul's Chapel, una pequeña capilla. En ella nos encontramos ensayando a una orquesta con un cantante de ópera, estuvo curioso.

Nuestra siguiente parada sería la Trinity Church, una preciosa iglesia con un cementerio. Muy cerca se encuentra el Federal Hall, edificio que se puede visitar gratuitamente (se entra por el lado opuesto a Wall Street). Al salir de la visita te encuentras con la figura de Washington y con el edificio de Wall Street.

Wall Street visto desde el Federal Hall

Nuestra última parada por la zona sería el Memorial del 9/11, muy conmovedor. También se encuentra el museo del memorial, pero tampoco nos llamaba especialmente la atención.

Monumento dedicado a los bomberos

One World Trade Center

Memorial 9/11
Antes de ir al crucero, entramos en una pizzería al corte muy cerca del memorial para reponer fuerzas.

El crucero te da una visión diferente de Nueva York, recomendable ir en la parte no cubierta aunque haga fresco. Las mejores vistas se obtienen desde babor.

Vistas de Manhattan desde el crucero
 
Estatua de la Libertad desde el crucero


Ellis Island desde el crucero
Tras el crucero, nos fuimos a visitar lo que se conoce como High Line. Es un agradable paseo en lo que antiguamente eran unas vías altas de tren. Estuvieron abandonadas mucho tiempo, hasta que por iniciativa popular se convertieron en un agradable parque.

High Line
3 enero: Habíamos contratado desde Madrid una excursión denominada Contrastes de Nueva York, la cuál te lleva por los barrios periféricos de Nueva York. Es una excursión más que recomendable, nosotros la contratamos con http://www.tourcontrastesdenuevayork.com. 

La primera parada sería en el barrio de El Bronx, donde se visita (por fuera) el estadio de los Yankees y la comisaría 42, famosa por aparecer en muchas películas. Durante el recorrido te enseñan la historia del barrio, de las bandas y de los muchos graffitis que se pueden ver por sus calles. 

Graffiti en el Bronx
El siguiente barrio fue Queens, donde existen distintas zonas, muy diferentes entre sí. La primera de ellas llena de casas unifamiliares bastante lujosas y el siguiente más humilde en el que se distingue el barrio ecuatoriano y el barrio colombiano, y donde no se escuchará otro idioma que no sea el español. También nos acercamos a la antigua exposición universal, ahora convertido en un parque.

Antigua Expo
Nuestra última parada fue en Brooklyn, en el barrio de Williamsburg, donde es recomendable ir en un sábado. Las calles están repletas de judíos ortodoxos camino de sus sinagogas con los sombreros de ceremonia. El guía te explica sus costumbres y alguna anécdota divertida.

La excursión te da la opción de dejarte en Brooklyn para cruzar el puente andando, en Chinatown o cerca de donde te recogieron. Nosotros optamos por la primera opción. El día no acompañaba mucho debido a la nieve, pero no desmerecieron los 20 minutos aproximadamente que tardamos en recorrer el puente y tomar las oportunas fotos.

Puente de Brooklyn
El puente termina muy cerca del barrio chino, donde nada más llegar y como no podría ser de otra manera, comimos en un restaurante chino. A pesar de la lluvia, dedicamos toda la tarde a visitar el barrio chino y la pequeña Italia (cada vez más pequeña debido a que el barrio chino se va haciendo con ella). En la zona destaca el Museo Tenement, donde las entradas ya estaban agotadas pero se puede ver un interesante video donde te explican cómo vivían los inmigrantes que llegaban a Nueva York.

También se encuentra la Basílica de St.Patrick's Old Cathedral.

Y con esto ya se daba por terminado otro día.

4 enero: Hoy teníamos reservado desde Madrid la entrada a la Estatua de la Libertad, con acceso a la corona. La hora era a las 11 de la mañana, pero no hay ningún problema por coger el ferry en cuanto se llega al muelle ni en subir directamente una vez en la isla (de hecho, lo recomendamos pues es mucho lo que hay que ver).

Una vez en la isla, se puede obtener audioguía en el idioma elegido. Para subir (ya sea al pedestal o a la corona) se han de dejar las mochilas en las taquillas que hay por 2 dólares cada una.

Tras esos trámites, nosotros decidimos ir directamente hasta la corona. La subida es a través de una estrechísima escalera de caracol. Es muy curioso ver las formas de la estatua por dentro y una vez arriba las vistas son reducidas (las ventanas son los pequeños agujeros que se ven en la corona) pero es una experiencia interesante. Si se está interesado en subir hay que hacer la reserva con varias semanas de antelación (la diferencia de precio con la entrada al pedestal no es significativa).

Estatua de la Libertad

Vistas desde la corona de la Estatua de la Libertad
Tras visitar la corona, nos paramos en el pedestal donde se puede dar una vuelta pero tampoco aporta mucho más que desde abajo.

Y la última parada es el pequeño museo donde se explica la historia de la estatua, su montaje, construcción, etc. Bastante entretenido.

Tras la visita a la estatua, cogimos el ferry hacia Ellis Island, donde se encuentra el Museo de la Inmigración. Fue una grata sorpresa, porque es una visita muy interesante, y con la audioguía que te proporcionan de forma gratuita en el idioma elegido, se aprende muchísimo de la historia de Nueva York.

A la vuelta dimos un paseo por Battery Park, donde destaca una gran estatua de un águila, así como otros monumentos conmemorativos.

De ahí, nos encaminamos a ver al famoso toro de Wall Street que el día que estuvimos por la zona nos olvidamos de él. 

Hoy nos daríamos un pequeño homenaje para cenar. Nos habían hablado de un restaurante giratorio en Times Square, se encuentra en el hotel Marriot Marquis y se llama The View. Si sois dos, hay muchas opciones de que acabéis sentados en las mesas que están pegadas a las ventanas. Se puede ir a tomar una bebida únicamente, pero también existe la opción de buffet, es un poco caro, pero un día es un día.

Vistas desde el restaurante

Vistas desde el restaurante
5 enero: Por la mañana nos encaminamos a Top of The Rock. Aunque pueda parecer que no aporta mucho más que la vista desde el Empire State, la verdad es que no es cierto. Las vistas de Central Park desde aquí son impresionantes, además que desde aquí se puede ver el propio Empire.

Vistas desde Top of the Rock

Vistas desde Top of the Rock


Al bajar del observatorio, nos pusimos rumbo al Museo de Arte Moderno (MoMA). Tiene 6 plantas y se le dedica fácilmente 4 ó 5 horas para visitarlo completo.La última planta está dedicada a exposiciones temporales y puede tener una pequeña cola, por lo que recomiendo visitarla pronto. En nuestro caso fue una exposición de Cut-Outs de Matisse. El museo tiene obras muy conocidas como Las Señoritas de Avignon de Picasso o La Noche Estrellada de Van Gogh.

Noche Estrellada de Van Gogh

Persistencia de la Memoria de Dalí

Latas de sopa de Warhol
Tras el museo fuimos a cenar a una hamburguesería típica americana, donde no hay turistas, es decir, que allí van los de allí. De precio es normal, más caro que en España, pero para ser Nueva York es aceptable. Hay tres en Manhattan y se llama P.J. Clarke.

6 enero: Hoy amanecía nevando, buen día para estar dentro de un museo. Cogimos el metro y nos plantamos en el Museo Metropolitano de Arte al poco de abrir. Dejamos la mochila y el abrigo en consigna y con mapa en mano nos disponemos a visitar el museo. Las posibilidades son enormes: lado americano, africano, asiático, europeo, etc. Así que le dedicamos el día entero hasta la hora del cierre (17:30) sin verlo todo, pero casi. Es un museo que bien se puede visitar en dos días, muy interesante. Tiene de todo, esculturas, pinturas, restos arqueólogicos (destaca sobremanera la tumba de Perneb).

Met

Met

A la salida del museo, en el que casi no habíamos comido nada, nos tomamos un perrito y nos encaminamos a la zona de Union Square. Desde un gran centro comercial (DSW) y desde la última planta se tiene una vista muy bonita del parque con el Empire State de fondo.

Union Square


Y, con esto, otro día llegaba a su fin. Hoy cenaríamos en los típicos supermercados que hay por toda la ciudad, donde se puede coger comida cocinada al peso (tipo buffet), hacerte tus propias ensaladas, comprarte tus bollos, etc. Son muy socorridos.

7 enero: Hoy era nuestro último día en Nueva York, pero como salíamos por la tarde, teníamos toda la mañana para hacer alguna pequeña visita. Optamos por coger el metro para ir al East River Park. El parque no tiene gran cosa, salvo muchas canchas de béisbol pero el paseo por la rivera del río es agradable. Tras visitar el parque nos fuimos a visitar los llamados Community Gardens. Estos son parques de recreo (con zonas infantiles, mesas, en algunos casetas para vender bebidas, etc) creados y mantenidos por los vecinos del barrio (tienen horarios reducidos, pero se ven perfectamente desde la calle).

Detalle del Community Garden llamado Plaza Cultural

Cerca también se encuentra el Tompkins Square Park.
Nos encontramos también con una bonita iglesia llamada Grace Church.
Para comer, no nos podíamos ir sin visitar un Wendys. Y ya con el estómago lleno, nos volvimos paseando al hotel dando el último vistazo a esta ciudad. Y volviendo a ver el edificio Flatiron que habíamos visto la noche anterior. 

Flatiron


Por si os interesa, cerca se encuentra una tienda de Lego donde tienen reconstruído la zona con piezas de lego.
Para llegar al aeropuerto hicimos el mismo camino que a la ida, primero el metro y luego el AirTrain. El vuelo salió con unas 4 horas de retraso, con cambio de avión incluído. Al menos los de AmericanAirlines se portan bien y te dan un cheque por 12 dólares para gastar en comida y bebida en el aeropuerto.

8 enero: Y ya llegábamos a Madrid a media tarde con mucho cansancio pero contentos por cómo había salido el viaje.