sábado, 9 de julio de 2016

Croacia y Mostar

Sábado 9 Julio: Empieza nuestro viaje por tierras croatas llegando al aeropuerto de Dubrovnik a las 17:00. Nos dirigimos a cambiar algunos euros a kunas. En la mayoría de sitios te admiten pago con euros, pero está bien tener algunas kunas por si acaso (supermercados, transportes, etc hay que pagar en kunas). Nosotros cambiamos pequeñas cantidades otras dos veces durante el viaje a mejor tipo de cambio que el del aeropuerto.

Nuestro primer destino sería Cavtat, que se encuentra muy cerca del aeropuerto. Para llegar allí, acordamos con el apartamento que nos vinieran a buscar por 10 euros, muy cómodo. El apartamento estaba francamente bien, una pena que sólo lo fuéramos a utilizar una noche. Las vistas desde la amplia terraza no podrían ser mejores y además la dueña nos invitó a una cerveza fresquita que fue muy de agradecer. Los apartamentos son Apartments Miljas.

Vistas desde el apartamento
Pues tras dejar las maletas y hacer algo de compra en una tienda cercana, ya nos ponemos con el chip turista y nos bajamos al pueblo. El acceso es empinado pero está muy cerca. En Cavtat destaca sobre todo el paseo por el puerto y las playas. En Croacia el concepto playa es distinto al de España, porque no son de arena, el acceso al agua suele ser a través de rocas. A mí personalmente me gusta más.

Las vistas desde el paseo marítimo fue de lo mejor del viaje, un auténtico lujazo poder darse un baño al atardecer, en esas aguas transparentes, prácticamente sólos y quedarse en las rocas observando la puesta de sol. Simplemente inmejorable.

Cavtat

Cavtat
Tras ese gran momento, nos dirigimos al pueblo para cenar.

Y, tras la cena, tocaba disfrutar un poco de nuestra terraza. Botellita de vino tinto croata y queso. Croacia, como España, tiene mucha tradición vinícola, muchos tipos de uva y muchas denominaciones, tanto de tinto como de blanco.

Domingo 10 Julio: Tras disfrutar de un desayuno en nuestra maravillosa terraza, tocaba recoger el equipaje para tomar el autobús que va a Dubrovnik. La parada se encuentra pocos metros del apartamento. El autobús que hay que tomar es el número 10, cuesta 25 kunas (unos 3-4 euros) y tarda unos 25 min. También se puede ir en ferry, pero queríamos una opción más rápida. La parada más cercana al Old Town se encuentra enfrente de nuestro apartamento en Dubrovnik, Apartments Deranja. 

Llegando a Dubrovnik
Llegamos antes de la hora de poder entrar, así que hicimos los papeleos y dejamos las maletas (ellos se encargarían de meterlas luego en el apartamento). Y con un mapa en mano, nos dirigimos al centro. Nosotros entramos en el interior a través de la Puerta de Pile (donde puede verse la estatua de San Blas, patrón de la ciudad). Y nada más entrar nos encontramos con la Gran fuente de Onofrio. Se trata de una gigantesca fuente de forma circular con 16 chorros. Es uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad, el agua es potable y sale muy fresquita, lo cual en verano es muy de agradecer.

Seguimos nuestro paseo por Placa (Stradun). Es la calle principal de la Stari Grad, que atraviesa el casco viejo desde la famosa Puerta de Pile hasta la Plaza Luza, donde  podemos contemplar la Torre del Reloj y la Columna de Orlando. En esta ruta se pueden visitar (nosotros optamos por no entrar, son de pago y nos apetecía más callejear) los Monasterios Franciscano y Dominico. 

Placa (Stradun)
En la plaza Luza se encuentra el Palacio Sponza. Palacio del s.XVI que alberga los Archivos del Estado y la Sala Conmemorativa de los Defensores de Dubrovnik. La entrada al Palacio no es muy cara, pero preferimos no entrar. Destaca el pórtico de seis columnas.

Palacio Sponza y Torre del Reloj
En esta misma plaza se encuentra Iglesia de San Blas. Iglesia de estilo barroco construida en honor al patrón de la ciudad. Estaban oficiando misa, así que sólo pudimos echar un vistazo, no nos llamó especialmente la atención. 

A la derecha de la plaza se encuentra el Palacio del Rector. Antiguo palacio de los rectores, hoy convertido en museo. De pago. Y justo al lado se encuentra la Catedral de la Asunción, es una bella catedral de estilo barroco. Gratuita.

Tras estas visitas, nos adentramos en el viejo puerto bordeando las murallas a nivel de la calle y allí vemos que, hacia el final, hay habilitadas zonas de baño.

Puerto Viejo

Puerto Viejo

Muralla y zona de baño
En este punto, decidimos buscar un sitio para comer. Encontramos un sitio de menú (sopa de pescado y pescado a la brasa) bastante económico y muy bueno. El sitio se encuentra muy cerca de la Iglesia de San Ignacio de Loyola.

Tras comer, decidimos recorrer las callejuelas de Dubrovnik, son una auténtica delicia, calles estrechas, empedradas y a la sombra. Recomendable 100%.

Calles de Dubrovnik
Llegado este punto, decidimos hacer una parada para tomar un helado y ponernos el bañador. Y... a aprovechar las zonas de baño que habíamos encontrado por la mañana. ¿Qué decir de las aguas del adriático? Un baño de lo más agradable, con poca gente, aguas super limpias y transparentes y a la temperatura ideal, y encima ¡¡con vistas a la muralla!!

Ya refrescados, decidimos subir a las murallas. El precio es de unos 12 euros, pero estarán bien invertidos, es un paseo largo (se recorren todas las murallas) y se va a disfrutar de unas bellísimas vistas.

Vistas desde la muralla

Vistas desde la muralla

Vistas desde la muralla
Al terminar el recorrido, aunque no eran las 8 de la tarde, se nos había despertado el hambre. Viendo en TripAdvisor decidimos ir a un pequeño bar llamado Barba, y fue todo un acierto. Está muy bien de precio, tienen hamburguesas muy curiosas y hay que probar las ostras rebozadas. Además tienen una cerveza en botella llamada Barba, ligeramente amarga pero muy buena.

Y tras la cena, nos encontramos con la sorpresa de que estábamos en la fiesta del verano. En la Plaza Luza habían montado un escenario y estaban interpretando una ópera. También iba a haber fuegos artificiales más tarde, pero ya estábamos bastante cansados y mañana tocaba un buen madrugón. Tras unas fotos nocturnas y el recuerdo de día perfecto, nos dirigimos a nuestro apartamento a descansar. 

Lunes 11 Julio: Hoy tendríamos que madrugar para recoger el coche de alquiler, habíamos reservado muy pronto porque queríamos ir luego a Prapratno a coger el ferry a la Isla de Mljet. A la isla también se puede ir desde Dubrovnik, pero sin coche y nosotros queríamos poder movernos por la isla. Tras recoger el coche y llenar el depósito (aquí hay que devolverlo con la misma cantidad que tenía cuando lo recogiste), fuimos al apartamento a hacer el checkout y ponernos rumbo a Prapratno, que se tarda aproximadamente una hora.

Nosotros ya teníamos comprados los billetes de ferry por Internet, aunque a la hora de la compra eliges una hora, la reserva es para el día pudiendo elegir la hora que quisieras (o por si te quedas sin plaza por aforo). Ante ese miedo fuimos bastante pronto para coger el ferry de las 10:15, pero la verdad es que estaba bastante tranquilo. Esperamos la llegada del ferry tomando un café. 

Esperando el ferry
El ferry tarda unos 45 minutos y, tras desembarcar pusimos rumbo a Polače, haciendo una parada en un supermercado para poder hacer un picnic en los lagos. Al parque nacional se puede entrar desde Pomena o Polače, nosotros nos decantamos por ésta última porque el trayecto a pie es más corto.

Tras dejar el coche y comprar los tickets para el parque (se compran en unos kioskos a unos 100 metros de la entrada), nos pusimos rumbo al primer lago, que es el más pequeño. Se tarda unos 15 minutos en llegar a él. Nos sorprendió la poquísima gente que había, pudimos coger un sitio a la sombra sin problemas y allí dimos buena cuenta de lo que habíamos comprado en el super, disfrutando de unas magníficas vistas. 

Y ya con muchas ganas acumuladas, nos dimos un buen baño, disfrutando de estas aguas también muy cristalinas, eso sí, es un lago salado.

Lago pequeño
Tras secarnos un poco, nos pusimos rumbo al segundo lago, que está a otros 15 minutos andando. Desde ahí se puede coger el barco que te lleva a la Isla de Santa María. Nosotros primero quisimos darnos otro buen baño, para eso fuimos bordeando el lago por un paseo hasta dar con un hueco que estuviera a la sombra, hubiera sitio para dejar las cosas y fuera fácil bajar (la orilla está como a 5 metros en descenso). Existe una zona de picnic, pero preferimos estar un poco más aislados, aunque repito que es impresionante que un sitio tan chulo esté tan vacío en pleno mes de Julio.

Nuestro sitio elegido en el lago grande
Y, ya otra vez fresquitos, nos fuimos con el barco a la pequeña isla que tiene un monasterio. Es un trayecto muy cortito en barco, y en la isla también te puedes bañar si quieres. 

Monasterio en la Isla de Santa María
Nosotros preferimos volvernos hacia el coche para visitar las playas de la isla. Fuimos a la playa de Saplunara Beach, una playa de arena con aguas igualmente cristalinas y limpias, y tampoco había mucha gente. Tras remojarnos a gusto ya tocaba volver camino del ferry de vuelta. No quisimos apurar mucho porque ya era el último ferry (a las 7 de la tarde).

Saplunara Beach
Esta noche iríamos a dormir a Ston, un pequeñísimo pueblo que está a unos 15 minutos en coche desde donde te deja el ferry. Este pueblo destaca por su gran muralla defensiva, la segunda más grande tras la muralla china. Además tuvimos la suerte de que nuestro apartamento (Apartments Vlasic) disponía de una terraza con magníficas vistas a la muralla.

Vistas a la muralla desde el apartamento
Esta muralla se puede recorrer, pero nosotros optamos por no hacerlo ya que suponía una gran inversión de tiempo y nos llamaba más la atención salir pronto al día siguiente.

Esa noche cenamos en un restaurante un pescado a la brasa (hecho delante de ti) con un vino blanco croata. Un auténtico manjar. Es muy típico en las cartas en Croacia encontrar un plato que consiste en 1 kg de pescado.


Martes 12 Julio: Tras disfrutar de otro desayuno con unas vistas impresionantes, nos ponemos rumbo a Mostar. Nos apetecía una pequeña incursión en el país vecino, y la ciudad de Mostar está a unas 2 horas en coche. Se tarda un poco más ya que hay que salir y entrar de aduana dos veces, pero merece la pena. Decidimos no cambiar euros a marcos bosnioherzegovinos, y no nos arrepentimos. En todos los sitios nos aceptaron euros o kunas sin problemas.

Para aparcar en Mostar habíamos leído que el centro es peatonal y que además hay mucho gorrilla, así que buscando con google maps vimos un parking cerca de la Iglesia Franciscana de Pedro y Pablo, y con esa intención fuimos. Pero al llegar, quisimos entrar a la gasolinera que hay al lado, y vimos aparcamientos, preguntamos y nos dijeron que lo podíamos dejar ahí sin problemas, así que eso hicimos.

La gran calle donde está la gasolinera se llama Bulevar y responde a la antigua frontera durante la guerra entre ambos bandos, de hecho se puede observar todavía algún edificio con aguejeros de balas en su fachada.

Así que tras visitar la iglesia, ya que estaba al lado (es muy nueva, quedó muy destruida en el conflicto) nos dirigimos al centro que está a 2 minutos andando. Al poco de entrar ya te das cuenta de lo enormente turística que es la ciudad, las bonitas calles empedradas están llenas de tiendas de recuerdos, restaurantes y bares, todo enfocado al turista. Enseguida nos encontramos con el famoso puente Stari Mostar con sus dos Torres Helebija y Tara. En el puente hay chavales que se supone que tras pasar la gorra para recolectar dinero, se tiran desde el puente. El tema es que si se tiran, deben hacerlo pocas veces, porque estuvimos esperando un rato y no les parecía suficiente dinero para tirarse. Así que, decidimos desistir y disfrutar de las bonitas vistas que hay desde el puente, a ambos lados.

Stari Mostar y vistas


Stari Mostar

Vistas desde Stari Mostar
Tras cruzar el puente, nos adentramos en el Bazar de Kujundziluk, lleno de más tiendas de recuerdos. Es una zona bonita con las calles empedradas, las vistas del río y las bonitas casas.

Bazar con el puente de fondo
El centro de Mostar es realmente pequeño, se pueden visitar tres mezquitas: Mezquita Koski Mehmed Pasha,Mezquita Karadjoz-bey y Mezquita de Vucjakovica dzamija (con su cementerio). Son de pago y las mujeres pueden tener que taparse para poder entrar. Nosotros preferimos no entrar, salvo en la primera de las mezquitas que sí te dejan asomarte a verla gratis.

Mezquita de Vucjakovica dzamija
Dado el fuerte calor que hacía, decidimos ir a comer esperando que el sol bajara un poco y diera más sombras. Por casualidad, nos encontramos con un restaurante de comida casera. Por unos 10 euros, podías llenarte el plato con lo que quisieras, había como 10 platos para elegir y podías escoger de los que quisieras. Además también te ponían una ensalada y postre. Además la señora también nos incluyó las bebidas. Fue todo un acierto.

Tras comer, seguimos dando una vuelta por el centro y nos encontramos con una casa turca. En teoría costaba 2 euros, nos dijeron que el ticket se compraba dentro, pero no vimos a nadie, así que la visitamos gratis. La casa es una gran sala, divida en dos partes y un dormitorio (al que te puedes asomar). Tampoco hubiera merecido la pena pagar la entrada.

Y tras recorrer el resto de mezquitas, ya nos volvemos a nuestro coche. Nos costó un poco salir, porque nos equivocamos con el GPS, pero en unas dos horas y medias llegábamos a nuestro siguiente destino, Split. 

Tras aparcar el coche y dejar las maletas en el apartamento, valoramos si empezar a hacer turismo o ir a disfrutar la playa. Al día siguiente pensábamos coger el ferry a la isla de Hvar sobre las 9, pero decidimos coger el siguiente ferry, así tener la mañana para visitar la ciudad y tener esta tarde para ir a la playa.

Tras unos 15 minutos, llegamos a la primera playa, pero no nos gustó. Había muchísima gente, así que decidimos seguir caminando y en la siguiente playa, había un número razonable de gente y ahí nos quedamos (en la zona de roca).

Tras otro baño super agradable (no pensábamos que nos fuéramos a bañar tanto!) nos ponemos rumbo al apartamento, para ducharnos y vestirnos de personas. Antes de cenar, nos da tiempo a visitar un poco el centro. El centro es bastante pequeño, pero nos sorprendió enormemente. Sabíamos que lo más destacado era el Palacio de Diocleciano, pero no sabíamos realmente qué era. Nos dejó con la boca abierta. Unas imágenes valen más que mil palabras.


Palacio Diocleciano

Palacio Diocleciano
Palacio Diocleciano
El palacio no es tal, en el sentido de que no es un edicio cerrado. En realidad es un recinto rectangular rodeado por muralla, originalmente una mezcla de villa romana y campamento militar, en el que se apiñan un montón de eficicios interesantes. Fue construido por los romanos entre el siglo III y IV.

Existen cuatro entradas al palacio, y en la Puerta de Oro se encuentra una de las estatuas más famosas de la ciudad. Es obra del escultor croata Iván Mestrović, dice la leyenda que si le tocas el dedo pulgar del pie tendrás suerte o se te cumplirá el deseo que elijas.

Escultura
Todavía con el asombro en el cuerpo, nos dirigimos hacia la Riva donde la oferta de restaurantes es enorme. Encontramos un sitio de pizzas que estaban bien de precio y resultaron estar buenísimas.

Y con el cuerpo y la mente felices nos volvemos hacia el apartamento, viendo que la ciudad todavía estaba llena de vida (muchísima, muchísima marcha). 

Miércoles 13 Julio: Al haber decidido coger el ferry de las 11 en lugar del de las 8:30, tuvimos un par de horas para terminar de visitar la ciudad. Así pudimos ver el mercado verde, con muchos puestos de fruta y verdura (y souvenirs) que ponen pegados a la muralla.

Volvimos a dar un buen paseo por el palacio, sin dejar de maravillarnos. Entramos en la Catedral (muy pequeña), con la entrada también se puede ir a la cripta (también muy pequeñita). Por un poco más, también se puede subir a la torre, pero íbamos justos de tiempo.

Nuestra siguiente parada sería el mercado de pescado en la calle Marmontova, es un mercado, mitad cubierto, mitad aire libre, donde poder pasearnos y ver cuales son los pescados de temporada. Una pena no poder comprar algo y cocinarlo en el apartamento a la hora de comer.

Sin tiempo para más, volvemos al apartamento a recoger las maletas y ponernos rumbo al ferry. En coche estaba a pocos minutos. Resultó un poco lío saber cuál era nuestro ferry, así que preguntando dimos con la cola (inmensa!) pero aún así la capacidad del ferry para coches es enorme, así que entramos sin ningún problema.

El ferry a la Isla de Hvar son unas dos horas. Disponen de bancos acolchados con mesa en un salón acondicionado, así que muy cómodo. Nos hicimos unos bocatas para almorzar y nos tumbamos un rato para echar una siesta hasta llegar a la isla. 

El ferry va a Port Stari Grad, y se tarda 20 minutos en coche en llegar a la ciudad de Hvar. La ciudad es peatonal, pero en la entrada hay parkings que por 10 kunas la hora puedes aparcar y eso hicimos.

Al entrar lo primero que se ve es la plaza principal donde destaca la Catedral de San Esteban del S. XVI, con su fachada renacentista. Intentamos un par de veces entrar, pero siempre estaba cerrada.

Plaza Principal de la ciudad de Hvar

Plaza Principal de la ciudad de Hvar con la Catedral al fondo
Decidimos parar a comer y encontramos un sitio de menú por 13 euros y allí nos metimos. La verdad es que una cosa que nos sorprendió del viaje es que todos los sitios tenían una comida bastante buena, no intentan engañar al turista y eso es de agradecer. Éste se llamaba Luna.

Tras comer nos dirigimos a la Riva, pero tras recorrerla un poco, decidimos que hacía mucho calor y nos metimos a callejar la ciudad. Muy tranquila y muy agradable y con mucha sombra.

Vistas desde la Riva
Tras empaparnos de la ciudad, decidimos subir a la Fortaleza Española. Se llama así porque en la construcción colaboraron algunos ingenieros españoles. La fortaleza originaria se destruyó tras un incendio y posteriormente se reconstruyó. Para llegar a este emplazamiento hay que subir una cuesta, pero merece la pena ya que la panorámica es espectacular.

Vistas desdela fortaleza
Y ya nos iba apeteciendo un poco de playa, así que recogimos el coche y nos fuimos a la playa más cercana a la ciudad. Es una playa de cantos rodados, pero aunque el agua está limpia, te podrías encontrar restos de basura de la gente maleducada, así que nos dimos un baño rápido y decidimos probar otra playa camino del ferry, la playa de Dubovica. Se deja el coche a un lado de la carretera y hay que bajar unos 5-10 minutos hasta llegar al nivel del mar. Esta playa es espectacular, no había casi gente y si digo que el agua era transparente, me quedo corta.

Playa Dubovica
Con el mono de baño apaciguado ya nos ponemos de camino hacia el ferry. Aprovechamos que hay un super cerca para comprar las provisiones para el día siguiente. El ferry sale puntual a las 20 y sobre las 22 y poco llegamos a Split. En una media hora se llega a Trogir, que era nuestro destino de la noche. Tuvimos un poco de problemas en llegar hasta el apartamento, porque algunas calles son estrechas ya que hay coches aparcados en ambos lados, así que decidimos dejar el coche un poco lejos e ir andando al apartamento. La dueña de Apartment Luna al enterarse, se ofreció a llevarnos en su coche al nuestro e indicarnos la mejor forma de llegar al apartamento (además habíamos aparcado en zona de pago, que por lo visto sólo pagan los turistas, así que menos mal). Fue muy amable. Se trata de los apartamentos Luna.

Y con esto terminaba otro gran día y tocaba descansar para visitar la ciudad al día siguiente.

Jueves 14 Julio: Desde el apartamento vamos dando un paseo de unos 15  minutos hasta la Plaza Juan Pablo II. Es la plaza más bonita de Trogir y en ella se encuentran los edificios más emblemáticos de la ciudad: la catedral de San Lorenzo, el palacio de los rectores, la lonja y la iglesia de San Salvador, conocida por su torre del reloj. A un lado de la plaza encontramos también el Palacio Cipiko.

Plaza de Juan Pablo II con la catedral al fondo
La Catedral de Trogir se puede visitar previo pago e incluye la subida a la torre. Desde lo alto puede verse toda la ciudad. Vale la pena subir, pues las vistas son realmente bonitas.

La Iglesia de San Salvador es famosa por el enorme reloj de su torre. El palacio de los rectores se encuentra entre las dos iglesias de la plaza.

Iglesia de San Salvador y Ayuntamiento

Vistas desde la torre de la Catedral
El centro es realmente pequeño y es interesante perderse un rato por sus callejuelas. Tras pasearlas un rato, nos dirigimos al paseo marítimo y llegamos hasta la Fortaleza de Carmelengo y la Torre de San Marcos. Al ser de pago decidimos no acceder pues tampoco le veíamos mucho sentido.

Fortaleza de Carmalengo
Seguimos callejeando un poco más y tras comprar algún souvenir, decidimos tomar un pequeño almuerzo para reponer fuerzas y ya volver a por el coche

Trogir
Nos ponemos rumbo a Sibenik, que está aproximadamente a una hora de camino

Aquí tuvimos mucha suerte porque nuestro apartamento elegido de los disponibles en Šibenik Apartments Stars había tenido un problema y nos dieron otro que estaba en pleno centro. Además, habíamos reservado plaza de parking y el dueño nos pagó un parking de pago. Para rematar la amibilidad, nos dijo que nos pasáramos por su heladería cuando quiséramos y nos invitaba a un helado o un café.

Tras dejar las maletas en el apartamento, salimos en busca de algo para comer. Justo en la pequeña calle perpendicular al apartamento vemos un sitio con buena pinta y allí nos tomamos una buena jarra de cerveza con un plato de pescado y otro de verduras asadas, muy buenos.

Tras un rato de sobremesa nos ponemos a visitar Sibenik, una ciudad con mucho encanto. Lo principal es la Plaza del Ayuntamiento, donde se encuentra la Catedral de Santiago (Patrimonio de la Humanidad).

Plaza del Ayuntamiento

Catedral de Santiago
Tras la visita, nos ponemos a deambular sin rumbo fijo disfrutando de cada callejuela. Nos encontramos con los carteles para visitar el Fuerte de San Miguel y allá que nos dirigimos. La entrada nos pareció especialmente cara, sólo merecería la pena entrar por las vistas, pero optamos por no entrar y seguir paseando la ciudad. Recomendamos entrar en la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, una pequeña iglesia ortodoxa donde el sacerdote te la explica muy amablemente.

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción
Llegados a este punto, nos dirigimos a tomarnos nuestro helado de cortesía. Tras el cuál, decidimos subir al apartamento a por la ropa de playa y encaminarnos hacia el paseo marítimo.

Se tarda como 20 minutos en llegar a la playa, pero el paseo es más que agradable. Además desde la playa se tienen unas vistas alucinantes de Sibenik. Aquí nos daríamos nuestro último baño en aguas adriáticas.

Playa con Sibenik al fondo

Sibenik

Paseo marítimo
Tras el baño y mogollón de fotos más de la ciudad, volvemos a nuestro apartamento a ducharnos para salir a cenar.

Dimos con un sitio que estaba bien valorado en TripAdvisor pero no nos gustó especialmente. Aquí hay que tener cuidado con los horarios de cocina, son más europeos y puedes quedarte sin cenar.  

Viernes 15 Julio: Hoy visitaríamos el Parque Nacional Krka, que se encuentra a unos 40 minutos de Sibenik.

El parque tiene tres entradas y muchas opciones para ver. La más famosa es entrar por Skradin y tomar el barco gratis a la cascada Skradinski Buk. Otras están al norte y pillan mejor para la isla Visovak (convento Franciscano) o el monasterio ortodoxo.

Por la que optamos nosotros fue Lozovac, que está al sur, cerca de Skradinki Buk. El coche se deja gratis en el parking y una vez dentro del parque (previo paso de comprar los tickets) te subes a un autobús que te baja a la zona del sendero peatonal.

El sendero es circular y se tarda una hora más o menos en recorrerlo, quizá algo más según lo que se pare a fotos. A la mitad del recorrido está la zona de baño que, por supuesto, disfrutamos de lo lindo. Así como el sendero tiene una gran afluencia de gente, pocos se animaron a bañarse, por lo que fue la mejor parte del parque para nosotros. 

Stradinki Buk

Vistas desde el sendero

Zona de baño
También en esa zona hay algún restaurante y zona de picnic, donde comimos unos bocatas y algo de fruta. Con eso terminaríamos el resto del recorrido circular hasta el coche.  

Nuestro siguiente destino sería Zadar. Se suponía que en una hora deberíamos haber llegado, pero este día se iba a poner divertido en cuanto a la conducción. Por causas del viento, al poco de meternos en la autopista de peaje, nos obligan a abandonarla. Por lo que la hora de trayecto se convierte en unas dos horas por carreteras secundarias. En fin, paciencia.

Muy cerca de la puerta de entrada al caso antiguo, Puerta Terraferma, hay zonas para aparcar de pago por horas, pero no es caro, así que ahí dejamos el coche y nos ponemos a visitar la ciudad.

Puerta Terraferma
El centro de Zadar se puede recorrer en un par de horas. Tras pasar la puerta decidimos seguir por la calle principal hasta llegar a la Iglesia de San Donato. Junto a ella se encuentra restos del antiguo Foro Romano. Hay muchos pedazos de columnas y capiteles, pero poco queda en pie. La pieza más destacable es la Columna de la Vergüenza, donde se encadenaba a gente que había cometido delitos menores. No existe ningún tipo de protección y la gente se sienta y pisa por estos restos, no nos pareció muy adecuado.

Iglesia de San Donato
Lo que más destaca de la Iglesia de San Donato es su peculiar forma circular. Visitarlo por dentro cuesta dinero y no merece mucho la pena.

Justo al lado se encuentra la Catedral de Santa Anastasia, cuyo campanario es bien visible desde casi cualquier punto del casco antiguo.

Catedral de San Anastasia
Tras estas visitas por el casco antiguo decidimos tirar hacia el mar. Allí se encuentra el Órgano de Mar. No es visible desde fuera (sólo audible) pero, en el interior alberga un conjunto de tubos y una gran cavidad que permiten que escuchemos el sonido producido por las olas. También se encuentra al lado el Saludo al Sol, un gigantesco círculo de 22m de diámetro realizado a bases de placas de vidrio que representa el Sistema Solar (por la noche se ilumina pero no nos pudimos quedar a verlo).

Saludo al Sol
Esta es una buena zona para sentarse a escuchar el órgano y, si el tiempo nos hubiera acompañado, a darse un maravilloso baño en esas aguas del adriático, quizá el mejor sitio de todo el viaje para haberse bañado, pero no me quejaré.


Es muy gratificante recorrer todo el paseo, además aunque no hacía para bañarse, los cielos nos regalaron unas fotos muy bonitas. El paseo termina nuevamente en la Puerta Terraferma, por donde volvemos a entrar. Esta vez giramos a la derecha por unas escaleras para adentrarnos en la Plaza de los cinco pozos, llamada así debido a los cinco pozos que en ella se encuentran y que abastecían a la ciudad de agua antiguamente. 

Plaza de los cinco pozos
Y de ahí, nos dirigiremos a Narodni trg con el reloj del edificio “City Sentinel”. Por último, visitaríamos la bonita Iglesia de San Crisógomo

Iglesia de San Crisógomo
Antes de volver a nuestro coche comeríamos algo y haríamos una pequeña compra en un super y ya estábamos listos para ponernos rumbo a Korenica....

Pero el tiempo y las carreteras croatas parecieron pensar que no era buena idea, la carretera de peaje seguía cerrada y la otra alternativa nos la encontramos también cerrada. Así que nuestra única opción (Croacia no dispone de una gran infraestructura de carreteras) fue recorrer toda la costa hasta poder ponernos rumbo hacia Korenica. La carretera de la costa es realmente bonita, pero con vientos casi huracanados y lluvia, pues un poco de miedete sí se pasó. El caso es que tras unas interesantes 2 horas y media (donde hasta temimos quedarnos sin gasolina, glups) llegamos a los Apartment Milka, donde una super agradable señora nos recibió con unos licores hechos por ella y un riquísimo pastel que hicieron que se nos olvidaran los miedos del camino. La señora no hablaba inglés así que fue divertido hacernos entender usando el Google Translate. 

En fin, tocaba relajar los nervios con una ducha y unas horas de sueño por delante, a ver qué tal sería mañana.

Sábado 16 Julio: Hoy amanecía igual que anoche, con lluvia y mucho viento. Ya nos temíamos que no íbamos a disfrutar de la visita al Plitvice National Park. Quisimos comprar un chubasquero en el pueblo, la dueña del apartamento nos indicó un lugar donde quizá podríamos encontrarlo, pero no tuvimos éxito. Aún así, partimos rumbo del parque, que se encuentra a unos 15 minutos. 

Al llegar al parque, afortunadamente sí vendían chubasqueros, así que le echamos valor y nos dispusimos a hacer el recorrido H.
 
Existen dos entradas, norte y sur y varios recorridos de diversa duración. El H está marcado de 6-8 horas pero se puede hacer en menos tiempo, según lo que te pares. 

El primer tramo del recorrido H es con un tren, que te lleva al punto de inicio para el recorrido por los lagos superiores. Afortunadamente, la lluvia no consiguió amargarnos el momento y disfrutamos mucho del espectacular paisaje. Además, lo bueno de la lluvia es que la afluencia al parque fue considerablemente menor y nos permitió disfrutarlo más.

Desde donde te deja el tren empieza el segundo tramo del recorrido. Éste es andando y se tarda aproximadamente una hora y media, con las paradas a hacer fotos. La mayor parte del recorrido es a través de un camino de maderas, pero hay partes en los que no hay tablones y se forman charcos y barro.

Lagos superiores

Lagos superiores

Lagos superiores
Al terminar este recorrido se puede optar por tomar un barco al punto de inicio (no es el recorrido H) y tomar el barco al punto de inicio para visitar los lagos inferiores. Este recorrido es algo más corto, una hora aproximadamente y si tuviera que elegir entre uno de los dos, me quedaría con éste, es simplemente precioso. Antes de empezar el recorrido hay baños y un pequeño restaurante, donde paramos a recuperar fuerzas para el siguiente tramo de paseo.

Lagos inferiores

Lagos inferiores
Y, finalmente se vuelve al punto de partida en otro trenecito.

Tras la visita la parque, nuestro siguiente y último destino sería Zagreb. Al poco de salir del parque nos encontramos con una pequeña caravana de coches por una boda. Y llegando a Zagreb, tardamos bastante en pasar el punto para cobrar el peaje, pero aún así es la única forma de poder entrar en la ciudad.

Al llegar a la ciudad, pensábamos dejar el equipaje en el apartamento y luego devolver el coche, pero debido a los atascos decidimos ir directamente a devolver el coche primero. Nuestra idea era tomar un taxi después, pero la chica de la recepción fue muy amable y se ofreció a llevarnos. Muy contentos con todo el trato recibido con Last Minute.

Una vez en el apartamento, un rápido aseo y nos marchamos a cenar sin tiempo para más pues estábamos cansados. 
 
Domingo 17 Julio: Hasta las 12:30 que habíamos quedado con el taxi teníamos para visitar la ciudad. Íbamos con pocas expectativas, pero la ciudad nos dio muy buena impresión y no nos hubiera importado quedarnos un poco más de tiempo, pero tendrá que ser en otra ocasión.

Empezaríamos nuestro recorrido por la Plaza Ban Jelačić, centro neurálgico de Zagreb. Además de los tranvías, lo que más llama la atención es la estatua ecuestre de Josip Jelačić, héroe nacional.

Plaza Ban Jelačić
Callejeamos un poco más por calles muy europeas (podrían ser perfectamente de una ciudad alemana). Llegamos a la Catedral de Zagreb. La catedral sufrió un terremoto en el s.XIX, lo que obligó a reconstruir el edificio casi desde cero. Además, debido a la mala calidad de los materiales, en la última restauración (todavía vigente) se han ido reemplazado bloques erosionados por otros nuevos.

Catedral de Zagreb
Tras visitar la catedral y disfrutar un rato de un grupo de baile tradicional que llegó en ese momento, seguimos callejeando un rato y llegamos al Mercado Dolac. Es un mercado al aire libre tradicional donde se pueden encontrar verduras, frutas y flores, principalmente.

Mercado Dolac
Muy cerca del mercado, se encuentran las calles de ocio de Zagreb, con un montón de bares y restaurantes. Nos tomaríamos una cerveza y nos quedamos con ganas por no tener tiempo para probar algún restaurante y algún pub. Otra vez tendrá que ser.

Zagreb
Tras ese pequeño descanso, seguimos rumbo a la Puerta de Piedra. Por varios lugares del barrio de Gradec se pueden ver o intuir las antiguas murallas de defensa. De las cuatro puertas de acceso, sólo se conserva la Puerta de Piedra . En 1731 la capilla que alberga en su interior se libró de un gran incendio y los creyentes le atribuyeron poderes milagrosos, motivo por el cual se convirtió en un venerado centro de peregrinaje. 

Siguiendo por esta puerta, por la calle Kamenita llegamos a la famosa Iglesia de San Marcos. Lo que llama la atención es el tejado, con los dos enormes escudos de armas: el de Zagreb y el de los reinos de Croacia, Eslavonia y Dalmacia. 

Iglesia de San Marcos
De ahí, partimos rumbo a la Torre Lotrščak, pasando por el Museo de las Relaciones Rotas (no entramos, es de pago, nos hizo gracia que existiera un museo con ese nombre). Esta torre formaba parte de la muralla defensiva. Desde allí, cada día se dispara un cañón con confeti a las 12 del mediodía y se tienen unas bonitas vistas de Zagreb. 

Torre Lotrščak
Tras asistir al curioso evento volvemos al barrio bajo por el Paseo Strossmayer. Terminaríamos nuestra visita por la ciudad, con un rápido paseo por la Herradura Verde, una enorme área en forma de U de la Ciudad Baja compuesta por unas 8 manzanas de parques, jardines y paseos arbolados. En el paseo podemos ver numerosos edificios de la época del Imperio austrohúngaro: Pabellón de Arte, la Estación de Ferrocarril y el bello Teatro Nacional Croata. 

Y ya estábamos muy cerca de nuestro hotel y de la hora del taxi, así que ya nos despedimos de Zagreb y de Croacia con un gran sabor de boca y con ganas de volver a disfrutarla en breve.