viernes, 27 de abril de 2018

Lituania y Letonia

Viernes 27 de abril: Nuestro vuelo saldría de Madrid  a primera hora de la tarde y llegaría con un poco de adelanto (y una hora más por el cambio de hora) al aeropuerto de Vilna. Una vez fuera del aeropuerto, enseguida se ve una parada de autobús. Desde allí salen varias líneas que llegan al centro de la ciudad. Nosotros tomaríamos el número 88 y en pocos minutos estábamos ya en Vilna.

Lo primero que hicimos tras dejar las maletas en el pequeño apartamento fue ir a cenar y decidimos seguir el consejo de nuestra anfitriona pues temíamos que si nos demorábamos más nos cerrarían cocinas. Así que, a los pocos minutos de llegar ya estábamos cenando comida lituana y bebiendo cerveza de una pequeña microcervecera de la ciudad. El sitio se llamaba Šnekutis. ¡Así se empieza bien un viaje!.

Tras cenar, como no era muy tarde decidimos dar un rápido paseo para ver qué tal la ciudad un viernes por la noche. La verdad es que es una ciudad muy tranquila y, salvo por la calle Vilniaus, no se veía mucha gente.

Tras esta primera toma de contacto nos iríamos a descansar y ya visitaríamos la ciudad con luz.

Sábado 28 de abril: Hoy visitaríamos la capital de Lituania, una ciudad fácil de visitar en un día y con algún encanto, pero de las ciudades bálticas es probablemente la que menos interés tiene.

Desayunaríamos en un Caif café, una franquicia en la que sirven buen café y tienen alguna tarta. Tras el desayuno y una pequeña compra en un supermercado cercano, nos pondríamos a visitar la ciudad.

Nuestra primera parada sería en el Mercado. Nos suele gustar recorrer los mercados para ver qué suelen comer en los países que visitamos. De paso aprovechamos y compramos un poco de queso y de embutido.

Y nuestra primera parada turística propiamente dicha sería en la Puerta de la Aurora, antigua puerta de entrada a la ciudad construida a principios del s.XVI. En su interior alberga una capilla muy venerada. Nosotros subimos a verla pero nos encontramos con muchísimos fieles y enseguida nos fuimos.
Atravesando la Puerta Aurora
Muy cerca se encuentra la Iglesia de Sta. Teresa, con precioso interior barroco y la Iglesia ortodoxa del Espíritu Santo, con un llamativo retablo color verde (como en muchas iglesias ortodoxas, no se permite hacer fotos).

Tras estas iglesias, nos dirigíamos hacia la Plaza del Ayuntamiento. En el camino nos encontraremos con varias iglesias más como la Iglesia de San Casimiro o la Iglesia Ortodoxa Rusa de San Nicolás. El edificio del ayuntamiento no es especialmente bonito, destaca por su fachada neoclásica. Interesante es recorrer la calle Pilies, la más antigua de la ciudad.
Ayuntamiento
Seguiríamos nuestro  itinerario hacia otra Iglesia con una bonita fachada gótica, la Iglesia de Santa Ana y junto a ella se halla la Bernardinų Bažnyčios. Detrás de estas dos iglesias se encuentra el Parque Bernardine. Merece la pena darse un pequeño paseo (es un parque relativamente pequeño).
Iglesia de Santa Ana
Desde allí queríamos subir a la Colina de Gediminas pero estaba toda la zona de obras y no se permitía el ascenso, así que nos tuvimos que conformar con verla desde abajo. En esta colona se encuentra la Torre Gediminas. A la que sí se podía subir es a la Colina de las Tres Cruces, pero consideramos que no nos merecía la pena el ascenso y también la vimos desde abajo. 

En la zona al pie de la colina se encuentran varias atracciones importantes como la estatua de Gediminas, el Museo Nacional, el Palacio de los Grandes Duques de Lituania y la Catedral de Vilnius. La catedral no es especialmente llamativa por dentro, pero su exterior sorprende bastante. Dispone de una pequeña torre a la que se puede subir (nosotros no lo hicimos).
Catedral
Torre de la Catedral
Tras esta zona nos fuimos a ver la Universidad de Vilnius. Se trata de la universidad más antigua de Europa del Este. Se ha de pagar una pequeña entrada para poder visitar sus patios y la Iglesia de los Santos Juanes y merece mucho la pena. Lo que más nos gustó fue sin duda los originales frescos de la sala de estudios lituanos. Si se quiere también se puede subir al campanario de la iglesia (hay que pagar un pequeño suplemento). Nosotros no subimos.
Iglesia de los Santos Juanes
Frescos de la sala de estudios lituanos
Muy cerca de la Universidad se encuentra el Palacio Presidencial y, por suerte, hoy era el día de jornada de puertas abiertas y se podía entrar en el patio sin problemas. Destaca el pequeño jardín con esculturas artísticas bastante curiosas.
Jardín del Palacio Presidencial
Con estas dos últimas visitas ya nos entró el apetito y queríamos ir a un comer a Craft & Draft. Se come bastante aceptable y las cervezas muy ricas.
Como teníamos tiempo hasta la hora de su cierre decidimos visitar el Museo de la KGB. Tras pagar la entrada (la mujer parecía de la propia KGB por su actitud pero bueno), nos pusimos a aprender un poco sobre la historia de la ocupaciones que sufrió Lituania el siglo pasado, primero la alemana y luego la soviética, desde la II Guerra Mundial hasta su independencia. El museo se llama así porque está ubicado en la antigua sede de la KGB. Merece mucho la pena si se quiere saber más sobre la historia de este país.

Como nos quedaba tarde por delante decidimos ir a la un poco lejana Iglesia de San Pedro y San Pablo. Decidimos ir dando un paseo por el río y así nos encontramos con una bonita y grande escultura.
Escultura cerca del río
Tras una media hora larga de paseo llegaríamos a la iglesia, y nos alegramos de haberlo hecho pues es una auténtica joya del barroco.
Interior de la Iglesia de San Pedro y San Pablo
Interior de la Iglesia de San Pedro y San Pablo
Volveríamos al centro de la ciudad paseando pero por el camino más rápido (no muy bonito eso sí). Y nos adentraríamos en la República de Užupis. Se trata de un pequeño barrio que proclamó su independencia en 1997 y tiene su propia bandera, moneda y hasta un ejército. Lo más curioso de este barrio es la calle donde se puede leer su pequeña (y graciosa) Constitución en múltiples idiomas, entre ellos el español. El monumento más destacable del barrio es el Ángel de Užupis. 
Ángel de Užupis
Constitución de Užupis
Ya poco nos quedaba de visitar de la ciudad salvo dar un paseo por el antiguo Ghetto. Poco queda visitable salvo un pequeño plano del ghetto y un cartel conmemorativo donde estaba la antigua sinagoga.
Y ya quisimos buscar donde cenar y tras algún intento fallido buscando un sitio bueno, bonito y barato (estaban reservados) al final volvimos al sitio de anoche, pero esta vez no salimos tan contentos pues la mayoría de los platos de la carta no los tenían y de los que pudimos pedir tampoco nos entusiasmó mucho cómo estaban preparados.

Y ya por hoy el día no daría más de sí, y nos volvimos al apartamento a descansar.

Domingo 29 de abril: Hoy dejaríamos nuestro apartamento tras desayunar algo en él y nos pusimos rumbo al aeropuerto, pues teníamos la reserva del alquiler del coche a las 10 de la mañana. Tomaríamos el autobús número 1, que es el que más se adaptaba a nuestro horario y en pocos minutos estábamos en el aeropuerto. Los trámites con ADCRental fueron muy rápidos y enseguida ya teníamos nuestro coche y estábamos organizados para seguir haciendo turismo.

La primera parada del día sería en la pequeña ciudad de Trakai. Esta ciudad es conocida sobre todo por su castillo, situado en una bonita isla, pero en general es una zona muy agradable. Dejamos el coche y pagamos la zona ORA con margen suficiente (a priori) para visitar el castillo. Desde la calle principal en pocos minutos se encuentra la entrada al castillo. Se cruza el puente sobre el lago para llegar al mismo y se hace la cola para comprar la entrada (7 euros por persona). En el interior del castillo existen muchas salas visitables, todas con distintos tipos de información (historia, geografía, vajillas, vestuario, etc). Merece la pena pagar por la visita.
Entrada del Castillo de Trakai
Interior del Castillo de Trakai
Tras recorrer las salas dimos un paseo bordeando el castillo. Aquí se puede ver el lago donde hay varias embarcaciones y gente practicando deportes acuáticos (paddle surf, piragua...). 

Y con esto ya nos empezó a entrar el apetito y decidimos recorrer los comercios que bordean el lago por si encontráramos algo decente. Y así, bordeando el lago, y dejando los primeros establecimientos, dimos con un sitio recomendable por precio y calidad de la comida. Comimos con vistas al lago y pudimos probar las famosas Kibinai, una especie de empanadillas grandes, con distintos rellenos.

Antes de ir a comer, tuvimos que echar algo más de dinero al coche pero afortunadamente aparcamos bastante cerca.

Tras comer seguimos bordeando un poco más el lago y luego volvimos al coche recorriendo la calle principal, donde se pueden ver las construcciones típicas de la época.

Una vez en el coche, decidimos visitar la llamada Colina de los Ángeles. Se encuentra a pocos minutos en coche del castillo y es una agradable colina con varias esculturas en madera relativas a motivos religiosos. Es bastante original y una zona muy tranquila, donde apenas van turistas.
Colina de los ángeles
Tras recorrer tranquilamente la colina y degustar una kibiani dulce que habíamos comprado para llevar, nos pusimos rumbo a la segunda ciudad de Lituania, Kaunas.

Elegimos un apartamento donde no tuviéramos problemas para aparcar y estuviera cerca del centro y fue un acierto (se llama Family). Tras dejar nuestro equipaje y recomponernos, nos fuimos a dar un paseo por la ciudad, aprovechando el día veraniego que estábamos teniendo.

Fuimos primero a la zona del Castillo. Dadas las horas ya estaba cerrado y los lunes también cerraba. Aún así, del castillo sólo queda una torre, reconvertida en museo. Aún así se puede subir y ver las vistas de la cercanía. 
Castillo de Kaunas
Seguiríamos el paseo por Santanos Park. Es un bonito parque donde se puede ver la confluencia de los dos ríos que pasan por la ciudad. Tiene muchas praderas donde disfrutar de un picnic y una estatua del papa Juan Pablo II. 

Ya saliendo del parque y enfrente del castillo se puede visitar la Iglesia de St. George. Cuando fuimos estaba en plena restauración, así que poco pudimos disfrutar de su interior.

Y ahora pondríamos rumbo al centro de la ciudad, la plaza del Ayuntamiento en donde destaca el mismo, un imponente edificio en una bonita plaza. De esta plaza sale la calle peatonal y comercial de Vilniaus. Una buena zona para comer, tomar un café o tomar una cervecita. Justo al principio de la calle se encuentra la Catedral de Pedro y Pablo. Echamos solo un vistazo al interior pues se encontraban en misa, ya la veríamos en más detalle mañana.
Calle Vilniaus
 Decidimos recorrer la calle entera hasta llegar a la Residencia Presidencial
Residencia Presidencial
Ahí, volveríamos por la misma calle y tomaríamos un par de riquísimas cervezas locales en la terraza del rePUBlic. Este pub tiene varios repartidos por la ciudad.

Llegado este punto ya era hora de ir pensando en cenar y, siguiendo la recomendación de nuestra casera, fuimos al restaurante Bernelių užeiga. Tienen una gran variedad de platos típicos lituanos y cuesta decidirse, probamos varias cosas, todas bastante buenas y a muy buen precio. 

Y, con esta buena cena, tocaba ya irse a descansar y ya mañana terminaríamos de visitar la ciudad.

Lunes 30 de abril: Tras desayunar en el apartamento, nos pusimos rumbo a visitar el resto de la ciudad. Nuestro primer punto del día sería la Catedral de San Pedro y San Pablo, pues ayer no la pudimos ver en condiciones. 

De ahí, iríamos a la plaza del Ayuntamiento donde ayer no vimos una graciosa escultura de una hormiga, una cigarra y una rana. Escultura inspirada en un autor lituano. En la plaza también se encuentra la Iglesia de San Francisco Javier,  pero estaba cerrada. Tiene una terraza en la que se supone que te puedes subir, pero nosotros estuvimos por la plaza a diferentes horas del día y no estaba abierta.
Plaza del Ayuntamiento
Seguiríamos nuestra visita hacia la Casa de Perkūnas, dios del trueno lituano. Hoy en día es un instituto. Y de ahí, a la ribera del río en la que sobresale la Iglesia de la Asunción de la Sagrada Virgen María, la iglesia más antigua de la ciudad de Kaunas.
Casa de Perkunas
Iglesia de la Asunción de la Sagrada Virgen María
Y muy cerca de aquí, al otro lado del río se encuentra un breve funicular que te lleva a una zona desde donde se tiene una bonita panorámica de la ciudad. A esta altura se encuentra también la Universidad de Kaunas (en la acera opuesta al funicular). Ese día no estaba en funcionamiento, pero hay unas escaleras y en pocos minutos se llega a la misma zona.
Universidad de Kaunas desde el puente

Vistas desde lo alto del funicular

Tras tomar varias fotos y volver a bajar por las escaleras, volveríamos  a la calle principal Vilniaus. Seguiríamos la calle hasta dar con Laisves Aleja, un interesante boulevard de 1.6 kms donde se pueden ver varios comercios de todo tipo y una curiosa escultura en lo alto de la calle de un pescador. Nos paró un local y nos contó que representa a un hombre que buscaba a una mujer para casarse que supiera cocinar, que fuera devota y que fuera virgen. El hombre se quedó 5 años "pescando" sin éxito. En este boulevard también hay una conmemoración a un hombre que se quemó a lo bonzo luchando contra la ocupación soviética.
Pescador en el boulevard
Este boulevard termina en la Iglesia de San Miguel Arcángel. La iglesia nos gustó más por fuera que por dentro. En esa misma plaza está el museo de arte, pero no entramos.
Iglesia de San Miguel Arcángel
En este punto, decidimos hacer un pequeño descanso y paramos a tomar una cerveza en la terraza de otro pub rePUBlic que se encuentra en esta misma calle. Tras este descanso, decidimos comprar un par de ensaladas para tomar posteriormente para comer.

Nuestra intención sería ahora tomar el funicular que te lleva hasta la Iglesia de la Resurrección de Cristo, pero no sabemos por qué motivo hoy tampoco funcionaba. Un chico muy majo nos indicó con él la forma más rápida de subir, pues hay que callejear.
Iglesia de la Resurrección de Cristo
Terraza de la Iglesia de la Resurrección de Cristo

La subida es un poco más larga que la del otro funicular pero es factible. Al llegar destacan las dimensiones de la Iglesia, aunque su interior es bastante soso. Se puede subir arriba de la torre (por ascensor o escaleras). Desde arriba las vistas son bastantes chulas.

Y con unas cuantas fotos, tocaba deshacer todas las subidas hasta llegar a la parte baja de la ciudad. Desde ahí, decidimos ir hacia Vytauto parkas a tomar nuestras ensaladas. El camino se nos hizo un poco más largo de lo esperado pero finalmente encontramos un banco a la sombra donde saciar el hambre y la sed tranquilos.

Con las necesidades primarias satisfechas, dimos un pequeño paseo por este parque donde es frecuente ver a muchos atletas (muchos niños) practicando varios deportes (sobre todo corriendo).

Y de parque a parque, esta vez a un pequeño parque donde se puede ver una pequeña mezquita y una iglesia ortodoxa.

Como ya estábamos bastante aplatanados con el calor fuimos al centro comercial llamado Akropolis a disfrutar de un poco de aire acondicionado mientras nos tomábamos un helado y un café.

Una vez ya recuperados y con el sol más bajo, nos fuimos hacia el Salos parkas. En este parque se pueden dar unos agradables paseos siempre que no haya mucho sol y calor pues no hay sombras. Cuando nosotros fuimos la temperatura era ya muy agradable y se puede apreciar un bonito atardecer sobre el río.
Atardecer desde Salos parkas
Una vez recorrido el parque, decidimos comprarnos unas coca-colas y descansar un rato en la plaza del Ayuntamiento hasta que nos entrara apetito. Y cuando éste hizo su aparición, fuimos nuevamente al restaurante de ayer pues nos quedaron muchos platos con ganas de probar. Nuevamente no defraudó.

Y con estos buenos sabores de boca, regresamos a nuestro apartamento (previa compra en el supermercado) y ya mañana tocaría cambio de ciudad. 

Martes 1 de mayo:Hoy dormiríamos en la tercera ciudad más grande de Lituania, Klaipeda. Pero antes visitaríamos el Istmo de Curlandia. El istmo tiene una parte lituana y otra parte rusa, nosotros nos centraríamos únicamente en la lituana.

La forma de llegar al istmo desde Lituania es un cortísimo ferry que sale desde Klaipeda. Existen dos terminales, la vieja y la nueva. Si se quiere ir en coche (recomendable) hay que ir a la nueva terminal. Al llegar, se paga el billete (es ida y vuelta) y cada 20 minutos aproximadamente salen ferries. El trayecto es super rápido y en unos 10 minutos ya estaríamos desembarcando en Smiltyne. Los horarios de los ferries se pueden ver en: https://www.keltas.lt/en/home/  

Una vez en tierra firme nuevamente nos pondríamos rumbo hacia la Colina de las Brujas. En la carretera habrá que hacer una pequeña parada para pagar la entrada al parque.
 
La colina de las brujas, muy cerca del pueblo de Juodkrante, es un curioso lugar que no te dejará indiferente. A finales de los años 70, artistas locales de Lituania tallaron esculturas en madera. La temática de las mismas es relativa al folclore lituano, con sus cuentos e historias. Es un recorrido que empieza (o acaba) en el aparcamiento y termina (o empieza) a pocos metros del aparcamiento, dando a la carretera principal. En esta carretera se ve claramente donde empieza por la talla de una bruja de madera que señala el inicio (o fin) del sendero. Son unas 80 esculturas que se visitan recorriendo un agradable sendero por el bosque.

Colina de las Brujas
Colina de las Brujas
La siguiente parada en el Istmo sería para visitar sus famosas dunas, las más altas de Europa. Tras dejar el coche en el pequeño parking, te adentras unos pocos metros en el bosque y enseguida se ve el camino de tablas de madera que te acerca a las dunas. Es un entorno protegido, no pudiendo salirse del camino. Llega un momento en que las tablas de madera se acaban y hay que seguir caminando por la arena. Es un tramo corto pero un poco cansado pues no se para de ascender. Al final del camino se tiene un mirador hacia la laguna. Es un bonito camino con algún cartel explicativo de flora y fauna.
Ascenso de la duna
Mirador
Con estas dos caminatas nos empezó a entrar el hambre y decidimos ir a algun área de servicio para poder almorzar de picnic. Al final, dimos con la entrada a una de las playas del istmo. La zona estaba absolutamente tranquila y pudimos comer muy a gusto disfrutando del mar báltico. 
Mar báltico
Tras comer, pasear un rato, tocar el agua y echar unas fotos nos pondríamos rumbo a Nida. Esta sería nuestra última parada en el Istmo. Se trata de una pequeña pero agradable ciudad, donde no hay que dejar de pasear la zona de la laguna. Así se pondrán las típicas casas de la zona y lo más llamativo, los distintos "banderines" que se pueden ver. Son de madera y son todos distintos, pues cada uno es la señal identificativa de un barco.
Típicos banderines en Nida
Tras un intento fallido de tomar un café (estuvimos esperando más de 20 minutos y no fuimos atendidos) decidimos ya partir rumbo al ferry. Tras unos 45 minutos ya estábamos de vuelta en  Smiltyne  y en otros 20 minutos ya desembarcaríamos en Klaipeda.

Después de dejar las cosas en el apartamento y adecentarnos tras el día de calor, nos fuimos a dar un pequeño paseo nocturno y a cenar. Fuimos a cenar a Klaipedos Senamiestis, y nos gustó mucho la comida. Además a muy buen precio.

Antes de regresar al hotel, compramos alguna cosa en el supermercado y ya nos iríamos a descansar. Mañana haríamos una visita más amplia a la ciudad.

Miércoles 2 de mayo: Hoy tocó levantarse pronto antes de que empezara la zona ora para mover el coche a una zona que nos indicó el dueño del apartamento y que no era de pago. Tras este trámite, comer algo y guardar las maletas en el coche, nos fuimos a un supermercado a comprar un par de bollos y café para desayunar. También pasaríamos por la oficina de turismo en donde se puede disponer de mucha información y mapas gratuitos.

Y ahora ya sí, visitaríamos la ciudad en sí, la cual nos gustó bastante. El punto de partida sería la Plaza del Teatro y, delante del mismo, el monumento en memoria al poeta Simon Dach
Plaza del Teatro
De allí, nos dirigimos a la zona del puerto en donde se pueden ver varias esculturas: la escultura del fantasma negro, que nos gustó especialmente. Se encuentra cerca del pequeño puente peatonal.
Escultura del fantasma negro
En la zona del ferry existen otras dos esculturas: una pequeña de una niña (que vimos desde el otro lado del río Dane) y otro de un niño con un perro. 
Escultura de niño con perro en el puerto de Klaipeda
De ahí seguiríamos paseando por la ladera del río. En este paseo se puede ver el edificio del ayuntamiento (en la acera contraria en la que nos encontrábamos). En el otro lado del puente, hay varios detalles que pueden pasar desapercibidos. El primero es una pequeña escultura en la puerta del primer edificio de la calle Tiltų, número 1. Esta escultura es cupido sobre el escudo de la ciudad.

Otros detalles interesantes se encuentran cerca del buque Meridiana (hoy convertido en restaurante), y son en concreto tres esculturas. La primera se encuentra justo enfrente del buque y es la escultura de un hombre a caballo.
Buque Meridiana
La segunda se encuentra en lo alto del edificio y es una escultura de bronce de un deshollinador. Según las leyendas trae suerte a quién pega un botón en la pared (de hecho se pueden ver varios pegados).
Deshollinador
Botones pegados
Y la tercera se encuentra en la esquina del mismo edificio. La obra se llama "un recipiente lleno de dinero" y está precisamente donde se encontraba el primer banco de la antigua ciudad de Memel.

Seguiríamos paseando por la zona del río hasta llegar a las ruinas del Castillo Memelburg. Poco pudimos ver pues estaban de obras y el camino estaba cortado. Así que seguiríamos con nuestro itinerario y daríamos con un enorme belén de Navidad (en mayo :-D).

Nuestro siguiente destino sería para ver de día la zona donde se encuentran las casas más antiguas de la ciudad (calle Aukstoji) y que fue donde estuvimos cenando en el día de ayer. Estas casas son parecidas a las típicas centroeuropeas de entramados de madera. En el camino veríamos la escultura Slibinas (el dragón), una curiosa escultura enfrente de la galería Peda que muestra los orígenes del nombre de la ciudad.
Slibinas
Casas más antiguas de la ciudad
Muy cerca se encuentra el Centro de Comunicaciones Culturales y por esta zona, se pueden ver obras de arte como grafitis.
Alrededores del Centro de Comunicaciones Culturales
Y seguiríamos con el arte en forma de escultura, pues ahora veríamos dos de las más famosas de la ciudad. La primera la pequeña escultura del ratón (al lado del club de Jazz Kurpiai) y la segunda la escultura de granito de gato con cara de hombre. 
Escultura del ratón
Escultura del gato
Y con esto ya daríamos por vista la parte vieja de la ciudad de Klaipeda. Ahora tocaba ir a comer y siguiendo nuestro vicio por las cervezas artesanas fuimos a comer a DOCK. Buenas hamburguesas y buena cerveza, ¡otro acierto!.

Antes de regresar al coche nos quedaba por ver más cosas. Recorreríamos la calle Liepu, donde se pueden ver algunos de los edificios más bonitos de la ciudad, destacando la oficina de correos.

Al terminar la calle, iríamos hacia el Parque de las Esculturas. Se ve que son bastante amantes del arte en esta ciudad. Este parque tiene unas 80 esculturas. 
Parque de las esculturas
¿Lo mismo pensáis que ya no hay más esculturas por ver en la ciudad? Pues sorprendentemente, no. Tras dar un paseo por el parque nos fuimos al paseo Martynas Mazvydas y durante la misma se pueden ver originales bancos, todos distintos entre sí.
Paseo Martynas Mazvydas
Y nuestro punto final del recorrido es la plaza Lietuvininku, una gran plaza pero personalmente me parece que sin mucho interés. 

Del camino al coche nos volvimos a parar en el paseo de los bancos a tomar un café y un dulce y ya tocaba volver al coche y poner rumbo a la ciudad de Šiauliai. Antes de entrar en la ciudad en sí, nos pasaríamos por la Colina de las Cruces. Es un curioso lugar de carácter religioso muy cerca de la ciudad. Es una colina donde existe multitud de cruces de todos los tamaños, materiales y colores. Un lugar que merece la pena visitar, pues no deja indiferente. Existe un parking de pago hasta las 18 de la tarde pero luego levantan la barrera y es posible marcharse sin coste.
Colina de las Cruces
Colina de las Cruces
Y ahora ya sí fuimos a la ciudad en sí. Nuestra idea de parar aquí fue solo buscando un lugar para dormir sin prestar atención a lo que pudiera tener turísticamente hablando la ciudad. Tras aparcar el coche y subir a nuestro apartamento, fuimos primero a un supermercado cercano a comprar para el desayuno de mañana y luego a dar un paseo hasta la Catedral de los Apóstoles Pedro y Pablo , la cual solo pudimos ver por fuera. Tras lo cual, nos pusimos a buscar donde cenar. Nos costó un poco dar con algún sitio que nos convenciera pero finalmente cenamos bastante aceptable en Kapitonas Morganas.
Catedral de los Apóstoles Pedro y Pablo
Como no era muy tarde y no queríamos parar por la mañana, quisimos dar un paseo por la ciudad antes de ir a descansar. Estuvimos recorriendo la calle peatonal de Vilniaus hasta el final. Es una calle llena de pequeñas sorpresas en forma de arte: grafitis, esculturas, montajes aparentemente temporales.... Estuvimos poco tiempo en esta ciudad de la que tampoco esperábamos nada, pero nos sorprendió gratamente esta calle.
Arte en Siauliai
Arte en Siauliai
Arte en Siauliai
Ahora ya sí, pusimos rumbo al hotel a descansar.

Jueves 3 de mayo: Hoy tocaría cambio de país, Letonia. Nuestra primera parada sería a unas dos horas de Šiauliai y sería a Kemeri National Park. Este parque tiene varias rutas pero nosotros sólo nos centraríamos en el Kemeri-bog-boardwalk. Al llegar se tiene que pagar 2 euros para dejar el coche en el parking y a unos 500 metros de sendero por el bosque empieza la ruta propiamente dicha. Hay que tener cuidado de no despistarse porque en el sendero llega un momento en el que hay que torcer a la izquierda. 

Existen dos rutas, una corta (de algo más de un kilómetro) y una más larga de 3,4 kms, que fue la que nosotros hicimos. Ambas rutas empiezan en el mismo punto y llega un momento en el que la corta tira a la derecha y la larga sigue de frente. Como a la mitad del camino de la larga existe una torre de madera a la que se puede subir y tener una bonita visión del parque. Durante el camino existen varios carteles que te van explicando cómo se formó el parque y sobre la fauna y flora del mismo. 
Kemeri-bog-boardwalk

Kemeri National Park. Vistas desde la torre
El camino termina el mismo sendero por el que se empieza pero un poco más atrás, así que en unos 600 metros estábamos de vuelta en nuestro coche y poniendo el GPS para llegar al pueblo de Jurmala. Para entrar en el pueblo con coche es necesario pagar un peaje a la entrada. Se ven varios carteles avisando y existe un pequeño parking para poder dejar el coche y hacer el pago en las máquinas habilitadas para ello. Son 2 euros y hay que introducir la matrícula.

Tras el trámite se puede aparcar fácilmente en el pueblo. Nada más llegar fuimos directamente a comer. Lo haríamos en la propia calle peatonal de Jomas Street, que más adelante recorreríamos con más tranquilidad. El sitio estuvo bastante bien y muy económico. Se trata de Alus Krodzins.

Con las fuerzas recuperadas, seguimos recorriendo la calle Jomas hasta llegar a Dzintari Forest Park. En este parque destacan sus tirolinas (para niños y adultos) pero nosotros fuimos directamente a la Viewing Tower by Architect Bureau ARHIS. Es una curiosa torre desde la que se tienen vistas interesantes.
Viewing Tower
Vistas desde la Torre
Y antes de volver  a nuestro coche, retomaríamos la calle principal hasta llegar al final de la misma y ahí tirar hacia la playa, donde se encuentra el monumento La tortuga. Es una escultura de una tortuga que mira hacia el mar. 
Monumento a la tortuga
Tras pasear un poco la playa, ya sí retornamos al coche y pusimos rumbo a Riga a la que llegaríamos en una media hora.

Tras un rato esperando a que llegara la dueña del apartamento, nos indicó un parking público donde dejar el coche y nos acomodamos en el apartamento.

Estuvimos descansando un rato en el mismo y decidiendo dónde cenar y finalmente nos encaminamos hacia Folkklubs Ala Pagrabs, otro gran acierto del viaje. Buena comida, buen servicio, buenísima cerveza y además música en directo y mucho ambiente. Tuvimos suerte de pillar un trozo de barra libre para poder comer pero por la noche es probable que esté lleno y es aconsejable reservar mesa.

Tras disfrutar de la cena, la cerveza y la música, pusimos rumbo a nuestro apartamento a descansar.

Viernes 4 de mayo: Hoy era un día de fiesta en el país, por lo que pudimos disfrutar de la ciudad con aire festivo muy especial. 

Tras desayunar en nuestro apartamento, empezaríamos nuestro recorrido por la bonita capital del país. Nuestra primera parada sería hacia la Colina del Bastión (Bastejkalns), un bonito parque por el que cruza un canal. Antes de adentrarse en él, nos toparíamos con el Laima Clock, sitio de encuentro para muchos en la ciudad. El parque tiene una zona pavimentada en la que se encuentra el Monumento a la Libertad, símbolo de la independencia de la República de Letonia. Y precisamente debido a que hoy era la celebración de dicho acontecimiento se encontraban ensayando para la actuación que tendría lugar en torno a media mañana. A los pies del monumento había un mapa del contorno del país sobre el que la gente iría dejando flores durante toda la mañana. 
Monumento a la Libertad
Estuvimos un rato viendo ensayar a los músicos y luego nos dirigimos un poco más al norte, al parque de la Esplanāde, donde se puede visitar la llamativa Catedral Ortodoxa (no se pueden hacer fotos de su interior).
Catedral Ortodoxa
Aunque por todo el centro de la ciudad se pueden ver muchos edificios de Art Nouveau, en el llamado distrito Art Nouveau se pueden contemplar los edificios más espectaculares. En concreto, en la calle Alberta iela existen 8 edificios protegidos (números 2, 2a, 4, 6, 8, 11, 12 y 13), y en el número 10b de Elizabetes iela, se encuentra el edificio quizá más conocido.  Merece la pena recorrer ambas calles y otras como Strēlnieku iela.
Art Nouveau en Riga
En este punto ya retomaríamos el camino hacia el centro de Riga, con rumbo a Jacob’s Barracks, antiguos barracones militares y el edificio más grande de Riga. Entrando nuevamente en el centro histórico, donde se puede ver un fragmento restaurado de la antigua fortificación. Una vez dentro, iríamos hacia la derecha, hacia la Puerta Sueca, añadida a la fortificación en 1698 para celebrar la ocupación escandinava de Riga. 
Jacob's Barracks y Muralla
Puerta Sueca
Desde aquí pondríamos rumbo al edificio Saeima (parlamento letón). Enfrente se encuentra la Iglesia de St. Jacob. Lo más destacado de esta iglesia es su alta torre donde se encuentra la campana en un balcón con una cúpula. 

Si continuamos más adelante, daremos con uno de los símbolos de la ciudad, los tres edificios llamados "Los Tres Hermanos". El más antiguo (número 17) pertenece al siglo XV y los otros dos al siglo XVII.
Los Tres Hermanos

Siguiendo nuestro itinerario llegaríamos a la plaza del Castillo, allí se puede ver el Castillo. Dicho castillo ha sido reconstruido y derribada por sus propios habitantes en más de una ocasión. Actualmente es la residencia del presidente.
Castillo de Riga
Tomaríamos la calle del Castillo hasta llegar a la plaza de la Catedral. La catedral es la más grande de los países bálticos y se puede visitar por 3 euros. En el interior destaca el claustro con una colección de restos arqueológicos. En la propia Iglesia lo más llamativo es el enorme órgano. Se hacen conciertos por las tardes y la entrada se puede adquirir allí mismo.
Catedral
Tras visitar la catedral iríamos a uno de los edificios más famosos de Riga, La casa de las Cabezas Negras. Es un bonito edificio gótico reconstruido fielmente pues fue derribado durante la II Guerra Mundial.
Casa de las Cabezas Negras
En la misma plaza se encuentra el Ayuntamiento y el Museo de la Ocupación de Letonia (nosotros ya tuvimos bastante con el de Lituania por lo que no podemos opinar).

Muy cerca de esta plaza se encuentra la Iglesia de San Pedro. Esta iglesia destaca por su enorme torre a la que se puede uno subir pero a un precio bastante caro. Nosotros optamos por no subir y hacerlo por la tarde en la Academia de Ciencias de Letonia, cuyo precio por subir son de 5 euros. Detrás de la Iglesia de San Pedro, se encuentra la Iglesia de San Juan. En la plaza existe una escultura con los músicos de Bremen. La iglesia se puede visitar con un donativo estipulado. Nosotros echamos un ojo y decidimos no pagar. Lo que sí es visitable gratuitamente es el patio, pero tampoco tiene mucho interés. Así mismo, justo al lado se encuentra el "Convent's yard", un pequeño laberinto de calles las cuales alojan actualmente un hotel.

Ya nos quedaban pocas cosas de visitar del centro histórico de Riga. Una de ellas es la Cat's House. Un curioso edificio con una escultura de un gato en cada una de los torres.
Detalle de la Casa de los Gatos
Y cerca de esta casa se pueden ver dos bonitos edificios, el Great Guild y el Small Guild. Ambos edificios art nouveau y ambos restaurados. Actualmente usados como salas de concierto. Se encuentran muy cerca de la animada Plaza Livu. En esta plaza también se puede admirar el bonito edificio del Teatro Ruso.
Teatro Ruso en la Plaza Livu
El siguiente punto de nuestro recorrido sería la Torre de la Pólvora. Actualmente es un Museo de la Guerra.
Torre de la Pólvora
Con esto daríamos por terminado lo más importante de la ciudad y volveríamos a nuestro punto de origen, los aledaños del Monumento a la Libertad para ver el ambiente. Ahora había muchísima más gente, música en un escenario y el mapa de Letonia cubierto de flores. 

Como todavía no era hora de comer, optamos por dar un paseo por el río. Allí se puede encontrar la escultura en una vitrina de Lielais Kristaps y la leyenda de la creación de la ciudad.
Lielais Kristaps
Nuestro paseo fue hasta llegar a la altura del puente próximo al Castillo. Merece la pena recorrer dicho puente para tomar alguna foto de la ciudad.
Vistas de Riga desde el Puente del Castillo
Con este paseo ya sí consideramos buena hora para ir a comer y como nos gustó tanto el sitio de la noche anterior decidimos repetir. Al mediodía está más tranquilo y no tuvimos problema en comer en una de las mesas.

Tras comer, quisimos aprovechar el buen tiempo y el ambiente festivo de la ciudad para pasear con más detalle los parques de la ciudad. Así dimos un paseo por Bastejkalns y luego por el Jardín de Vērmanes, donde había actuaciones de música tradicional.

Aún sabiendo que ya no sería buena hora para visitar el Mercado Central, decidimos acercarnos para ver los antiguos hangares para zepelines. Estos fueron usados por el ejército alemán en la I Guerra Mundial. Estos 5 hangares se usan actualmente para el mercado central. Como sospechábamos ya estaba la zona un poco muerta, pero aún así te puedes hacer una idea de las magnitudes del mismo.

Muy próximo al Mercado Central se encuentra la Academia de Ciencias de Letonia. Desde allí se pueden ver perfectamente dichos hangares y unas bonitas vistas del río y la ciudad.
Academia de Ciencias de Letonia
Vistas desde la Academia
Vistas desde la Academia
Con esta última visita, decidimos volver a nuestro apartamento para descansar un poco hasta la hora de la cena. Esta vez decidimos probar un sitio nuevo (S. Brevinga) y estuvo bastante bien también: buena comida, buena cerveza y buen precio. Además el edificio es bastante bonito.

Tras nuestra pequeña compra en un supermercado cercano, nos retiraríamos a descansar.

Sábado 5 de mayo: Hoy tocaría jornada de castillos, pues muy cerca de Riga (a una hora aproximadamente) se encuentra el Parque Nacional de Gauja, donde se pueden visitar varios castillos.

Nuestra primera parada fue en el Castillo de Sigulda. Este castillo tiene parte restaurada y parte en ruinas. Es una visita recomendable aunque no tiene mucha parte visitable. El precio de entrada son solo 2 euros.
Castillo de Sigulda
El siguiente castillo es el mejor conservado y restaurado, el Castillo de Turaida. Con la entrada no solo se tiene acceso al castillo sino además al curioso parque folk-song y un museo al aire libre etnográfico.

Camino del castillo ya te encuentras con algunas paradas interesantes, como la Iglesia de madera o la casa del jardinero. Existe otra casa visitable añadiendo pagando allí 70 céntimos. Nosotros no lo hicimos pues la visita ya tenía bastantes alicientes.

Y la siguiente parada ya sería el impresionante castillo de ladrillo rojo. Lo más destacable es su enorme torre desde donde se tienen unas vistas espectaculares del entorno y del propio castillo. Muy recomendable la visita, con mucha información en inglés tanto por el interior del castillo como por su exterior.
Castillo de Turaida
Castillo de Turaida
Castillo de Turaida
Tras la visita, hicimos un pequeño descanso en los bancos de madera que hay en el patio interior del castillo para almorzar algo.

Con este pequeño descanso y avituallamiento, nos pusimos a recorrer el bonito parque folk-song con esculturas muy originales relativas a canciones del folclore lituano. Nos encantó.
Folk-song Park
Folk-song Park
Pero la visita no se terminaba con esas atracciones, a lo largo del recinto existen diversas casas donde te cuentan distintas facetas de la vida: los baños, la piscifactoría, los carruajes, el herrero, etc. Muy recomendable recorrerlas.

A primera hora de la tarde ya dábamos por concluída la visita al castillo de Sigulda y decidimos visitar la Cueva de Gutmanis. El entorno es bastante agradable para pasar un día de picnic pero pagar 2,5 euros del parking solo para visitar la cueva no merece la pena. La cueva (o pequeña gruta) solo tiene unos pocos metros de profundidad y lo más destacable son las inscripciones que se pueden ver en la misma, algunas del s.XVII y otras fruto de vandalismo actual. En la cueva te cuentan la historia de Rosa de Turaida, que se veía con su amor en esta cueva, pero la historia no es bonita precisamente.
Cueva de Gutmanis
Así que, aunque debido al poco tiempo que nos quedaba, habíamos descartado llegar hasta Cesis, decidimos ir hasta allí y ver lo que nos diera tiempo antes de que el Castillo (su mayor atracción) cerrara. Así que a las 5 de la tarde ya estábamos en Cesis y, como el cierre era a las 18 de la tarde, tuvimos que elegir entre visitar el castillo medieval o el nuevo castillo que aloja un museo de arte. Nosotros optamos por el castillo medieval.

Para la visita a este castillo, te proporcionan un candil pues la subida a la torre no está iluminada y realmente es necesaria esta luz. Además del toque medieval del mismo, que no deja de ser una curiosa anécdota. Desde la torre se tienen bonitas vistas.
Castillo de Cesis
Castillo de Cesis
Tras la visita a la torre y algún que otro resto del castillo medieval, se devuelve el candil y se pasa a la zona del jardín. Allí se ve la entrada del castillo medieval, que es bastante chulo y además se pueden practicar juegos de la época. Entretenido.

Y con esto, decidimos ir al pueblo a comer algo y tomar un café. Y sobre las 19 de la tarde ya nos podríamos rumbo a Bauska donde pasaríamos la noche.

Domingo 6 de mayo: Hoy nos tomaríamos el inicio con tranquilidad, yendo primero a un supermercado a comprar el desayuno y a echar gasolina.

Una vez hechos ambos recados nos dirigimos hacia el Castillo de Bauska. No estaba en nuestros planes visitar este castillo, pero decidimos que era un buen sitio para desayunar lo que acabábamos de comprar. Y así hicimos, el Castillo tiene dos partes, una que son las antiguas ruinas y otro de nueva construcción (y de pago). Por lo que visitamos únicamente el exterior y se puede echar un ojo al patio interior del nuevo.
Castillo de Bauska
Castillo de Bauska
Así que tras esta rápida parada nos dirigimos hacia el cercano Palacio Rundale. Este palacio tiene dos visitas, el interior del palacio y los jardines, ambas recomendables. El precio en el 2018 era de 11 euros por persona. El palacio es interesante de visitar y tiene alguna sala espectacular, no es de los palacios más llamativos que se pueden ver por Europa, pero merece la pena recorrerlo.

La visita a los jardines es muy agradable y más si el tiempo acompaña. En época donde haya mayor floración debe ser espectacular. Cuando nosotros fuimos (primeros de mayo) había algunas flores pero no todas y ya era muy bonito de ver.
Palacio de Rundale
Palacio de Rundale
Palacio de Rundale
Como no queríamos perder mucho tiempo para comer, decidimos comer en una cafetería al lado del palacio, donde la comida fue aceptable pero muy barato.

Tras un café nos pusimos rumbo al aeropuerto de Vilna, al que llegaríamos unas tres horas más tarde. El trámite de la devolución del coche fue muy rápido, pues al estar cerrado, solo tuvimos que dejar el coche en el parking y las llaves en el buzón.

Por desgracia, el vuelo saldría con más de media hora  de retraso, así que nos compramos un par de cervezas a precio de aeropuerto, y nos quedamos descansando hasta la salida del avión.