martes, 22 de marzo de 2016

Bremen, Hamburgo y Hannover


22 de marzo de 2016: Hoy volaríamos rumbo a Bremen para llegar ya por la noche. Para acercarse a la ciudad hay que tomar el tranvía número 6 que tarda unos 15-20 minutos en llegar al centro. Es importante tener billetes pequeños (5 y 10) o monedas para comprar los billetes, porque las máquinas no admiten billetes mayores.

Tras llegar a la ciudad, nos dirigimos a nuestro hotel que estaba a pocos metros. El Hotel Hanseat fue el hotel elegido y fue todo un acierto. Tiene un gran desayuno, está enfrente de la estación, muy cerca del tranvía que va al aeropuerto y a pocos minutos del centro de Bremen.

Tras dejar el equipaje en nuestra habitación, nos disponemos a cenar algo. Dadas las horas que eran, lo único con cocina abierta era un McDonalds. Tras reponer fuerzas, nos dirigimos al centro para tener un primer contacto con la ciudad. Las calles estaban bastante vacías pues ya eran pasadas las 12 de la noche, así que pudimos disfrutar de la plaza del Rathaus para nosotros solos.

Tras las pertinentes fotos, volvemos al hotel para descansar y ya mañana profundizaríamos en la visita a Bremen.  

23 de marzo de 2016: Tras un rico desayuno, abudante y variado, nos disponemos a visitar Bremen. Nuestra primera parada sería MarktPlatzt, donde se puede contemplar la estatua a los Músicos de Bremen, el propio ayuntamiento (Rathaus), la cámara de comercio (Schütting), la preciosa estatua de Rolando (patrimonio de la Humanidad), la Iglesia de St.Petri y la Iglesia de Nuestra Señora. Tras hacer multitud de fotos de todos estos edificios, nos dirigimos a la oficina de turismo para informarnos de los horarios para la visita al interior del Ayuntamiento, y compramos los tickets para la visita de las 15:00.

Schütting
Estatua de Rolando
Rathaus y St. Petri

Volvemos a la plaza (la oficina del turismo está muy cerca) entramos en la Catedral de St. Petri. Es una iglesia muy grande y tiene su encanto, aunque comparada con otras iglesias que se pueden ver por Europa tampoco destaca especialmente.

Tras alguna foto más, nos dirigimos hacia el bonito y pequeño barrio de Schnoor. Son pequeñas callejuelas con los edificios más antiguos de Bremen. Es un barrio con mucho encanto.  

Barrio Schnoor
Tras recorrerlo, volvemos a la plaza del Ayuntamiento bordeando el río. Seguimos por la famosa calle Böttcherstraße, a la que volveríamos más tarde para ver el carrillón en acción.   

Para comer teníamos reserva (hecha online desde España) en Rathauskeller, el restaurante del Ayuntamiento, localizado en las bodegas.

Como llegamos un poco pronto, decidimos entrar en la Iglesia de Nuestra Señora. No destaca especialmente, además cuando fuimos estaba de obras la fachada.

A la 13:00 en punto entramos en el restaurante. El sitio es muy bonito y nosotros comimos bastante bien. De precio es normal, unos 45 euros los 2 pero no pudimos terminar la comida que nos pedimos (2 sopas y 2 principales). La pega es que son extremadamente lentos en atender. Tanto que al terminar, ya casi era la hora para nuestra visita guiada de las 15:00. 

Restaurante Rathaus
La  visita está bien porque te permite ver el interior del ayuntamiento, donde destaca especialemente una sala (se ven dos salas grandes y una pequeña). Todas las visitas son en inglés y en alemán a la vez, aunque en alemán se suele extender más que en inglés.

Interior del Rathaus


Tras la visita y alguna foto más a la plaza, nos dirigimos nuevamente al barrio de Schnoor a tomar un café con un trozo de tarta. Posteriormente, seguimos recorriendo el barrio de forma más amplia que por la mañana para hacer tiempo hasta las 18:00 que queríamos estar en el Carrillón de Böttcherstraße. Los horarios son a las 11, 15 y 18. Al pasar por la plaza nuevamente, descubrimos la alcantarilla en la que se supone que si echas monedas se escucha cantar a los músicos de Bremen (pero nosotros no los oímos nunca, así que no sabemos si será verdad).
 
  
Carrillón en Bötcherstrasse
Tras disfrutar del espectáculo, nos dirigimos a pasear un poco más la ciudad sin un rumbo fijo. Llegamos a un parque con un molino que ya vimos por la mañana al dirigirnos al centro.

Tras un poco de paseo más, saliéndonos un poco del centro estricto nos dirigimos a cenar a Schüttinger. Es una cervecería que elabora su propia cerveza y con precios asequibles para cenar. Además tiene mucho ambiente y los camareros son muy amables.

Tras la cena, ya nos dirigimos al hotel porque al día siguiente madrugaríamos un poco más para nuestra primera excursión del viaje. 

24 de marzo de 2016: Hoy se nos caería un mito con los trenes alemanes. Teníamos comprado nuestro billete para Hamburgo y al llegar a la estación vemos que aparecía cancelado. Nos cambiaron el billete por uno que salía unos 15 minutos más tarde que el nuestro y que era algo más lento. Además, a mitad de recorrido estuvo parado 10-15 minutos más. No sabemos por qué, porque todas las explicaciones las dan en alemán. Y, el último incidente fue que no iba a parar en la estación central de Hamburgo, teniendo que pararnos en la estación anterior y tomar otro tren. El caso es que llegaríamos a Hamburgo más de una hora después de lo previsto.

En Hamburgo quedaríamos con mi hermano (residente en Alemania) para visitar la ciudad con él. Habíamos quedado en unos de los puentes que atraviesa el lago Außenalster. Nos acercamos hacia el centro propiamente dicho, donde aparece imponente el Rathaus. Se puede visitar una pequeña parte (la entrada principal y un patio). Muy cerca de Rathausplatz se encuentra la Iglesia de St.Petri, pero no destaca especialmente. También está muy cerca St.Nikolai, pero estaba de obras cuando fuimos. 
Rathaus

Con esto, nos dirigimos hacia la zona del puerto, el segundo mayor de Europa. En el puerto destaca Speicherstadt, patrimonio de la humanidad. Son una serie de almacenes de ladrillo rojo que ahora ya no tienen tal uso. Muy recomendable.

Speicherstadt


Paseando por el puerto nos encontramos con los típicos bocadillos de pescado. Así que nos compramos un par de bocadillos, con dos preparaciones distintas de arenque para probarlos. Están muy buenos.
Bocadillos de pescado
Volvemos hacia el centro de Hamburgo, donde nos encontramos con las calles Deichstrasse y Cremon, con las casas más antiguas de Hamburgo.

Tras esto, decidimos pasear hacia el barrio de St. Pauli pasando primero por la Iglesia de St. Michael. Esta iglesia se puede visitar gratuitamente el interior de la misma, donde tuvimos la suerte de ver a los músicos ensayando. Pagando también se puede subir a la torre donde hay unas bonitas vistas de Hamburgo y también se puede pagar por visitar la Cripta. Esta última no merece la pena.

Vistas desde St.Michael
Vistas desde St.Michael

Y tras un agradable paseo nos vamos metiendo por el barrio de St.Pauli, donde vemos el famoso estadio. Y como no, siendo Alemania, nos topamos con una feria y como ya volvía a aparecer el hambre, decidimos hacer una vista para comer unas Bratwust y unos pinchos de fruta con chocolate.

Tras esto, vamos volviendo hacia la zona del puerto, pues teníamos entradas reservadas para visitar el Miniatur Wunderland. Las entradas se pueden reservar online y pagar una vez allí. Se tiene la ventaja de no tener que esperar cola. Para visitar este museo se requiere por lo menos hora y media, dos horas. Es espectacular. Una pequeña muestra:

Miniatur Wunderland
Miniatur Wunderland
Tras visitar el museo, ya nos dirigimos hacia la estación donde picaríamos algo antes de tomar el tren de vuelta. Y ya en Bremen, a descansar para la siguiente excursión de mañana.

25 de marzo de 2016: Hoy tocaría excursión a Hannover y tendríamos más suerte con el tren aunque no con el tiempo, hoy amanecía chispeando. En Hannover hay un recorrido marcado en línea roja en el suelo de unos 4 kms de longitud que te va llevando por los principales puntos. Si se quiere información sobre estos puntos se puede comprar un libreto en la oficina de turismo. El recorrido empieza en la misma oficina de turismo

Se va pasando por el edificio de la Opera, por algunas estatuas hasta llegar una iglesia derruida llamada Aegidienkirche. Fue parcialmente derruida durante la segunda guerra mundial y no fue restaurada, ahora queda como memorial.

Aegidienkirche

El siguiente punto interesante es el Neues Rathaus (Nuevo Ayuntamiento). Se puede visitar el interior y merece la pena ver pasear las diferentes plantas y ver las maquetas de la planta baja. Además se puede comprar un billete para subir a la cúpula y es muy recomendable. Lo primero sorprendente es el ascensor que sube un poco torcido. Y una vez arriba se tienen unas vistas preciosas de Hannover.

Neues Rathaus
Seguimos recorriendo la ciudad, visitando las Nanas de Niki, unas curiosas esculturas.

Nanas de Niki
A unos metros del recorrido se puede ver esta bonita escultura también.
Estatua
Tras lo cuál, entramos en el demonimado Altstadt. Aquí podemos ver una torre de la antigua muralla de la ciudad y las bonitas casas y calles de esta parte de la ciudad. 

Muralla
En el casco viejo también se encuentra la Iglesia del Mercado (Marktkirche) y el bonito edificio del antiguo ayuntamiento (Altes Rathaus). 
Altes Rathaus
En esta zona volveríamos a quedar con mi hermano y nos iríamos a comer a Brauhaus, un restaurante con su cerveza propia y donde se come bastante bien a buen precio.

Hablando sobre qué hacer por la tarde decidimos tomar el coche y acercarnos al castillo de Marienburg, aún a riesgo de pillarlo cerrado (era viernes santo y podía cerrar antes). Llegamos a las 16 de la tarde y con suerte pudimos pillar entradas. Hay dos tipos de visita, la clásica y la histórica. Como mi hermano ya había hecho la clásica cogimos la histórica. No merece mucho la pena porque las habitaciones que se ven carecen de encanto y es sólo contarte la historia de los reyes de Hannover. La explicación es en alemán, con audioguía en inglés. Para la otra visita existen más idiomas disponibles, incluido el español. 

Marienburg
Marienburg
 Sólo por ver el castillo mereció la visita, es realmente espectacular.

Tras la visita guiada, volvemos rumbo a Hannover (es una media hora en coche), donde habíamos dejado sin terminar nuestro recorrido en rojo. Lo retomamos en la plaza del mercado donde lo habíamos dejado. Ya no faltaba mucho, es recorrer la calle peatonal Karmarschstrasse hasta llegar a la estación.

Como nos sobraba tiempo hasta nuestro tren de regreso seguimos dando un paseo por Hannover hasta dar con un buen sitio para cenar.

Tras la cena ya sí tocaba regresar a Bremen y despedirse de mi hermano hasta otra visita.

26 de marzo de 2016: Hoy sería nuestro último día en tierras alemanas y disponíamos de toda la mañana para seguir haciendo turismo. Así que tras hacer el checkout y dejar nuestras maletas en el hotel, nos dirigimos hacia el BürgerPark. Es un parque inmenso que da para pasearlo horas. Echamos allí prácticamente toda la mañana disfrutando de su tranquilidad y de la naturaleza. 
Rolando en Bürgerpark

Bürgerpark
Sobre la 13 decidimos comer antes de dirigirnos al aeropuerto. Lo hicimos en el restaurante Edelweiss, lo cual fue todo un acierto. Se come estupendamente, muy bien de precio, camareros muy amables y el local es digno de ver.
Edelweiss
Y con esto, ya tocaba volver al aeropuerto de Bremen rumbo a Madrid. Volveríamos a tomar el tranvía número 6 de vuelta al aeropuerto (esta vez los billetes los compramos en el mismo tranvía, en las máquinas).