viernes, 26 de mayo de 2017

Nuremberg

Un fin de semana bastante improvisado y un poco a última hora, pero un buen plan. Es una ciudad preciosa, con mucha vida y mucho que ofrecer.

Viernes 26 Mayo: Saldríamos de Madrid a última hora de la tarde, llegando allí en torno a las 22:30 de la noche. La forma de llegar al centro es muy fácil con los Bahn que pasan con bastante frecuencia y en unos minutos te plantas ya en el centro. Nosotros elegimos Adina Apartment Hotel para alojarnos. Un sitio espectacular con un desayuno muy bueno. Estaba muy cerca tanto del tren como de las principales atracciones. 

Nada más dejar las maletas en el hotel, fuimos a dar nuestro primer paseo por la ciudad, habiendo mucha gente por las calles (supongo que el buen tiempo ayudaría), y paseando dimos con un bar de música rock/heavy, y allá que entramos a disfrutar nuestra primera cervecita del viaje, por 3 euros (en Madrid es casi imposible tomarse una pinta de una buena cerveza de trigo en un bar por ese precio). Y allí nos quedamos escuchando buena música, encima les pedimos que pusieran algo de Rammstein y no sólo pusieron una canción, ¡sino varias!... ¿cómo no me va a gustar Alemania?

Al terminar la cervecita y con pocas ganas de recogerse, pero pensando en que habría que hacer turismo nos fuimos ya a descansar.

Sábado 27 Mayo: Tras un buen y completísimo desayuno en el hotel, nos fuimos a descubrir la ciudad. Empezaríamos recorriendo la Calle de los Derechos Humanos, una calle con columnas en donde se pueden leer artículos de los derechos humanos en 30 idiomas. No sabemos por qué el artículo 30, que es el que está en español no tiene columna. Está escrito en un disco, plano en el suelo.

Calle de los Derechos Humanos
Al finalizar la calle se encuentra la muralla del burgo, y tras el tren se puede ver el bonito edificio de la Ópera.

Volvemos otra vez a la parte antigua de la ciudad, y llegamos a Frauentorturm, y justo al lado se encuentra Handwerkerhof o Patio de los Artesanos. Un rincón con mucho encanto, donde existe algún bar y varias tiendas de artesanía local. 

Handwerkerhof
Recorriendo Köningstrasse llegamos a nuestra siguiente parada, que sería la imponente Iglesia de St.Lorenz. Bonita iglesia tanto por fuera, con un montón de pequeños detalles como por dentro. Además, el ambiente que rodea la iglesia es muy animado.


St Lorenz
Por la misma calle y a pocos pasos de distancia, se puede ver a mano derecha  Heilig-Geist-Spital, un bonito edificio aunque no se puede visitar por dentro. 


Heilig-Geist-Spital
Y un poco más adelante se llega a la plaza principal, la

Hauptmarkt
Frauenkirche. Esta iglesia es bonita por fuera (por dentro es muy normal). Tiene la curiosidad de que al mediodía tiene una pequeña animación, en la que los siete príncipes electores saludan al rey Carlos IV.
El otro monumento destacado de la plaza es la Schöner Brunnen o Fuente Bonita. El nombre de la fuente es más que justo. Como detalle curioso, existen dos pequeños aros en la verja que hay que girar a la vez que se pide un deseo.

Detalle de Schöner Brunnen
A pocos metros de esta fuente y cuesta arriba se erige la otra gran iglesia de la ciudad, St.Sebaldus. El interior de esta iglesia es menos monumental que la de St.Lorenz pero merece la pena. También tiene una pequeña exposición con fotos de cómo quedó la iglesia tras los bombardeos de la II Guerra Mundial.

St. Sebaldus
Llegados a este punto ya apetecía comer y probar alguna cerveza de la zona. Paseando dimos con un restaurante en Trodelmarkt (una pequeña islita) con un camarero chileno muy amable que nos recomendó probar el surtido de salchichas de Nuremberg y un asado de cerdo. Todo muy rico y regado con dos cervezas de la zona.

Con las fuerzas recuperadas y la sed saciada seguimos nuestro tour por la ciudad. Fuimos a informarnos sobre las visitas guiadas a los antiguos almacenes de cerveza subterráneos y que también fueron usados como refugios en la II Guerra Mundial. 

La bajada a estos túneles (Rock-cut se llaman) se hace desde la plaza de Albrecht Dürer, y los tickets se compran subiendo por la calle a unos 200 metros.

Decidimos coger el último turno de la tarde y aprovechar para ir a visitar el Kaiserburg mientras tanto. De camino al castillo, llegamos a la Tiergärtnerplatz, una preciosa plaza donde hay varios focos de atención, una torre de la muralla defensiva, una escultura homenaje a la pintura Liebre joven de Alberto Durero. Así mismo, se encuentra su casa (que se puede visitar aunque nosotros no lo hicimos). Esta plaza, al caer la tarde, se llena de gente disfrutando de sus cervezas sentados en el suelo por toda la plaza.


Tiergärtnerplatz
Se puede entrar gratuitamente por la puerta principal y luego elegir qué se quiere visitar pagando. Existen tres zonas visitables de pago y nosotros decidimos visitar las tres. La primera es la visita a Palas with Double Chapel, donde se puede visitar la antigua capilla y alguna de las estancias del castillo. Existen audioguías en varios idiomas para esta parte (que se abonan aparte).

La siguiente zona visitable de pago es el Deep Well. Sólo se visita cada media hora y con guía (en nuestro caso la visita fue en alemán e inglés). Es curioso de ver.

Y, por último, la Torre Sinwell donde se tienen unas preciosas vistas de la ciudad. 

Vistas desde la Torre
Todavía nos sobraba un poco de tiempo hasta la hora de la visita a las rock-cut, así que decimos tomar una deliciosa cerveza roja local en el bar de enfrente.

Llegada la hora acordada volvemos a donde compramos los tickets para conseguir nuestras audioguías (la visita es sólo en alemán) y a los pocos minutos llega nuestra guía. La visita dura aproximadamente una hora y es bastante interesante.

A la salida decidimos visitar los jardínes del castillo, que preferimos dejar para después de la visita. Son muy pequeños, y destaca la pequeña porción de muralla a la que se puede acceder.

Con esto, decimos volver a la zona donde habíamos comido y donde nos faltaban cosas por visitar. Destaca el Henkersteg o Puente de los Verdugos, llamado así porque antiguamente el verdugo vivía en la torre contigua (existe un pequeño museo visitable pero en un horario muy reducido).

Desde el puente de los verdugos se puede ver Weinstadel o Antiguo Almacén de Vino, hoy en día es una residencia de estudiantes y no se puede visitar.

Weinstadel a la izquierda y Henkersteg a la derecha
Y como ya volvíamos a tener hambre fuimos a cenar a un biergarten cercano. Al terminar de cenar, ya comenzaba a anochecer y nos fuimos a dar un paseo por la ciudad viendo cómo se iluminaban los monumentos. Terminamos la noche con un helado en una de las varias terrazas. 

Domingo 28 Mayo: Último día en la ciudad pero con muchas horas por delante hasta la salida del vuelo. Desayunamos tranquilamente en el hotel y pedimos que nos guardaran las maletas hasta la tarde. Hoy empezaríamos visitando la zona cercana al hotel, nos encaminamos hacia Jakobsplatz, allí se encuentra la Iglesia católica de St. Elisabethkirche y la Iglesia evangélica de St. Jakob. Ésta última tiene al entrar detalles del camino de Santiago. 

Continuaríamos por Ludwigstrasse hasta llegar a Spittlertorturm, una de las varias torres que dan entrada a la ciudad vieja. Volveríamos por la misma calle hasta volver a la plaza, donde seguiríamos unos pasos más hasta encontrar la fuente Ehekarussell o Carrusel del Matrimonio, está basada en un poema de Hans Sachs.

Detalle de EheKarussell
El resto de la mañana lo dedicamos a pasear por las calles que más nos gustaron el día anterior, o ir por alguna nueva que no habíamos recorrido, disfrutando de los pequeños rincones que tiene esta ciudad. Sobre la 1 de la tarde nos dirigimos a Hausbrauerei Altstadthof, donde nos pedimos la tabla de degustación de 3 cervezas y luego una cerveza de temporada (deliciosa) y pedimos algo de comer. 

Degustación de cervezas
Tras comer, volveríamos al Castillo para visitar los Jardínes de Maria Sibylla Merian. Un muy pequeño jardín que sólo se visita en un horario reducido.

Todavía nos quedaba un poco de tiempo para seguir paseando, nos compramos un helado que tomamos a la sombra. Decidimos consultar el mapa por si quedaba algo sin visitar y encontramos una pequeña zona que no habíamos recorrido y como todavía teníamos tiempo, allá que fuimos. Así visitamos Tucherschloss (que se puede visitar previo pago) y St. Egidien.

Volviendo por Spitalbrücke, vimos que esa zona tenía mucha actividad de ocio, pero al final se nos echaba un poco el tiempo encima y aceleramos el paso para llegar a recoger las maletas al hotel y poner rumbo al aeropuerto. Se nos dio todo muy bien, y llegamos a una hora más que prudente para el embarque.