miércoles, 28 de marzo de 2018

Frankfurt y alrededores

Escapada tranquila de semana santa con mi hermano para visitar a mi otro hermano en Alemania, donde quizá qué ver pasaba a segundo plano.

Miércoles 28 de Marzo: A última hora de la tarde embarcaríamos muy puntuales con Iberia para llegar 15 minutos antes de lo previsto al aeropuerto de Frankfurt. Mi hermano llegaba en otro vuelo así que nos tocó esperar una media hora hasta que aterrizó su vuelo. La forma de ir a la ciudad es cogiendo el S-Banh que sale desde la terminal 1 del aeropuerto. Nosotros llegábamos a la terminal 2, por lo que para desplazarse hasta la terminal 1 hay que o tomar un shuttle entre terminales o un pequeño tren (ambos gratuitos). Nosotros dimos primero con el autobús, así que esa fue nuestra opción.

Llegaríamos un poco pasadas las 12 de la noche a la estación central de Frankfurt, donde ya haríamos nuestra primera toma de contacto con el ambiente alemán, tomando unas salchichas. 

Y ya el día no daría para más. Nuestro hotel estaba pegado a la estación y fue todo un acierto pues las habitaciones son grandes y cómodas, con minibar gratuito y desayuno muy bueno. Nosotros recomendamos el Hotel Excelsior sin ninguna duda.

Jueves 29 de Marzo: Hoy quedaríamos con mi hermano que vive en Alemania en la ciudad de Heidelberg. Para ello, tras dar buena cuenta de un tremendo desayuno, tomaríamos el tren de las 10:20 de la mañana y en menos de una hora estaríamos en nuestro destino, donde nos esperaba nuestro hermano con su coche. Con él, nos acercamos al centro de la ciudad y lo dejaríamos en un parking (7 euros por unas 6 horas). Desde el parking recorreríamos la calle comercial de Hauptstrasse. Es una calle de más de 1 kilómetro de longitud, buen lugar por si se quiere comprar algún souvenir, sobre todo en la proximidad de la Iglesia del Espíritu Santo. Es una iglesia cuyo interior no destaca especialmente, también es posible subir a su torre por 1 euro, pero nosotros preferimos ver las vistas desde el Castillo. 
Iglesia del Espíritu Santo
 Tras visitar las tiendas de souvenirs nos dirigimos hacia el Castillo.
Castillo visto desde la ciudad
Para subir al Castillo se puede hacer subiendo los 300 escalones o utilizando el funicular. Si se va a querer visitar el castillo por dentro, no merece la pena hacer la subida a pie porque con la entrada al castillo está incluido el funicular. Por 5 euros más, se puede incluir un segundo tramo de funicular, que es muy recomendable. Es un funicular de época, y el trayecto de vértigo merece la pena, así como las bonitas vistas que se tienen desde la parte más alta.
Funicular


Vistas desde el segundo funicular

Nosotros fuimos directamente a la parte más alta y tras alguna foto y un pequeño tentempié, nos encaminamos a ver el castillo. Hay una pequeña parte que se puede ver sin entrada, pero es recomendable entrar pues el castillo tiene mucho encanto.

Castillo visitable gratuitamente
Una vez pasado el control de entrada al castillo podremos ver el Ottheinrichsbau en el patio central. En el interior existe además un par de joyas, la primera la visita a la barrica más grande del mundo (de 220 mil litros) y otra más pequeña (50 mil litros).

Interior del Castillo
La otra visita interesante que podemos hacer en el interior del castillo es el Museo de Farmacia, cuya entrada ya está incluida en el precio.

Tras esta completa visita al castillo, volveríamos a la ciudad en busca de algún sitio para comer, pues se nos había hecho bastante tarde ya. Dimos con un sitio de hamburguesas que no estaba nada mal (la hamburguesa un poco pasada, pero bien).

Tras recuperar las fuerzas, seguiremos la visita de la ciudad, yendo a la zona del río y su puente con la puerta de Karlstor (por desgracia en restauración cuando fuimos). Curiosa la estatua del gato y los ratones que se encuentra en un lado de la puerta. Las vistas de la ciudad y del castillo desde el puente merecen la pena.

Escultura en la puerta de Karlstor
Y ya pensamos en darnos la vuelta, visitando algún otro edificio como la Universidad. Y con esto ya volveríamos al coche y de vuelta a Frankfurt.

Ya de noche, dimos un pequeño por el centro de Frankfurt y nos encaminamos a una cervecería artesana que recomendamos, tanto por variedad como por el sabor de las cervezas. Se trata de BrauStil. El interior del local es pequeño, pero si el tiempo acompaña tienen terraza con mantitas, y ésa fue nuestra opción.

El día ya no daba más de sí, y nos dirigimos al hotel a descansar pues mañana nos tocaría otra excursión por los alrededores de Frankfurt.

Viernes 30 de Marzo: Hoy haríamos otra pequeña incursión por los alrededores de Frankfurt, en concreto a las ciudades de Coblenza y Wiesbaden. Nuestra primera parada sería Coblenza, que está a algo menos de hora y media en coche. Al ser día festivo se podía aparcar gratis en la calle, y con un poco de suerte no tardamos mucho en encontrar un sitio. Empezaríamos a recorrer la ciudad yendo hacia el Ayuntamiento y la Jesuitenplatz. La plaza con más vida de Coblenza recibe este nombre debido a que en otro tiempo los edificios que en ella se encuentran y que hoy conforman el Ayuntamiento, fueron un convento y un colegio de la orden de los Jesuitas. En el centro de la plaza se levanta un memorial al psicólogo Johannes Müller.
Jesuitenplatz
Muy cerca de esta plaza, se encuentra la Schängelbrunnen. Se ha convertido en todo un icono en Coblenza, aunque no sea especialmente llamativa a primera vista. El monumento es una fuente diseñada en 1970 y lo más curioso de la misma es la pequeña figura que escupe un chorro de agua cada poco (se puede apreciar perfectamente el charco que forma).

Tras esta pequeña incursión por el centro de la ciudad nos dirigimos a la zona del río, donde se puede dar un agradable paseo y visitar por ejemplo el bonito edificio de la Antigua Sede del Gobierno
Antigua Sede del Gobierno
El paseo termina en el inmenso monumento llamado Deutsches Eck, "la esquina alemana". Desde esta parte del paseo sale un pequeño teleférico hacia la fortaleza. El trayecto son 10 euros ida y vuelta y si se quiere incluir la visita a la fortaleza el precio se eleva un poco más. El trayecto en sí es curioso pero muy breve, las vistas desde el mirador son bonitas, pero personalmente no creo que merezca la pena el precio de la atracción. Recomendable en algún trayecto es mirar de frente hacia el monumento, desde arriba se aprecia más si cabe la enorme magnitud del mismo.
Deutsches Eck visto desde el teleférico
Tras subir y fotografiar Coblenza desde arriba, iríamos a comer a un Biergarten cercano, donde dimos cuenta de un buen schnitzel regado con cerveza alemana. Tras un poco de sobremesa seguiríamos recorriendo la ciudad. Así visitaríamos la cercana Basílica de San Castor, la iglesia más antigua de la ciudad.

Seguiríamos haciendo turismo por la ciudad y visitando un par de plazas, la primera sería la Gorresplatz. En el centro de la plaza se encuentra la Historiensäule, una fuente en la que se representa la historia de la ciudad

Historiensäule
Y ya por último iríamos a la plaza de Münzplatz, donde se puede ver alguna escultura.

Tras estas últimas dos plazas volveríamos al coche. Lo primero que hicimos fue hacer un pequeño alto en el camino para fotografiar el castillo de Stolzenfels, que se encuentra a pocos kilómetros de la ciudad. 

Como no era muy tarde, decidimos ir a cenar a la pequeña ciudad de Wiesbaden. Llegaríamos con tiempo de dar un pequeño paseo por la ciudad. Lo más destacable fue la Plaza del Palacio con el palacio del duque, ayuntamientos viejo y nuevo y la Iglesia del Mercado
Plaza del Palacio
También es interesante de visitar la zona del Casino, con sus estanques.
Casino
Tras esta pequeña toma de contacto con la ciudad, cenaríamos en la franquicia Valpiano que ya nos ha solucionado alguna comida o cena en alguna ocasión.

Y, finalmente, emprenderíamos ya el camino al coche para dirigirnos a nuestro hotel a descansar tras un bonito y variado día. 

Sábado 31 de Marzo: Hoy dedicaríamos el día a visitar la ciudad de Frankfurt. Empezaríamos recorriendo el paseo fluvial a orillas del Meno (Main), bonito y agradable paseo hasta llegar al puente de hierro (Eiserner Steg). Es un puente de más de 100 años de antigüedad, donde se puede apreciar las distintas crecidas del río. Ahora mismo está lleno de candados, moda que ya alcanza a cualquier puente del mundo.
Vistas de la ciudad desde el puente
Una vez visitado el puente, nos adentraríamos en una abarrotada ciudad vieja, que respiraba alegría y vida por todos sitios. Muy cerca se encuentra la bonita plaza de Romerberg. En esta plaza son varias las atracciones que llamarán tu atención. Por una parte las bonitas casas de entramados de madera (reconstruidas como las originales destruidas en la segunda guerra mundial), por otra parte las curiosas tres casas que constituyen el Ayuntamiento y por último la Iglesia de San Nicolás. Normalmente también destacaría la fuente de la Justicia, en el centro de la plaza, pero lamentablemente estaba en reforma y no se encontraba en su sitio.
Romerberg

Ayuntamiento
Desde aquí, quedamos con mis hermanos en la Main Tower, desde la que se tiene una buena panorámica de toda la ciudad, y más si el día era soleado como el que nos tocó. Se suelen formar bastante cola para poder acceder a la torre.
Vistas desde Main Tower
 
Vistas desde Main Tower

Una vez abajo, seguiríamos nuestro paseo hasta la Antigua Ópera, un bonito edificio. Desde aquí son varias las calles comerciales que se pueden recorrer, llenas de tiendas, restaurantes y cafeterías. Nosotros conseguimos hueco en una terraza para disfrutar de una cerveza aprovechando el buen día que nos estaba haciendo.
Antigua Ópera
Y, tras la cervecita, ya tocaba ir a comer. No muy lejos se encuentra el restaurente Fisch Franke, donde se puede comer muy buen pescado.

Tras comer y tras visitar alguna tienda de souvenir volveríamos a la zona del río y del Romerberg y de ahí, a la Iglesia de St. Paul. Intentamos visitar la Casa de Goethe pero ya estaba cerrada. Así que nos fuimos dando un paseo hasta la Torre de Eschenheim. Es la única torre que queda de cuando Frankfurt era una ciudad fortificada. Cerca de la torre hicimos un alto para tomar alguna tarta y descansar un rato.
Torre de Eschenheim
Ya rondando la hora de la cena, nos pusimos a buscar algún sitio donde cenar, y tras algún intento fallido (como intentar entrar a un restaurante griego y que dos gorilas nos dijeran que no se podía con zapatillas) acabamos en la estación central comiendo unas salchichas y tan ricamente.

Y esto ya fue todo por este sábado, volveríamos a nuestro hotel a pasar nuestra última noche en Frankfurt.

Domingo 1 de Abril: Hoy aprovecharíamos hasta tarde para dormir y desayunar más tranquilamente sin cabe. Casi a las 12 haríamos el checkout en el hotel y dejaríamos las maletas para dar un último paseo por la ciudad. Entre que no teníamos mucho tiempo y que empezó a llover, antes de las 13 horas ya estábamos recogiendo las maletas y poniendo rumbo al aeropuerto. Esta vez cogeríamos el tren de enlace entre terminales y puntualmente partiríamos hacia Madrid, dando por terminado un bonito y divertido viaje con la familia.